LA MAMI K Y LOS REYES MAGOS

OPINIÓN

El deseo de Máximo Kirchner

Por José Lucas Magioncalda

Es 6 de enero y la Mami K entra en crisis. Su pequeño Máximo escribió una carta a los Reyes pidiendo una computadora nueva. Nada que una familia de hippies con OSDE, con sede en Palermo, no pueda comprar.

Pero el problema no es el dinero. Sucede que el pequeño Máximo cree en los Reyes Magos, un grupo de personajes patriarcales que jamás permitió ser penetrado por la paridad de género. Nada que ver con los actuales gobernantes de oriente que admira el kirchnerismo: dictaduras de avanzada, donde la mujer tiene un destacado lugar en la cocina, mientras no hable demasiado y se tape la cara con un provocativo velo.

“Nunca una Reina Maga, ni siquiera para cebar mate”, se lamenta la Mami K. “Y como si fuera poco, los muy gorilas caminan en fila y mandan al final de la cola al negro”, se queja indignada la gestante del pequeño Máximo, mientras la tiñen de rubio en la peluquería.

Pero si bien aún cree en los Reyes, el niño ha comenzado a intuir que algo tiene que ver su madre con la llegada de esos seres extraordinarios. Sabe que si hace buena letra recibirá más regalos que votante del conurbano bonaerense antes del comicio.

Por eso, desde el 1° de enero se la ha pasado viendo PAKA PAKA sin sacarse el barbijo. Un niño ejemplar, completamente adaptado a las medidas ordenadas por el gobierno nacional y popular para cuidarnos. Un futuro “cuidadano”.

No obstante, la Mami K sufre. Se muere por decirle al niño que los Reyes no existen, que si alguna vez existieron fueron unos terribles gorilas, oligarcas, violadores, negacionistas de la pandemia y defensores del patriarcado. No quiere que la alegría del niño por la compu nueva, fruto de su trabajo sin descanso en el Ministerio de la Mujer y Afines, la termine capitalizando un trío de opositores a camello.

Y sin embargo, elige la ilusión. Porque la ilusión es lo último que debe perder un niño. Entonces, la Mami K medita profundamente las palabras adecuadas a la edad del pequeño. Lo mira a los ojos y le suelta: “Bebé, los Reyes… son Néstor y Cristina”.

(© Tribuna de Periodistas)

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