DESDE MI LUGAR DE VACACIONES

EDITORIAL

Que no nos ganen los torpes

Por Walter R. Quinteros

¿Hay algún lugar insignificante en el mundo? Es muy probable. 

Ese lugar debe existir, pero no por encontrarse en zona inhóspita, o desgraciado por la naturaleza, sino por la calidad de sus funcionarios.

Y, por los que ocupan sillas en el Concejo Deliberante, si es que lo hay.

Funcionarios que, como en una larga fila de vendedores de mentiras, muestran su incapacidad para los cargos en que fueron elegidos, y exhiben torpes argumentos alejados de cualquier realidad. 

Han hecho de esta ciudad, un lugar insignificante en el mundo.

Debieran algunos, si fueron bien educados, o que posean una mínima cuota de dignidad, buscar leer y escuchar al ex senador Esteban Bullrich. 

En su renuncia por enfermedad, pronunció palabras de una grandeza ejemplar, dichas desde lo más profundo de su ser. En sintesis, cumplió su rol con dignidad, se retiró lleno de gloria.

Puedo asegurarles que, de los funcionarios y concejales que les hablo nada bueno podemos esperar, ni siquiera un pequeño acto de grandeza como renunciar, ya que no saben o no quieren representar a su pueblo. O al menos, podríamos haber esperado que no nos traicionen.  

Para graficar un poco que pasa por sus cerebros, basta con decirles que, sino conocen el nombre de las calles de la ciudad que dicen representar, menos van a saber quién es Esteban Bullrich.

Es el ex senador que entre otras cosas dijo: "Creo firmemente en la idea de que el interés público siempre, siempre, debe estar por encima de los intereses personales". 

O sea, jamás tomarán como ejemplo para su supuesto desarrollo de su supuesta actividad legislativa algunos, y otros, en sus funciones, los conceptos de Esteban Bullrich, al contrario, ellos estarán representando su responsabilidad que los votantes les han otorgado, pero en beneficio propio.

Así, con estos pensamientos y su modo de obrar, vemos que solo se han dedicado, con sumo cuidado, de llevar la ciudad casi al olvido.

Ellos, se pusieron por encima de las instituciones.

Ellos se enriquecieron.

Ellos se construyeron enormes casas.

Desde mi lugar de vacaciones, veo qué insignificante es el lugar que parecen odiar sus mismos representantes. Parece ser que nadie lo conoce. Y lo que es peor, veo la quietud de aquel pueblo, resignado, cobarde, que no se anima a pensar en grande. 

Quizás haya, por ahí, algún patrón, alguna medida que achique o ensanche la distancia entre estos politiquitos de cuarta ambiciosos en sus intereses personales, y el interés común de los ciudadanos que los votaron. 

Porque no se entiende que los votantes no sepan, o no quieran saber que ellos son sus mandantes por decisión electoral. Parece que a los ciudadanos comunes no les interesa que estos funcionarios con cierta gracia gamberra, deben informarles sus actividades con todos los costos correspondientes.

Aspiro —desde mi lugar de vacaciones—, a que haya una nueva etapa de control ciudadano en este año 2022. Etapa que —quienes tenemos medios de información—, debe basarse en el control sobre quienes ejercen los cargos públicos.

Sabido es que esta tarea que tenemos es para expresar más nítidamente lo que sucede, interpelando con preguntas a quienes ejercen los cargos políticos. Más allá de cualquier "pauta" que los limite.

Aspiro que el concejo deliberante, deje de ser  la simple oficina de los caprichos del intendente y sus arbitrariedades y, que se aliente la constante participación de la sociedad, ejerciendo así, el control sobre los actos del gobierno, el uso de los recursos públicos y la eficacia de su "gestión" y aspiro a que los dirigentes se manejen con mayor humildad y responsabilidad.

También es para recordar que este 2021, como el 2020 y por la pandemia, hemos perdido muchas alegrías, muchos trabajos, una buena educación, algunas esperanzas y hasta vidas de parientes y vecinos. 

Pero para un gabinete que se cree altamente capacitado y con vocación de servicio, eso no es excusa ni nunca la será. Sus ineficacias llevaron a esta ciudad que pudo haber sido ejemplificadora de progreso, sea hoy lo que es. Apenas una lágrima sobre la ruta 38

Sepan —empleados de ese lugar insignificante en el mundo—, que la carga pública les exige una absoluta integridad. Sepan que son servidores públicos de su gente, para interpretar y para representar a quienes los votaron.

Yo aspiro a que la ciudadanía, diga basta a estos torpes poniendo las cosas en su lugar en el 2023 a travéz del voto. O de la Justicia lenta. 

Y, que este 2022 sea de control, de establecer un ritmo, de mantener el ejercicio y la gimnasia de recurrir a la memoria, para desgrabar el archivo de mentiras y torpezas a lo largo de la historia de esta ciudad. 

Para poder así, encontrar en la letra chica de las supuestas fichas limpias de los futuros candidatos, una idea cabal de sus auténticas pretensiones. 

Para saber exactamente de dónde vienen, quiénes son y para qué, pretenden postularse. 

La política ambiciosa y poco solidaria de estos políticos no descansa. Y la ciudad, sigue sin turismo, sin industrias, sin servicios, sin ser pensada y, por eso, se mantendrá como un punto más, de los insignificantes que hay en el mundo. 

No dejemos que nos ganen los torpes.




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