OPINIÓN
Una encuesta revela cuál el impacto del portazo
Por Alberto Beto Valdéz
La última encuesta de Fixer muestra una amplia aprobación al acuerdo con el FMI. Un 75% está de acuerdo y apenas un 13% lo rechaza. Incluso, el respaldo es mayoritario entre los simpatizantes del presidente Alberto Fernández: 62% a favor y 24% en contra. Máximo Kirchner tiene un 70% de negativa.
El terremoto político que generó Máximo Kirchner con su carta desafiante y la renuncia a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos no se condice con la sensación térmica que hay en la calle. Evidentemente el kirchnerismo padece de miopía política o vive en un profundo microclima ya que la amplia mayoría de la opinión pública apoya el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y el jefe de La Cámpora tiene una imagen negativa más alta que el presidente Alberto Fernández y su madre Cristina Fernández de Kirchner.
De acuerdo al último sondeo nacional de la consultora Fixer, de muy buena performance en sus pronósticos electorales el año pasado, un 75% se muestra a favor del entendimiento con el FMI que tanto demonizan los K y apenas un 13% lo rechaza. Incluso, el respaldo es mayoritario entre los votantes de los Fernández en 2019: 64% a favor y 24% en contra.
Siendo aún más detallistas, los autores de la encuesta interrogaron en base a las simpatías políticas actuales. El 60% de los seguidores de Fernández avalan el acuerdo con el Fondo y un 32% lo rechaza. Los números son todavía más favorables entre los decepcionados con el jefe de Estado: 67% respalda y sólo un 18% se inclina por la negativa. Ni hablar entre los adherentes a Mauricio Macri: 89% a favor y 5% en contra.
A su vez, la aprobación de la figura de Máximo está en caída libre. Con un 70% de rechazo supera en imagen negativa a Fernández, Cristina y al gobernador Axel Kicillof. Entre diciembre y enero su imagen positiva pasó de 24% a 21% y la negativa subió 61% a 70%. Se trata de números lapidarios y casi irreversibles para un dirigente político que se supone que tiene aspiraciones electorales. Probablemente su impopularidad se haya visto profundizada por el portazo de esta semana que parece haber caído mal entre propios y extraños.
No cabe ninguna duda que la opinión pública nacional ha variado sustancialmente y expresa un cambio de paradigma donde el relato kirchnerista, que alguna vez tuvo respaldo entre jóvenes y clases medias, se ha transformado en un culto de una minoría intensa. Y eso para un espacio político con pretensiones de seguir ejerciendo el poder es un problema de muy difícil solución.
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