LA VIDA ES UNA BATALLA DE CADA DÍA

CULTURA 

“Confío en que seas un hombre como siempre lo he soñado, dulce con los débiles, feroz con los prepotentes, generoso con quien te quiere, despiadado con quien te manda"

Por Oriana Fallaci

Leo en el Liberal, un ensayo de Guglielmo Piombini, que a principios del siglo xx un habitante de cada tres era de origen europeo, y que en 1960 —pese a dos guerras catastróficas— uno de cada cuatro era todavía de origen europeo, pero en el 2000 la población europea se convirtió en un sexto y en 2050 será de un décimo. 

Leo también que a este ritmo los 728 millones de europeos se derrumbarán en 2050 a 600 millones, y no hubo nunca una baja tan pronunciada en Europa desde los tiempos de la peste negra (1347-1352), y leo finalmente que dentro de cien años los italianos, los irlandeses, los españoles, los franceses, los alemanes, los ingleses, los polacos y todos los demás pueblos europeos serán minorías asediadas en sus propios países, como les ocurrió a los serbios en Kosovo.

Leo que para mantener en 2050 el volumen actual de población de entre quince y sesenta y cinco años Europa debería importar 169 millones de inmigrantes, que en 2050 los jóvenes menores de quince años se derrumbarán llegando a ser solo 87 millones.

En el 2000 los europeos eran un sexto de la población mundial, un siglo antes eran un tercio.

Dice Piombini que desde el comienzo del siglo xx hasta hoy, mientras los europeos se autoeliminaban con dos guerras mundiales y los exterminios de los totalitarismos, a partir de la revolución sexual de los años sesenta y setenta, es decir, los años en que los europeos dejaron de reproducirse, los fieles de Alá pasaron de 150 millones a 1200 millones. 

Con las actuales tendencias demográficas, en 2250 Europa quedará reducida a tener sólo el 7,5% de la población mundial y los países con poblaciones jóvenes serán los musulmanes, y representarán el 30% de la población mundial. Los cristianos, solo el 25%.

En 1900 solo el 12,4% de la población mundial era musulmana. Los cristianos eran el 27%. El islam es la fe dominante en más de cincuenta países que se extienden de Marruecos a Indonesia, y el número de musulmanes en el mundo tiene una tasa de crecimiento más rápida que toda la población mundial.

En cuanto a las conversiones, las del islam crecen a una velocidad que, respecto del número de fieles, es 21,5 veces superior a la del cristianismo. Desde el año 2000, por primera vez hay más musulmanes que católicos en el mundo.

En África, por cada persona que se convierte al cristianismo, siete se convierten al islam.

En Europa, el islam sustituyó al judaísmo como segunda religión del continente. En Estados Unidos, donde el número de musulmanes históricamente no tenía incidencia, alcanzó al de los judíos y superó al de los presbiterianos.

En Canadá está a punto de aprobarse la propuesta de permitir a las familias musulmanas la aplicación de la sharia en lugar del derecho de familia tradicional.

En los próximos veinte años, Jordania pasará de 6,7 a 12,1 millones; Egipto de 68,5 a 95,6 millones; Siria de 16,1 a 26,3 millones; Arabia Saudita de 21,6 a 40 millones. Y los palestinos, donde la tasa de fertilidad es de 4,5 hijos por mujer (en Cisjordania 5,5; en Gaza 6,6), en 2025 serán 16 millones contra solo 6 millones de judíos. En 2050 serán 25 millones contra 7 millones de judíos.

Dondequiera que el islam haya conseguido establecerse, siempre apuntó a imponerse política y demográficamente. El islam es por definición una religión totalitaria, en la que la ley religiosa determina la ley civil y dirige tanto la vida privada como la vida social de todo aquel que viva en el contexto musulmán.

Dice el historiador Ernst Nolte que si Occidente sigue en el camino de los últimos cien años, desaparecerá del mundo en otros cien.

Como larvas en espera de la muerte, ansiosas de muerte, ustedes están arrodillándose frente al enemigo. Cubren la ruta de su avanzada con pétalos de rosa y aleluyas. ¿Quieren morir? ¡Mueran! Yo no, ni estando muerta quiero morir. Y los combatiré siempre, hasta muerta, gracias a mis palabras escritas y a quienes las leen, a quienes las escuchan, tanto como los combato y seguiré combatiendo a ellos.

(Oriana Fallaci fue una activista, escritora y periodista italiana. Fue la primera mujer italiana corresponsal de guerra. Como escritora de doce libros, vendió veinte millones de ejemplares en todo el mundo; como periodista ganó un gran prestigio internacional especialmente por sus entrevistas a personajes famosos. Este artículo es un fragmento de “La vida es una batalla de cada día” 2006)

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