D/D: DESPUÉS DE DIEGO

HISTORIAS / OPINIÓN

Sepan, pequeños bribones que corren atrás de una pelota

Por Walter R. Quinteros

...Que ha pasado un año desde que nos dejó el Diego. Pero parece que fue ayer cuando lo vimos por última vez. 

El día que nos dejó, nos paralizó a todos. 

Creo, que hasta sentimos una especie de alivio. Ya no iba a sufrir más. Pensábamos.

Diego, siempre fue un punto de referencia para todos nosotros, los que alguna vez entramos a una cancha con la secreta esperanza de dar un buen pase, de tirar un caño, de pisarla, de bajarla con el pecho, de amagar para acá y salir para allá, de tener la pelota atada a nuestros botines, como lo hacía él.

Aún en sus días finales, estábamos esperando su palabra, su opinión. Su forma de ver el fútbol, tan distinto al nuestro.

Es que él hablaba con la pelota, la pensaba, la soñaba, la acariciaba, la amaba. Vivía con ella.

Diego había nacido el 30 de octubre de 1960 con una pelota bajo el brazo y jugó siempre de "volante ofensivo", hasta que el mundo lo bautizó como uno de los mejores futbolistas de la historia, como el mejor jugador en la historia de una Copa Mundial, como el mejor futbolista del siglo Veinte. 

Sepan, que los muchachos de las tribunas le decíamos el "Pibe de Oro", el "Pelusa" y, aquellos que lo amaban demasiado, sin condicionamientos, lo llamaban "D10S". 

Cada día que pasa, me convenzo de que no habrá nadie igual, porque el Diego, quizás sea el símbolo futbolístico que más nos conmovió. 

Nosotros veíamos cómo se le inflaba el pecho de orgullo por ser argentino, por cantar nuestro Himno, por representar a nuestra bandera con la gloriosa camiseta de la selección.

Y, ¿saben una cosa pequeños bribones? Ahora que hace un año estamos huerfanitos del Diego, queremos que descanse en paz. 

Aunque el diablo se haya metido en su cuerpo, nosotros esperamos que haya encontrado un poco de paz, porque los mejores jugadores de fútbol, también merecen ése retazo de felicidad. 

Mensaje para los niños que corren atrás de una pelota​

Para aquellos pibes que recién están haciendo sus primeros trotes atrás de una pelota, es necesario que aprueben la materia "Vida y Obra de Diego en el fútbol", para eso, les voy a contar algo pequeños bribones aspirantes a transpirar una camiseta, y que deben aprender como el "Padrenuestro" o la tabla del 2.

Diego el grande, fue fichado de niño en las divisiones juveniles de Argentinos Juniors, donde pasó cinco temporadas, siendo el máximo goleador del campeonato argentino por cinco veces consecutivas. 

En 1981, fue transferido a Boca Juniors, donde obtuvo el Campeonato Metropolitano, su único título en Argentina. 

Luego del Mundial de España de 1982, Diego fue transferido al Barcelona y luego al Napoli. 

Siempre fue campeón.

Diego — queridos niños que corren atrás de una pelota—, en la etapa final de su carrera, jugó en Sevilla y en Newell's Old Boys para acabar regresando a Boca Juniors en 1995 y terminar de retirarse en 1997.​

En su paso por la Selección Argentina, fue campeón del Mundial Juvenil de 1979, y con los mayores del Mundial de México de 1986 como capitán del equipo, en la que protagonizaría una de las actuaciones individuales más destacadas de la historia de este deporte.

Hablen con sus padres y abuelos, niños que corren atrás de una pelota, ellos lo vieron jugar.

Hay un tema oscuro a la vuelta de la esquina en la vida de Diego, no se si vale la pena hablar de ello, de las miserias que no sabemos controlar. Pero creo que es como hablar de la vida misma, donde cada uno carga con su propia cruz. 

La de Diego, amiguitos, le trajo malas consecuencias, horribles, desesperantes. Por eso, algunos lo juzgan, algunos hasta lo niegan. Lo odian.

Pero nadie, absolutamente nadie, puede arrojarle una piedra, de ésas tantas que llevan en sus bolsillos.

Diego, es Diego Maradona pequeños bribones, y ojalá hoy pasen por los canales de TV todos sus goles, ésos, que nos hacían llorar de alegría.