EL ESTADO BIOMÓRFICO

OPINIÓN

La impostura ha tomado el lugar de la circunspección de la razón que guía a la moral

Por Luis Illuminati

Cuando Nietzsche escribió: "Llamo Estado al lugar donde todos beben veneno, los buenos y los malos. El Estado es el lugar donde todos se pierden a sí mismos, los buenos y los malos. El Estado es el lugar donde el suicidio lento de todos le llaman vida", estaba describiendo el estado biomórfico que hoy padece la Argentina.

Nietzsche fue un gran pensador que junto con Arthur Schopenhauer y Soren Kierkegaard impugnaron brillantemente el círculo fatal construido por Hegel del Estado Absoluto como pináculo del pensamiento filosófico que dio pie a los estados totalitarios que surgieron durante el Siglo XX, con la aparición del nazismo y del comunismo.

Desgraciadamente Nietzsche se enfermó y debió ser internado en una clínica psiquiátrica donde terminó sus días. Pero su locura provenía de una sífilis contraída tiempo antes y que fue minando progresivamente su salud. Lo cual no invalida sus ideas filosóficas más relevantes.

Las vidas de Schopenhauer y Kierkegaard tuvieron igual giro -no la locura- sino una clara diferenciación del conformismo o uniformidad alienante del rebaño. Pues como decía Ciorán: "el fracaso es un paroxismo de la lucidez" y Borges: "Toda derrota es una misteriosa victoria". No es el caso de la Argentina cuya mala democracia camina como sonámbula. Ha fracasado no como resultado de una denodada batalla moral sino que se ha rendido sin luchar, propio de una masa miserable que antaño fuera un pueblo digno y orgulloso de su tradición y un león de su soberanía.

Hoy día la impostura ha tomado el lugar de la circunspección de la razón que guía a la moral. Los nombres de los héroes para los jóvenes de las nuevas generaciones no significan nada hoy y se erigen monumentos y se designan calles en regalo a personajes farandulescos o guerrilleros que se unieron a la dictadura e ideología de Fidel Castro.

Estamos viviendo una era de regresiones ominosas, el kirchnerismo ha erigido a Cromagnolandia y ha execrado y desplazando el ideal de una Patria de señores, de caballeros de palabra y defensores de la verdad. El honor ya no cuenta, lo que cuenta es la desvergüenza y la extravagancia sin límite. Se terminó la resiliencia contra la corrupción, se acabó la austeridad y la pureza de las costumbres de antaño. Paso a la Argentina Escatológica. Como decía Voltaire: "Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable".

Asistimos en estos días con el viaje de Alberto a Oriente, a un fenómeno que Luis Felipe Noé llama "la institucionalización del desparpajo". La deuda externa argentina se ha convertido a través de los distintos gobiernos que se han venido sucediendo en una moderna condena como la roca de Sísifo. Las leyes que sancionan los señores poltrones levantabrazos (ahora oprimen un botón) tienen éticamente el mismo espesor de las dimensiones del corazón de una mosca. Truchimanes de la política que nada cambiaría si se tomaran vacaciones "sine die". Parafraseando a Goethe: "es más fácil tejer una corona que encontrar una cabeza digna de llevarla". La pobre Argentina nos parece hoy al compararla con la de ayer, la prometida de Hamlet: "La dulce Ofelia, la razón perdida / cogiendo flores y cantando pasa..."

La Argentina de estos últimos años ha llevado hasta sus últimas consecuencias el aforismo de Bernard Shaw: "El salvaje adora ídolos de madera y piedras, el hombre moderno adora ídolos de carne y hueso". Verbigracia: Maradona, y recientemente Elian Valenzuela (a) L- Gante, personaje que se hizo famoso gracias a que Cristina Fernández lo elogíó y así se hizo famoso.

Decíamos en una anterior nota

https://www.facebook.com/groups/quienesyporque/permalink/3280214782251628/ que el estado biomórfico es la visión deformada de las cosas que tiende a favorecer las formas ambiguas y está íntimamente emparentado con el surrealismo, cuadros de la realidad que son formas cuasi-fantasmales bajo cielos en brumas y pasillos tenebrosos por efecto del consumo de la droga. Ante la pregunta: ¿cómo un país como la Argentina se convirtió en un estado biomórfico? Hay que responder que semejante anomalía surge cuando un régimen cegado por la ambición de poder convierte a la sociedad en un "desconglomerado" -valga la expresión- de individuos librados a su propia suerte, desesperados, atormentados y desunidos.

Luis Illuminati



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