FÚTBOL, GLORIA Y FELICIDAD: RIVER, CAMPEÓN EXQUISITO

 DEPORTES / OPINIÓN

Los arqueros que enfrentan a River, saben del temor de enfrentar un pelotón de fusilamiento



Por Elgor Dito Alarco

Le alcanzaba con un empate, para consagrarse campeón en la Liga Profesional del Fútbol argentino.

Pero River no se anda con chiquiteces, no se conforma con vulgares pequeñeces. 

River es fútbol, es gloria, es felicidad. 

Es el equipo con más goles a favor, con menos goles en contra. 

Es un pelotón de fusilamiento que va por los arqueros del equipo contrario sin contemplaciones. 

Por eso, ante Racing, llegaría al primer gol antes del entretiempo. 

Un pibe, Enzo Fernández asistió a Agustín Palavecino.  1-0.

El resultado pudo haber sido más abultado. Había toque, gala, ritmo, juego.

En el segundo tiempo, Romero estrelló un remate en el travesaño.

Álvarez capturó un rebote y estiró la ventaja. 2-0.

Ya todo era fiesta en el Monumental. 

Los jugadores del flamante campeón contagiaban con su juego y con sus ganas, a las tribunas de paladar negro que acompañaron con fervor al equipo. 

Romero, y su insistencia. Premio, convirtió el tercero de la noche. 3-0.

Un rato después, anotó el cuarto, goleada. 4-0.

River es fútbol, River es gloria, River es felicidad. 

Ríver fue, a lo largo del campeonato muy superior al resto. Demasiado.

Tres fechas antes que finalice el campeonato se consagró campeón y es el título número 13° de su técnico Marcelo Gallardo en el club, y es el título que le faltaba en una lista que parece no tener fin. Tremendo.

River no gritaba un campeonato local desde hace 7 años. A nadie le importa eso.

Y lo hizo jugando un fútbol exquisito, que supo mantener durante casi todo el campeonato.

Lo disfrutaron millones de expectadores por TV, lo disfrutaron más de 70 mil personas en el Monumental. 

River, el mejor equipo del campeonato sacó 34 de los últimos 36 puntos.

La premisa era clara, fusilar al arquero contrario. Así de simple. Un acto administrativo que se realiza jugando al fútbol, de la mejor manera posible. 

Porque para ganar un campeonato largo, hay que aprender bien el libreto, hace falta estar en el corazón de la hinchada, y la vista en el vuelo estéril del arquero contrario.

Basta, que la AFA cierre los estadios, y que el último apague la luz. 

La función ha terminado.

Foto: Gustavo Garello / AP


 

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