LA MASCARADA DEL ACUERDO CON EL FMI

OPINIÓN

El oficialismo, o los pedazos que quedan de él, han entrado en un torneo de declaraciones para deslindar responsabilidades sobre un inminente acuerdo con el FMI



Algunos dirigentes rezuman indignación, porque les toca aprobar un compromiso con el organismo que demonizaron durante décadas de alegre estudiantina `progre' y de relato anticapitalista para consumo del electorado `nacional y popular'.­

Los que tienen que poner la cara en el Congreso, por ejemplo Máximo Kirchner o José Mayans, se retuercen frente a la idea de paladear esa amarga medicina. El primero prefirió renunciar a la conducción de su bloque antes de tener que cerrar el debate pidiendo a sus compañeros que bendigan tanta apostasía. El segundo no renunció a nada, pero exige explicaciones al gobierno con un tono de enojo que parece opositor. Algo que dicho sea de paso la oposición no hace. También reclama que el proyecto nefasto ingrese por la Cámara de Diputados. Algo así como que se lo traguen los diputados primero.­

La batalla por el relato populista se ha convertido de esa manera en el centro de toda la cuestión y lo demás, en una verdadera mascarada. El cristinismo amaga con rebelarse y se disfraza de opositor para salvar el relato setentista de su jefa política. Mientras tanto la oposición funge de oficialismo acompañando al Presidente y el FMI para no aparecer como verdugo le pone condiciones mínimas. No le pide reformas estructurales, ni una rápida disminución del gasto público. La reducción en serio del déficit será tarea del presidente que siga.­

¿Qué quedó de aquella férrea ortodoxia económica de otras épocas? Nada. El FMI es otra víctima de la corrección política y de la polarización en la Argentina.­

Como de costumbre los medios nativos intervienen en la interna peronista haciendo de voceros de uno y otro sector y como de costumbre la descripción confiable de lo que realmente está ocurriendo viene del exterior. En este caso de la pluma del ex funcionario del Fondo Alejandro Werner que en un artículo publicado en Americas Quaterly calificó de "decepcionantes'' los detalles del acuerdo. ¿Por qué? Porque podrán evitar la cesación de pagos y una crisis financiera inmediata, pero no resolverán los problemas de fondo: el estancamiento de la economía y la inestabilidad.­

El FMI ha decidido no pedirle nada al gobierno de Fernández, porque nada puede hacer. Por incapacidad y por falta de apoyo político. Sólo sirve para repartir culpas (a Macri, a los EE.UU. al FMI, al capitalismo, etc.) pero no gobierna, es decir, no toma las decisiones de fondo necesarias para sacar la economía de su actual postración. No lo hacía antes de la derrota electoral, menos ahora.­

Así el Fondo deja para otro gobierno las tareas de reducción del gasto público y del tamaño aplastante del Estado. Ese es su papel en la presente mascarada en la que el peronismo no encuentra dónde ponerse y la oposición exhibe una abrumadora falta de ideas, liderazgo e iniciativa.­

(LA PRENSA)

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