CRUZ DEL EJE: "THE CHOICE IS AN ILLUSION"

SOCIEDAD / LOCALES

Esta mañana tuve que encontrar un domicilio, una dirección, y entregar una carta, una notificación

Por Lisandro Ahumada

Arranqué con la que hubo que entregar en Colón 1915 a Freitile, Alejandro Humberto. La calle me es admiradamente conocida a pesar de su perifèrica existencia.

Empecé transitarla con la fuerza que determina los brazos en el manubrio, dominando la tierra y la arena y esquivando algunos charcos narcoticos que deja la llovizna. Recorrì unos húmedos trescientos metros y observè que estaba al 2354.

Volví. Maldecí a la desobediente numeraciòn.

La calle Colón, si bien es doble sentido, corre de norte a sur entre la curva de Olicón y la Calle Vélez Sársfield. Me fascina la calle Colón: Tiene una perdida belleza ferroviaria que se escurre entre los titànicos eucaliptus y las casonas acientadas que cuentan los años paralelos a la edad de la ciudad, tambien algunas quintas y un fresco sabor a avenida . Esta vez la aborrecí.

Donde la calle empieza, en la Velez Sàrsfield, justo en esa ignorada esquina, es el 2000. Al frente un poco mas arriba, nace un callejuela sin nombre que va rumbo a la Estación Toco Toco. Preguntè por ahi, en las brutales humildades de los moradores. Eso no tiene nombre, es un "callejòn de los camiones". Nadie conocia a Freitile.

Volví a pedalear mis fastidios por la Colón. Quizás hay algùn error en la numeràciòn o quizà lo conocen. Ni uno ni otro. Llamé a mi mandante, para certificar la dirección. Colon 1915. Inequívocamente debatimos. Ellos observan su opulento sistema y no es discutible: es ahi. Y es mi problema, mi trabajo, mi misión. Esa dirección no exsite.

—"usa el Gps del auto, dinosaurio" - dijo la voz del otro lado-.
Automovil no tengo, asi que recurrí a Google maps del mòvil y apareció. Me sumergí en Street View. Es solemne lo que la teconologia hace: ahi estaba Colon 1915. Justo ahi. Debe ser un satèlite o algo asi, algo desde el cielo, que sabe donde estoy y adonde voy. Y me muestra la imagen, me guia. Tarea fácil.

Empezó a lloviznar de nuevo cuando ví nuevamente a Colón 1915 en la pantalla. Un puntito rojo y la foto en Street View. Otra vez en la esquina ignorada de Velez Sarsfield, donde la calle empieza, en 2000. Consulté con algunos otros vecinos y nada. Derrotado, ingresè al almacén que ocupa un pedazo de la esquina, sobre Velez Sársfield . Le pregunté al Comerciante si conocía esa dirección o a Freitile. Conocía unos Freitiles, que eran albañiles, como a 5 cuadras, pero sobre calle Alem. Podría ir a preguntar ahi. El comerciante fue tajante: Colon 1915 no existe.

Ya era hora de almorzar y decidi volver a casa. Salì y allì afuera, sentado en el cordón de la vereda habia un viejo ciego, de esos viejos que dan miedo cuando sos pibe y de los cuales nunca sabremos porque se sientan en el cordon de la vereda.

—"Hay unos freitiles pasando la escuela" - arriesgó.

La escuela Joaquìn Vìctor Gonzàlez está como a 15 cuadras del Almacén, por Colón. Deberìa ser como al 3500.

Un complejo programa de algoritmos matemáticos y lògicos me impulsò a pedalear para allá. Una ecuación exacta y perfecta escondida en los quimicos desconocidos de las cuevas mas inexploradas del cerebro humano.

Ayer habia vuelto a leer la "Trama Celeste" de Bioy Casares y el viejo ciego pareciá caido de otro mundo. Con su frase motivadora activò los infatigables viajes con la tìa Beba, las veraniegas pedaleadas con Juampita y las toscas ciencias del monte de Rulo Sosa. En un microsegundo, elegì mi intuición.

Y empecé a pedalear fuerte, cada vez mas fuerte, a la pretendida velocidad que alcanzarìa Marty McFly en el DeLorean. Y la numeración se aceleraba... 2800, 2900, 3000. Se aceleraba como los kilòmetros en el cuentaquilòmetros de esa Traffic Blanca en la viajabamos con la Elenita por el sur, por el ripio, en Tierra del Fuego, del lado chileno, apurados por llegar a El Porvenir y no perder el ferry que cruza el Estrecho de Magallanes y sale a las puntuales doce.

Entonces a mi izquierda vi el eucaliptus y a mi derecha el 807, y despues el 879. Me pasé de mundo y la casa de Freitile debe estar al final, mas allá de la escuela, antes de llegar a la Curva de Olicón.

En este mundo, Colón 1915 es una casa verde oliva, con una tranquera en la entrada y una pequeña quinta. También hay un longevo algarrobo. Batí las Palmas. Salió una vieja. Una vieja sorda. Le mostrè la carta, la recibiò, firmó. Freitile estaba en el trabajo. Luego me saludó, me bendijo y entró en su casa.

Algunos sofocantes segundos despues, una mujer domésticamente despeinada apareció de la casa de al lado. Me preguntó que buscaba.

—"Colón 1915"-, le dije.

—"Acá es Colòn 4935. Colón 1915 debe ser allá cerca de la Velez Sarsfield, donde está el almacén. Y en ese baldió solo viven las viboras" - me respondió.

Agradecido de su elocuencia, me volví. Pasé por el Almacén. Pregunté por el viejo ciego. Nadie lo conocía. Igual que a Colón 1915.

(Lisandro Ahumada)


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