OPINIÓN
Falleció Marta Altamirano de Álvarez, abogada, poeta, amiga
Marta había nacido en la ciudad de Villa Dolores, el 27 de diciembre de 1959. Marta, muy enamorada, se casó el 12 de agosto de 1983. Nos decía que "estaba casada con un gallego espectacular que me ama, contiene y acompaña". Que era mamá de seis hijos maravillosos de los que estaba super orgullosa y que se había convertido en abuela.
Marta era abogada y llegó a ocupar el cargo de Juez de Paz en la ciudad de Miramar de Ansenuza. Esta hermosa capricorniana, frontal, honesta y perseverante, como ella misma se definía, falleció ayer, 11 de octubre.
Marta nos tenía acostumbrados a la fuerza, a la vitalidad de sus poemas.
Así era que la reconocíamos, incansable escritora, puntillosa poeta y creadora del Encuentro Literario Poesía en el Mar. Marta nos juntaba a todos, año tras año, para compartir el llamado "arte de las letras".
Tenía una cita en Latín, que la acompañaba siempre en sus procederes, "Res non Verba".
¿Qué palabras podemos decir que tengan la fuerza suficiente para superar esta tristeza?
Solo sentimos que la desaparición física de Marta, nos pone a pensar que pequeños y frágiles somos ante los designios del Señor.
No nos queda otra, en estos momentos de congoja, que leerla, escucharla y pensarla en un respetuoso silencio. A respetar ese espacio que se había ganado y que ahora está vacío.
Ayer, a todos los que habitamos el mundo de las letras, se nos fue una gran amiga. A todos.
Y todos sentimos por eso que debemos estar al lado de su querida familia.
Sentimos que debemos pedirles una pronta resignación, por más difícil que esta sea.
Y sentimos que debemos decirles lo mucho que todos nosotros, amábamos a Marta.
Sepan todos que Marta la luchó, que Marta la peleó.
Marta no quiso tratamientos invasivos para tratar su enfermedad.
Y sepan todos, que Marta ya descansa en paz, y que se fue sabiendo, que estará por siempre en nuestros corazones y en nuestros pensamientos.
Marta, nos había regalado este poema:
Volveré
Volveré tras mis pasos con detalle,
arrancando los cardos y las piedras.
Recogeré el néctar de las flores
y las quimeras que dejaron huellas.
Me abrazaré al aroma que, exquisito,
me enamora tan solo con sentirlo.
Y abrigaré con mis manos los secretos
que dormidos se quedaron mudos...
Marta era así.
Hasta pronto, querida poeta.
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