LAS MARIONETAS NO TIENEN MEMORIA


EDITORIAL

Reflexión para los tiempos que vivimos, donde el exceso de información confunde, distorsiona y cambia la verdad

Por Walter R. Quinteros

Dice Esteban Villarocha que Josep Fontana señalaba que lo importante es que un historiador enseñe a la gente a pensar por su cuenta, no a contarle la verdad, sino hacerle desconfiar de todas las verdades adquiridas, estimularle a que piense por su cuenta.

Buen comienzo para esta nota.

Y buena reflexión para los tiempos que vivimos donde el exceso de información confunde, distorsiona y cambia la verdad.

Nos queda la memoria. Y aunque podamos emplear la frase "dado el tiempo transcurrido no recuerdo", bien linda para zafar ante un juez, nos quedan los archivos.

Sabemos que la historia como ciencia exacta no existe. Así lo que planteaba Ronald Fraser en su libro Recuérdalo tú y recuérdalo a otros. La historia de un mismo episodio puede y es contada de forma distinta por cada uno de los participantes en dicho episodio, convirtiendo un hecho acaecido realmente, en muchas historias distintas y a veces dispares.

Navegando un poco por la querida Wikipedia, nos encontramos con John Earl Varey, que fue un "hispanista inglés", que se especializó en el teatro clásico del Siglo de Oro español y el antiguo teatro español de títeres y marionetas. ​​

Varey nos decía:"Los títeres son un verdadero arte popular, y la historia de un arte popular está escrita en el fondo de la mente del pueblo y no en los libros de los eruditos".

Poca gente escribe sobre los títeres.

Se escribe sobre las personas que parecen ser, se hacen, o se los tilda de títere.

Los títeres y los titiriteros hacen, cada día, en cada representación, un poco de historia, no cabe duda, pero hacen historia para compartir: "cuéntalo tú, cuéntalo a otros, recuérdalo tú, recuérdalo a otros". Las representaciones de estos títeres tienen como objetivo principal -dice Villarocha—, utilizar los muñecos para estimular y favorecer un mundo mejor, porque "los títeres no son un arte menor".

Solo que no tienen memoria.

Comienza la función.

¡Bienvenidos señoras y señores, amantes del espectáculo!

¡Bienvenidos respetable público!

La función va a comenzar.

(Se corren las cortinas, y una voz en off dice:)

"Eran los días del año 2016, cuando nuestro caballero Alberto Fernández estaba enfrentado a Cristina Fernández de Kirchner, por la composición del máximo tribunal de Justicia en la República Argentina".

"En ese año, 2016, nuestro caballero Alberto Fernández sostenía que la Corte Suprema de Justicia de la Nación debía tener solo cinco integrantes".

Archivo mata relato: Ver en YouTube el programa "La Quinta Pata", de la TV Pública.

"La Corte es una institución del país —decía, y para eso le levantan el dedo índice a nuestro caballero Alberto Fernández—. Nació con cinco miembros. La Corte tenía cinco miembros, y debe tener cinco miembros. El resto es todo una fantasía".

Se encienden las luces. Los aplausos aturden. El vendedor de golosinas hace su negocio y el respetable señor de los archivos sube a escena y les grita a todos.

Señoras y señores, respetable público. Nuestro caballero Alberto Fernández, ahora quiere ampliar ese número de toda la historia... ¡A veinticinco miembros!

¡A veinticinco miembros en la Corte Suprema!

La gente sale aturdida.

Pero convencida.

Que las marionetas no tienen memoria.



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