CONTRA LA BOLUDOLOGÍA

 OPINIÓN

Cuando la coherencia prima sobre la estupidez y los falsos modelos



Por Rubén Lasagno

Para “conmemorar” los 46 años del último golpe cívico militar, organizaciones de derechos humanos y sindicatos de Bariloche convocaron a una marcha hasta el Centro Cívico, con el objetivo de repintar los pañuelos dibujados en el piso que recuerdan a las víctimas de la represión.

Pero como todo lo que concierne a la izquierda vernácula, erigida en los que nosotros denominamos “boludología” (no ideología), una vez frente al centro cívico de esa ciudad, no tuvieron mejor idea que atacar el hermoso e imponente monumento al General Julio A Roca erigido sobre un amplio pedestal, con el ex presidente montado sobre su caballo y mirando al lago.

Los idiotas de siempre (los hay en todos lados y en Río Gallegos, abundan) taparon con una bolsa negra y una cuerda, la cabeza de Roca (simulando un ahorcamiento) y la cruzaron con una bandera argentina atada a la figura del caballo, con leyendas en mapuche. Y para completar la maravillosa obra de la izquierda inservible, pintarrajearon todo con aerosol con los mensajes de siempre: repudio al genocidio, cárcel a los represores y finalmente terminaron vandalizando el monumento y dejando todo hecho un desastre. No pudieron cosechar nada más que bronca de la sociedad barilochense, por esta actitud de marginales, extemporáneos, irrespetuosos de la historia argentina y estúpidamente consagrados a las ideologías vetustas y violentas.

Y contraponiéndose a esta actitud salvaje, antisocial y mercenaria de los grupos mal llamados “de izquierda” y los “pseudos mapuches”, apareció un grupo de jóvenes mendocinos que están de vacaciones en la ciudad rionegrina y ya de vuelta de una excursión, cuando se dirigían a almorzar, vieron la magnitud del desastre y se les activó la actitud de cualquier persona lógica, coherente y honesta: Ayudar a reparar la salvajada de los estúpidos. Y trabajaron (cosa que no conocen los que pintaron el monumento) hasta limpiar la ofensa.

La única esperanza del pueblo argentino son los jóvenes que luchan por retener la esencia del buen tipo, la solidaridad, la participación comunitaria detrás de objetivos comunes, la bondad en sus acciones y el trabajo y la educación como únicos motores del futuro para las próximas generaciones.

Unos pocos estúpidos, vagos e inmorables, no pueden eclipsar la voluntad de la mayoría y sobre eso debemos luchar, haciendo como los chicos del Colegio Marista San José de Mendoza, cuando limpiaron el desagravio a una figura histórica del país en una ciudad que no era la de ellos, pero que sintieron propia ante el ataque feroz a la memoria y a la historia argentina, que produjeron inadaptados que no pueden ver más allá de lo estrecho de sus mentes contagiadas de odio y servilismo ideológico banal y sin ningún sentido. O tal vez porque no serían capaz de hacer ni el 0.01% de lo que hizo Julio Argentino Roca por el país y la Patagonia hace 125 años. 

(Agencia OPI Santa Cruz)

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