SALIR DEL PLACARD

OPINIÓN

¿Qué quiere decir Patricia Bullrich con “haber dejado algunas ideas guardadas en el placard”?


Por Carlos Mira

En una presentación en Pinamar junto al pensador Santiago Kovadloff, la presidente del PRO, Patricia Bullrich, afirmó que en 2019 JxC perdió la elección “por haber dejado las ideas guardadas en el placard” y que a partir de esa derrota salieron de allí para desplegar esas ideas por todo el país.

Se trata de una reflexión interesante y detrás de la cual se puedan hallar varias explicaciones de lo que ocurre en el país, no solo ahora sino desde hace mucho tiempo ya.

¿Qué quiere decir Patricia Bullrich con “haber dejado algunas ideas guardadas en el placard”? En primer lugar hay que decir que ella hizo estas declaraciones en su carácter de presidente del PRO con lo cual uno debe inferir que se refiere a una autocrítica a su propio partido.

Asumiendo que eso es cierto ¿por qué el PRO decidió “guardar algunas ideas en el placard”? Se trata de un interrogante profundo que, más allá de lo que diga Bullrich ahora, sigue sin responderse, especialmente en lo que tiene que ver con la actitud de sacar del placard esas ideas.

Quizás sea ese punto el fiel de la balanza que divida el campo de lo que se conoce como “halcones” y “palomas” dentro de ese partido.

Porque, a fuerza de ser sinceros, hay en el PRO una diferente visión táctica de cuál debe ser la estrategia de vinculación con el resto de los socios de Juntos por el Cambio. Algunos -como Patricia Bullrich- sostienen que el PRO debe plantarse y defender con más pasión las ideas de la libertad, del antagonismo con el Estado y del regreso de la Argentina al espíritu liberal de la Constitución clásica de 1853. No resulta extraño, en ese sentido, que haya sido justamente ese grupo (que también integra el ex presidente Macri) el que haya tendido lazos de relación con Javier Milei y otros libertarios.

La posición de Macri es curiosa porque si él hubiera tenido la decisión y claridad que parece tener ahora respecto de este punto cuando era presidente, quizás la historia hoy la estaríamos contando de otro modo.

Pero dejando estos desvaríos contra fácticos de lado lo cierto es que en el seno del PRO se está presentando cada vez con más definición esta línea que divide los puntos de vista de algunos de sus integrantes respecto de los otros.

Si bien profundizar una estrategia cuya derivación sea la puesta en peligro de la unidad de JxC sería un error del cual se beneficiaría electoralmente el peronismo, lo cierto es que ese intríngulis debería ser resuelto de algún modo.

Para decirlo con brocha gruesa y para que se entienda, son las ideas del liberalismo las que pueden sacar a la Argentina del formidable pantano en el que la metieron la mezcla de fascismo, peronismo y socialismo de los últimos 75 años. Son las ideas del liberalismo las que se “guardaron en el placard”.

Ahora bien, ¿cuál es el precio de sacarlas? O, en todo caso, ¿cómo se deben sacar? No hay dudas que una fuente de votos electorales que recoge JxC proviene del radicalismo histórico y el radicalismo histórico tiene muchos deseos de mantener en el placard esas ideas, porque no las termina de compartir, porque tiene con ellas complejos tontos (como el que se relaciona con la riqueza material, el dinero, la opulencia y un diseño social que hasta permita la ostentación [estamos hablando, obviamente, de la que pueda justificarse por el éxito en actividades laborales lícitas]) o por lo que fuere. Algo parecido podría decirse de la Coalición Cívica.

La idea de Bullrich de salir fuerte con la defensa de esas ideas al debate público (e incluso sugiriendo que esa debe ser la postura no sólo del PRO sino de toda la coalición opositora) puede provocar un choque serio dentro de JxC.

Quizás lo interesante, antes de salir con los tapones de punta por fuera del placard, sería meterse en el placard donde están las ideas, resolver allí internamente este conflicto y luego sí, todos convencidos, salir del placard con ideas y todo.

Presentar a la sociedad un espectáculo gratuito de desacuerdos no me parece que sea tácticamente conveniente. No hay que olvidar la calaña de gente que hay enfrente que, por conservar el poder, es capaz de hacer cualquier cosa, literalmente.

El camino de la solución argentina tiene complejidades que provienen de los propios complejos –valga la oportuna redundancia- que tienen los argentinos.

La sociedad ha llegado al secreto convencimiento de que el estatismo peronista está terminado en la Argentina. Que solo ha servido para dar nacimiento a una oligarquía privilegiada que vive del Estado haciendo demagogia con la palabra “pueblo” y con la palabra “patria” pero que en realidad han estafado a ambos sumergiendo al país en la miseria y quedándose ellos personalmente con las cuantiosas diferencias. Estoy convencido que la mayoría de la sociedad tiene ya esa convicción.

Pero si bien una parte de esa sociedad está dispuesta a gritarlo con todas las letras a los cuatro vientos (saliendo del placard, en los términos de Bullrich) hay otra que todavía tiene reparos y hasta vergüenza de admitirlo. El peronismo ha sido tan eficiente en transmitir la idea de la culpa por el éxito que salir a defender hoy un conjunto de ideas que propicien su persecución sigue motivando cierto cargo de conciencia. Es el típico intríngulis radical; el “sí pero…” que impide terminar de arrancar.

Hoy en día la Argentina se halla ante esta encrucijada: quienes tienen las ideas para sacar al país del lugar de vergüenza en el que se encuentra no tienen los votos y quienes tienen los votos tienen las ideas en el placard (o sea, no es que no las tengan, las tienen pero tienen “vergüencita” de decirlo).

Bullrich tiene razón: hay que acabar con esta estupidez. El país está lo suficientemente quebrado –fruto del oprobio facho/socialista- como para andar con estupideces. Pero sean inteligentes: unifiquen las ideas dentro del placard y luego salgan todos juntos con ellas.

(The Post)

Comentarios