EDITORIAL
Claudio Farías no sabe o no quiere comunicar
Por Walter R. Quinteros
Hay una preciosa película que a veces, algún canal de cine la vuelve a pasar, se llama "La leyenda del indomable". Es una película dramática estadounidense de 1967 dirigida por Stuart Rosenberg, con Paul Newman, George Kennedy y Strother Martin como actores principales.
La película, mejor dicho el peliculón, fue candidata a cuatro Premios Óscar: al mejor actor: Paul Newman, al mejor actor de reparto: George Kennedy, al mejor guión adaptado: Donn Pearce y Frank R. Pierson y a la mejor música original: Lalo Schifrin.
Cruzdelejeños, sepamos que esta película fue archivada en el Registro Nacional de Filmes de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, uno de los méritos más importantes que puede lograr una cinta en aquel país.
Para no ser menos que cualquier periodista especializado en cine, voy a tratar de —más o menos—, contarle de qué se trata: Luke, (Paul Newman) es un prisionero de la penitenciaría de Florida, a causa de una sentencia por haber arrancado los parquímetros en una noche de borrachera. La tozudez de Luke ante los castigos de los responsables de la prisión hace que se convierta en pocos meses en el ídolo del resto de los presidiarios, mientras busca la manera de escapar.
(De haber estado en Argentina, hubiese seguido las sugerencias y lineamientos del gobierno a los jueces y habría obtenido la libertad en pocas horas, el pobre Luke.)
La película tiene varios momentos memorables, como la "escena del alquitrán" musicalizada por el famoso músico y compositor argentino Lalo Schifrin, y usada frecuentemente como tema de apertura de algunos noticieros.
Otro de los momentos más recordados del film es cuando el personaje de Luke apuesta que es capaz de comerse cincuenta huevos duros, una de las escenas por las que la película pasará a la historia.
Y la gran escena del film es la presencia del "personaje sexy" realizado por la actriz Joy Harmon, (hablando en cordobés, un minón) quien interpreta a una rubia que lava un auto con manguera y jabón; imágenes que inspirarían infinidad de anuncios de televisión, videoclips, y parodias, además de ser considerada como uno de los momentos más tórridos del cine, ya que ella no usa ropa interior. Una escena genial, no se la pierda.
Pero vamos dónde quiero llegar.
Mil veces le dicen a Luke que está prohibido pensar en escaparse.
—Y no quiero pensar en que las comunicaciones fallan... —Le aclaran—.
Luke escapa por cuarta o quinta vez, y es atrapado en una iglesia. Luke levanta las manos, se entrega y dice: "Fallaron las comunicaciones...". Le disparan.
Alguien, en el Gobierno de Córdoba, debiera guardar para siempre los videitos, la noticias de los contínuos desaciertos de los intendentes, sus prontuarios en la Justicia. Para que, antes de premiarlos metiéndolos en una lista, le disparen. Como le dispararon a Luke en la película. Una cuestión de cuidar el "prestigio" del partido, ¿vio?
Veamos el caso de Claudio Farías, intendente de Cruz del Eje
La municipalidad tiene el deber de iniciar un debate serio y político basado en la reconstrucción del diálogo y la relación con la ciudadanía cruzdelejeña.
Este Intendente no lo hace. A él le "fallan las comunicaciones". Entonces manda al Secretario de Gobierno.
Desde mi humilde punto de vista, considero que el propio intendente Claudio Farías es el que debe salir de su zona de confort y enfrentar una política de conocimiento de la problemática de la ciudad que hace seis años gobierna mal.
Basta con preguntarle por el equipamiento municipal en cuanto a maquinarias, vehículos, todo el parque automotor, muebles, inmuebles, caja chica o activos y pasivos para entender que nada sabe. O por algo no quiere decir. Las comunicaciones fallan, especialmente con los medios preguntones, ni nos llama. Nos tiene miedo.
Él solo habla, dice que: Hacemos, que hará, que le preocupa, que se reúne, que se reunió, que mantuvo no sabemos qué, que "seguimos avanzando" y otras frases difíciles de aceptar. Pero no escucha. O se hace el que escucha solo con su tribuna.
Los grandes desafíos del ciudadano cruzdelejeño
Para cualquier ciudad que se denomine seria, es importante el diálogo, el conocimiento de lo que pasa en su gobierno es y debe ser, un tema central que hace a la existencia misma como sociedad.
No basta con sentarse a escuchar "proyecciones". Es el ciudadano el que debe ser escuchado. Y es el ciudadano el que no debe contentarse con una simple explicación. Debe exigir la documentación respaldatoria de lo que le están diciendo.
Para que las comunicaciones no fallen, debemos conocerle la voz a la secretaria de Economía y Finanzas —hoy también sospechada de maniobras fraudulentas—, y la voz de los demás integrantes del Gabinete. Especialmente el de Obras públicas, el de Turismo, el de Deportes, el de Seguridad ciudadana...
Y todo ese gabinete debe enfrentarse a las fuerzas vivas con la misma ductilidad y con el mismo uso inteligente del mecanismo de mensajes demagógicos que emplearon cuando pedían desesperados el voto.
Sin argumentos respaldatorios que sustenten sus palabras, no podemos dejarlos gobernar tranquilos. Nada se debe ocultar. Nada nos deben ocultar.
Porque nada sabemos del manejo diario de nuestro dinero / Nada sabemos de los ingresos por coparticipación / Nada sabemos de la planta de personal municipal / Cuántos son / Quiénes y por qué / Nada sabemos de la flota automotor municipal, aquella que desfilaba por estas calles cuando estaba otro intendente / Nada sabemos si existe o no un plan anual de trabajo por área / Nada sabemos de la camioneta que destruyó el intendente / Nada sabemos sobre sus bienes personales y el incremento excesivo que tuvo / Nada sabemos del destino de los aportes monetarios de Caserio y Gill / De los alquileres de maquinarias / De la cuestión ambiental / De las cincuenta promesas incumplidas / Del costo de exóticas palmeras y macetas / De las "emergencias" para ciertas cosas / De la "no emergencia" para otras / De los cordones cuneta prometidos / De las calles asfaltadas prometidas / De por qué no se les cae una idea para instalar empresas / Y la lista sigue...
Asi, la sumatoria de los "nada sabemos" son algo así como los "cincuenta huevos duros" que se come Luke en la película. Son las mentiras que nos comemos nosotros, una tras otra.
Da la sensación —muy triste por cierto—, de que para este gabinete, el ciudadano cruzdelejeño es el más idiota de la Provincia. Y disculpen el término.
El inexistente control sobre el control
Y parece confirmar lo que expreso, la lentitud pasmosa que exhibe la Justicia en cada una de las denuncias presentadas ya que, como ciudadanos afectados, ni siquiera podemos acceder al "estado del trámite del, o los expedientes".
Mire, es más probable que vaya preso —como en la película citada— el que rompe un parquímetro, que el político imputado que rompe un vehículo y que, para colmo, cada vez se le conocen más y más delitos. Las facturas y presupuestos truchos que suceden a otra denuncia igual, es la muestra.
Nada sabemos de fallos ejemplificadores, —y eso no es un buen precedente—. Es como decir, "hacé lo mismo, aquí no pasa nada". Allí se explicaría la tozudez de Luke en la película de intentar escapar. "Lo quiero hacer de nuevo, no pasa nada".
Quizás sea porque tal vez haya "fiscales y jueces sensibles", que les permiten a los funcionarios permanecer en sus puestos por una cuestión de pertenecer al mismo "partido" o, "porque tienen un hijo, un primo, una mujer, o alguien conocido" en común. O por cumplir una "orden de arriba". O vaya uno a saber. Pero a usted no se le ocurra robar una gallina, ¿eh?
Estas pequeñas cosas, a nosotros nos hace practicar el ejercicio de la suspicacia. Nos hace contemplar, escrutar, sin disimulo, algún secreto escondido. El por qué, aquí no pasa nada.
Repito, fallan las comunicaciones. Las Instituciones no nos hablan, no nos cuentan, no nos dicen nada. Y nosotros queremos escucharlas. Debemos escucharlas.
Conclusión
Ahora aparecerá la figura del gobernador de la provincia, aquel que de repente, al intendente Claudio Farías, lo premia o —vaya uno a saber— lo sujeta, lo ampara, resguarda por que tampoco nos dice ni nos dirá, el fin de semejante apuesta suya de colgarlo en la cola de su barrilete electoral.
Y, por más que "el padrino que reparte manchancha", Juan Schiaretti, venga a salvarlo en estos días, estaremos (creo, porque la censura está a la orden del día con este medio) los que hacemos preguntas, los que queremos devolverle los cincuenta huevos duros, las cincuenta mentiras que nos comimos en seis años de desgobierno municipal.
Las encuestas dicen que no nos comeremos más un huevo duro. Que le van a disparar a nuestro intendente. Que el disparo lo va a herir profundamente, y que entrará por las urnas. Cuando llegue la hora del recuento de votos. Cuando encuentre pisoteada su soberbia.
Tal vez allí, como en el final de la película, el "actor principal de este drama", se sepa más solo que nunca y diga como Luke, "fallaron las (verdaderas) comunicaciones".
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