ES HORA DE ESTAR COMPROMETIDOS Y ATENTOS

OPINIÓN / EDITORIAL

Nada se dice o se hace por el bienestar común

Por Walter R. Quinteros

Un reciente estudio realizado en el Instituto del Cerebro de París por la neurocientífica Pauline Pèrez y sus colegas, en el que midieron el ritmo cardiaco de los voluntarios durante una serie de experimentos, utilizando un electrocardiograma, nos muestra que el corazón de varias personas puede latir al unísono cuando están atentas a una historia que se les está contando. Para ello no es necesario que estén en la misma habitación, incluso pueden encontrarse a kilómetros de distancia. Según una publicación del sitio muyinteresante.es 

"No se trata de las emociones, sino de estar comprometido y atento, y de pensar en lo que va a pasar a continuación. El corazón responde a esas señales del cerebro. Para recordar algo se necesita ser consciente de lo que se está haciendo, los investigadores explican que nuestros corazones laten al mismo tiempo que el procesamiento consciente de la narración por parte de nuestra mente. Lo importante es que el oyente preste atención a las acciones de la historia", señala el neurocientífico Jacobo Sitt.

Empiezo con esto en razón de que, en la semana, he tomado conocimiento de la escasa atención que prestan los alumnos en clase. Se muestran dispersos a la hora de prestar atención.

No saben o parecen no entender los alumnos de hoy, lo importante que es la escucha atenta para comprender lo que el maestro/profesor nos quiere comunicar. Pero ese acto de escuchar con atención lo que se nos dice solo es posible si hay una motivación para llegar a un entendimiento en el aula. Cuando algo interesa, se escucha con atención.

Es decir que pasa por el educador, hacer entonces que sea interesante lo que está diciendo. Que sus palabras atrapen al escuchador. De ello depende su futuro laboral.

Como cuando iniciamos un relato, como cuando los escritores contamos nuestro cuento. De ello depende el aplauso conmovedor.

La política.

Pero también ocurre en las personas mayores que, en estos días de conflictos político-sociales que suceden en el país, vemos por qué no fluyen los acuerdos, tan necesarios, a los que habría que arribar, para llegar a acuerdos de entendimiento por el bienestar común.

Es obvio que eso no es posible debido a que se manejan intereses muy disímiles entre los actores llamados al diálogo. El fanatismo partidiario es la pared a derribar. Solo se escuchan acusaciones, muchas veces sin fundamento. Apartadas de la historia.

En mi caso, veo que no es posible encontrar motivaciones que los lleven a un entendimiento consciente en pro de ese bienestar común, como hablar de grandeza de Nación. Todo pasa por una fingida lealtad a determinado partido político y más aún si por ello deben aceptar ponerse en una posición de tener que demostrar alguna equivocación. O perder cierto dinerillo de planes, dádivas y subsidios.

Para justificarnos acudimos a la  penosa frase de que la culpa es del otro.

Así, como para los alumnos de una determinada escuela que no prestan atención, el profe es el malo. Las personas mayores no coinciden en buscar el bienestar común. Es porque aquel es zurdo o este otro es gorila.

Una buena.

Casi como un llamado de atención, por ejemplo, se ha dado en las últimas elecciones que la ciudadanía se mostró perspicaz y logró ubicar a aquellos actores políticos que se oponen por oponerse, a los que se acomodan económicamente porque ya llegaron y, no "sincronizan sus latidos" con el de la ciudadanía, y a los que no tienen interés en la historia ni en lo que vendrá. Está a la vista.

Creo que eso ha pasado. Las últimas elecciones es una clara muestra del cansancio a determinado relato en el que ya nadie presta atención. Nada interesante se dice por el bienestar común. Aburren y nos dispersan. 

Ha sido muy fácil para ellos pedir un voto para, una vez elegidos, después dedicarse a echarle la culpa de lo mal que ejerce al otro, al que estuvo anteriormente en el cargo. Tuvieron su acción correctiva en el voto por su falta de dedicación.

Para el docente, es muy fácil decir que la mala educación viene desde la casa.  La enseñanza también debe tener acciones correctivas que coincidan en el bienestar común. Se debe entender que están "formando" ciudadanos.

Y los políticos con sus políticas educativas deben, ahora y con mayor razón, entender el mensaje de la ciudadanía que su relato actual es equivocado. Vale el ejemplo de la escasa preparación para enfrentar la vida laboral, de los alumnos que hacen egresar sin una mínima comprensión de texto. Me imagino en otras materias.

Entonces creo que es hora de estar comprometidos y atentos. 
Queremos ciudadanos preparados, no fanáticos partidarios.






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