CRUZ DEL EJE: NO DA PARA RECIBIR TURISTAS

 LOCALES

Ni para atender a su propia gente





































Esta es la imagen de la total y absoluta falta de respeto que muestra un bar céntrico a sus comensales ocasionales, y a los clientes frecuentes. 

En pleno centro de Cruz del Eje, en el bar ubicado sobre calle Rivadavia, quien esto escribe, fue atendido de esta manera.

Cuestionamos lo siguiente: ¿Usted se merece esta atención? ¿Su dinero no vale en este local? ¿Cuál sería su reacción?

Porque aquí hay de todo:

Supongamos que usted diga, que no... que es buena gente, que yo los conozco y todas esas cosas a las que nos tienen acostumbrados en ciudades muy pequeñas donde nadie se juega por nadie.

Pero no. 

Hay aquí funcionarios que se llenan la boca de que Cruz del Eje es el cuarto valle turístico.

¿El cuarto valle turístico y atienden con pocillo rajado y el plato roto?

Según un experto, por el óxido acumulado, esa grieta lleva una larga antigüedad.

Pero eso no es nada.

En horas de la noche, al ser consultado el dueño del local sobre el destino del plato y pocillo en cuestión... ¡Todavía los tenían y listos para ser usados nuevamente!

Tampoco quien esto escribe obtuvo una respuesta satisfactoria, ni siquiera un pedido de disculpas por parte del personal del local.

El total desprecio con que atienden a los clientes es notorio.

Tampoco en horas de la tarde noche de ayer y compartiendo la mesa con reconocidas personas, quien esto escribe NO fue atendido por el personal de mozos del local.

Como si estuviesen todos ofendidos.

Actos irrespetuosos de esta naturaleza hacen que esta ciudad nunca sea considerada por ningún turista. Ahora menos. 

Otro punto.

¿Y los controles municipales? Bien, gracias.







Comentarios

  1. La segunda mirada:
    Confieso que cometí el pecado de la suposición sin detenerme a observar la imagen: lo que en realidad es una grieta supuse que era el hilo de un saquito de café instantáneo y a la rotura del plato la representé como caprichoso diseño para apoyar la cucharita...
    Es que en mi engrama mental no entraba esa realidad.
    Luego, el texto me removió recuerdos:
    Pedí un café doble en la confitería más concurrida de tal ciudad (no viene al caso nombrarla); me lo trajeron en una clásica taza de gruesa loza blancuzca (¿no resultan desagradables, cuando al beber el café un hilo inevitable de la bebida chorrea por fuera de la taza luego de cada sorbo) y en el borde de la misma la huella de unos labios pintados perduraba vaya a saber desde cuál cliente anterior. Eso y la mano del mozo tomando el vaso del jugo de naranjas por el canto de donde yo habría de beberlo, me revolvieron el estómago. Me retiré del lugar sin consumir el pedido y por supuesto sin pagarlo.
    Amerita apreciar el contenido del artículo. Los turistas quieren ser tratados con deferencia y que se note.Para eso pagan.
    La atención comercial y hasta la de cualquier ciudadano debe unirse a los prestadores hoteleros y gastronómicos ofreciendo un combo de amabilidad y delicadezas...

    ResponderEliminar

Publicar un comentario