A CONFESIÓN DE PARTE, RELEVO DE PRUEBAS

OPINIÓN

Las "democracias populares"

Por Carlos Mira

En una conversación con su entonces secretario, John William Cook, un extravagante comunista que quizás haya sido el primer ariete del entrismo, Juan Domingo Perón le confesaba “El siglo XXI, mal que le pese a los anglosajones, será de las democracias populares. Es la línea perfilada por las corporaciones de la Edad Media, que vuelve a levantar sus banderas. La Revolución Rusa, Mussolini y Hitler demostraron al mundo que la política del futuro es de las masas organizadas”

¿Qué más agregar, no? Pero desgranemos la frase, por favor.

En primer lugar Perón habla de “democracias populares”. ¿Qué carajo es eso? ¿Qué es? ¿Un concepto racista? ¿Una democracia de los “negros” y los pobres”? ¿Qué mierda es una “democracia popular”?

La democracia es la democracia: un sistema que a la misma vez sirve, por un lado, para discernir de un modo justo a quien debe entregársele la administración TEMPORAL del país y, por el otro, para evitar que quien detenta la administración avasalle los derechos de quienes no la tienen. Eso es la democracia. Punto. Todo lo demás son agregados demagógicos diseñados para camuflar lo que no es otra cosa que un sistema de robo del Tesoro Público para beneficio personal.

Luego Perón dice que (el de las “democracias populares”) es el perfil de las corporaciones de la Edad Media “que vuelven a levantar sus banderas” como si efectivamente estuviera defendiendo el regreso del mundo a una de las épocas más oscuras de la humanidad en donde la suerte de los hombres (de su vida y de su futuro) estaba en manos de tiranos incalificables que, sin apelaciones, decidían sin más sobre la vida y la muerte de los demás.

Perón habla de las “corporaciones” que, efectivamente, eran las fuerzas dominantes del medioevo y que servían de sustento a los déspotas que vivían en un mundo de obscena corrupción y rampante desigualdad.

Según él, ese es el modelo “que vuelve a levantar sus banderas” y que, en la Argentina, debía encarnar el peronismo.

Para rematar este verdadero sincericidio dice que “la Revolución Rusa, Mussolini y Hitler demostraron al mundo que la política del futuro es de las masas organizadas”.

Como se ve, el ideal peronista se halla detrás de cada experiencia traumática (cuando no directamente extravagante) que ha conocido la humanidad, incluidas las que protagonizaron los genocidios mas espantosos de la historia humana, como son la revolución bolchevique y el nazismo.

Perón subraya el concepto de “masas organizadas”, el sostén de su fascista esquema de “comunidad organizada”, embrión en el que hay que buscar el origen de la miseria argentina.

Un sistema basado en esa masa amorfa, indiferenciada, anestesiado su raciocinio por el grito colectivo, encumbra al líder mesiánico (Lenin, Hitler, Mussolini, Perón) que guía a su rebaño y que lo defiende de sus enemigos, los cipayos, los anti-Pueblo, los anti-patria.

Ese razonamiento es el que pretende reflotar quien quizás sea la persona más ignorante que pise hoy el suelo argentino: Cristina Fernández de Kirchner.

La vicepresidente sostiene públicamente que el sistema organizado por la Constitución de 1853 es “antiguo porque deriva de la Revolución Francesa, época en la que no existía la luz eléctrica”, argumento con el que pretende convencer a las masas amorfas y tan ignorantes como ella de que es hora de las “democracias populares” que, como bien relataba Perón, implicaría retrotraer al mundo a una época en la que no solo no había luz eléctrica sino donde no había vida.

Ya hemos explicado mil veces que la democracia moderna no tiene nada que ver con la Revolución Francesa. Ya hemos dicho que la escuela jurídica de la Constitución es la de las instituciones que surgieron en Inglaterra primero y en los Estados Unidos después: si nuestro sistema es anglosajón, mal que le pese a Perón, a Kirchner y al peronismo.

Y ese sistema anglosajón nos dio casi 100 años de un progreso inusitado, materia de estudio mundial.

El mismo progreso que el peronismo destruyó con su exitosa propuesta de volver a la Edad Media por la vía de la comunidad organizada, de la que tan buenos modelos eran la Rusia comunista, la Alemania nazi y la Italia fascista.

A confesión de parte, relevo de pruebas, señores: el propio fundador del peronismo confesó inspirarse en las corporaciones de la Edad Media que volvían a levantar sus banderas con Lenin, Mussolini y Hitler.

He escrito como veinte párrafos cuando, en realidad, no hacía falta escribir ninguno.

(THE POST)

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