CUATRO PREGUNTAS

EDITORIAL

Sobre las habilidades comunicativas de los políticos

Por Walter R. Quinteros

La primera pregunta que me hago: ¿Es la política, algo esencial en nuestra vida?

La segunda pregunta que me hago: ¿Son las acciones o palabras del político, el motivo de conversación diaria de la gente?

Creo que la respuesta a la primera pregunta es: Si, porque la política trata sobre la organización de las sociedades humanas.

Y para la segunda pregunta la respuesta podría parecerse a otro si, ya que la actividad, o no, de los que nos gobiernan o de los que aspiran a gobernarnos y mezclado eso con ciertos asuntos que dicen y hacen, o dejen de decir o hacer —incluso en el ámbito privado—, nos afectan como sociedad. 

Entonces comienzan las conversaciones, en mesas de bares, en el hogar, en las redes sociales. Hasta aparecen en las noticias diarias y, los que medianamente sabemos escribir y analizar, las ponemos a consideración como nuestra opinión al respecto.

El ingenio popular hace lo suyo. Por cada palabra o acción de nuestros políticos, aparecen memes, comentarios sorprendentes y hasta graciosos si se quiere. En realidad, creo que el objetivo final de todo esto, es el marketing que ellos usan.

Con esa idea, los políticos pagan espacios, pautas, adornan periodistas, locutores o fracasados maestros de ceremonias y lanzan unas burradas al aire para tapar sus tropelías que estos se encargan de defender o, de no tocar el tema. 

Y aprovechando sus micrófonos prometen castillos en el aire, anuncian la llegada de milagrosas fuentes de trabajo, desperdigan fantasías con un rústico vocabulario, y hasta hablan con cierta jactancia y altanería de futuras gestiones solo, para tratar de seducir y llegar a la gente a través de ellos.

Porque necesitan que eso que dijeron se comente. Quieren ser tenidos en cuenta. Quieren que su nombre y apellido se instale en la gente, que sus diatribas sean motivo de discusión, de risa, o de llanto. Nada les importa.

Para serles sinceros, eso se llama "habilidades comunicativas", copien —porque todos los medios lo hacen, solo les pido que no me ninguneen e indiquen siempre la fuente—. Los tipos buscan siempre poner los temas de su "agenda" en discusión, muchachos.

Y emergen los grupos de las redes a pleno, a full, todos a comentar, con o sin foto. Y tanto los blogueros como los especialistas en temas políticos, ninguno se queda atrás. Vale. Asi se saca letra, se raspa la olla del rumor y hacen girar la rueda. ¿"Viste lo que dijo"? y hasta el "Dice, que dicen que dijo". Un fenómeno comunicacional. Claro, y está bien, es una noticia a desarrollar. Eso es lo que hay que entender y no juzgar.

Porque ojo, a veces los políticos hablan sobre temas reales. Otras veces, sobre cosas irreales como para desviar la atención. Como apelando a ciertas malas memorias o, a un furtivo desconocimiento y, eso pasa, cuando se los deja hablar.

Tengo la impresión que en esto —y hablando de desarrollar—, se arman pequeños conflictos entre los mismos comunicadores, ya que los hay militantes. A montones.

En mi caso particular, no me llevo muy bien con los comunicadores militantes que están en este trabajo maravilloso que es informar, y eso hace que se ejerciten diariamente para difamarme. 
Favor que me hacen.

Pero dejando eso de lado, tenemos entonces que, lo que puede ser una simple conversación, se sature de repente en temas claramente negativos y lo peor de todo, es que muchos no lo entienden y, no se dan cuenta que así, solo ha ganado el político. Porque por él, se ha entablado un arco perverso de erráticas opiniones.

Aclaro mientras tanto, y para no expandirme demasiado en el tema, que nadie más que mis enemigos se han esforzado tanto para inflar mi ego.

A veces ocurren inesperados milagros. Encontramos periodistas puramente independientes. Caminan por las veredas sin dificultad y con la frente bien alta. Aplausos para ellos.

Para no morir en el intento, periódicamente abandono este escritorio saturado de noticias y temas culturales, y me instalo en la mesa de un bar. Miro al común de la gente y, para serles nuevamente sincero, ciertamente muchos de nuestros queridos ciudadanos, vecinos y compadres, están alejados de todo esto y solo se dedican a su dura labor diaria, que es parar la olla y pagar tasas, impuestos, servicios y patentes. Pero al final, votan.

Al que no me conoce le digo que me encantan los porcentajes y las estadísticas —aparte de escribir en un claro chuncano que según la Asociación de Academias de la Lengua española, es una persona que proviene de la montaña o del campo, que tiene modales torpes y se encuentra en un medio que le resulta extraño—, aclarado esto sigo, y les decía que en este proceso de hiperinflación que hoy padecemos los argentinos, son los políticos liberales los más escandalosos en señalar el tema. Los oficialistas mantienen un sigiloso discurso y la otra oposición, en cambio, y en un alto porcentaje, recurre a la memoria y habla de un pasado prodigioso que cayó herido de muerte hace 70 años atrás.

Me resulta muy difícil encontrar a alguien para hablar sobre este tema y sobre los posicionamientos regionales a nivel mundial que en estas circuntancias actuales de climas de guerras y desamparos, se avecinan, como para cambiar de aire. Pero no, más bien se habla de lo que dijo Fulano. De que se acomodó Mengano. Que se postula Perengano. Y del panqueque de Zutano.

Ha vencido la "habilidad comunicativa". Pareciera que nuestro mapamundi comienza en la rotonda de la ruta 38. Que nuestro Sur es el dique y nuestro Norte son las flores de plástico que forman las bolsitas de supermercado encajadas en los espinillos del camino a Dean Funes.

No muchachos, hay un mundo más allá, que nos afecta en cada decisión que ellos toman. Pruebas a la vista, recuerden mi editorial del domingo sobre el paseo que se dieron por estas tierras ciertos funcionarios gubernamentales para bendecir a futuros candidatos.  Y que otro medio me copió sin poner la fuente —insisto en ese detalle, muchachos—.

Volvamos a valorizarnos como sociedad. Si instalamos la conversación perniciosa de lo que dijo o hace un político en las mesas de las familias, es hora, creo, de que también instalemos temas relevantes como los Recursos Naturales, las posibilidades de empujar la minería, de los proyectos del camino a Catamarca, de la posibilidad turística que nos puede brindar el Parque Pinas, de potenciar al sector exportador, de las cualidades del sector educativo de la región, de la posibilidad de incorporar modelos empresariales, de atraer tecnología, de cine, teatro o de valorizar cada vez más nuestro hospital para no poner en riesgos vidas ni gastar tiempo ni combustibles en penosos viajes a Córdoba, y eso es algo que hasta ahora muy pocos candidatos han hablado. Y, que los actuales supieron mentirnos por su ineficacia.

Casi que, como comunicadores sociales, aquí se sabe más dónde estuvieron algunos políticos la noche del sábado pasado y con quién, a que si ellos tienen algún mínimo conocimiento sobre estrategias políticas territoriales como para autodefinirse candidatos. Bueno.

La tercera pregunta que me hago: ¿Y si hablamos de exigirles a los políticos que nos digan o que hagan algo que demuestre que saben de política y no solo de sus buenas intenciones?

La cuarta pregunta que me hago: ¿Y que tal si en vez de buscarme roña analizan sin camisetas partidarias, algo más profundo y sincero que sea positivo para nuestra sociedad? 

Creo que la respuesta para la tercera pregunta es: Ojalá que sí. Ojalá que abran los manuales.

Creo que la respuesta para la cuarta pregunta es: Que yo no se exactamente dónde les aprieta el zapato a algunos mercenarios de las noticias. Pero ojalá alguna vez, tomen más en serio este trabajo. Y ojalá sepan reconocer, las cosas como son.




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