ANÍBAL DEJA YACIMIENTOS CARBONÍFEROS CORRUPTA E IMPRODUCTIVA

OPINIÓN

El que llegue como interventor, asume la caja negra de corrupción e improductividad más grande del país 


Por Rubén Lasagno

Con los cambios urdidos por el kirchnerismo en el gabinete y con los apellidos que rodeó al presidente sin poder, Alberto Fernández, el país encara una nueva pared de concreto empujando un camión sin freno, con la dirección atada con alambre y un conductor alcoholizado.

Juan Manzur (Jefe de Gabinete de Ministros) Santiago Cafiero (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto) Aníbal Fernández (Ministerio de Seguridad) Julián Domínguez (Ganadería, Agricultura y Pesca) Jaime Perzyck (Educación) Daniel Filmus (Ciencia y Tecnología) Juan Ross (secretario de Comunicación y Prensa), es una selección donde los méritos no son indispensables y es un país urgente, nada expresa que vamos a salir del pozo, solo muestra la Manu military de la viuda, en un contexto de pelea interna que a nadie le importa, excepto porque lo que viene es aún peor que lo que vimos.

La llegada de Aníbal Fernández al Ministerio de Seguridad es un oximorón como si Máximo Kirchner llegara al Ministerio de Trabajo.

El papel de Aníbal Fernández en la Anmac (ex Renar), su vinculación con el triple crimen, la efedrina, con las acusaciones cruzadas de los hechos de corrupción y el antecedente de ser el mariscal de la derrota en provincia de Buenos Aires y hasta un fracasado candidato a concejal en la costa, revive lo peor de la década kirchnerista y hasta el multimillonario gobernador (Manzur, el más rico de la década ganada con causas abiertas), se hace cargo de la Jefatura de Gabinete a nivel nacional donde nada va a cambiar, obviamente.

Pero en Santa Cruz se produce otro colapso: el candidato a asumir la Intervención de YCRT es una incógnita. No se sabe si viene de afuera o será un elegido de la provincia. Hay muchos que se proponen, pero a ninguno le llegó la unción. Sin embargo, la pregunta es ¿Será un premio o un calvario para quien sea nombrado Interventor de una empresa detenida, improductiva, con gremios sublevados, donde pocos quieren trabajar, con una conducción que cobra sueldos de lujo en un país de pobres y con un conflicto que parte en dos a los sindicatos y gente enojada y con poca paciencia?

Si el que asume es un hombre del riñón K, seguramente sabrá saldar rápidamente las diferencias y arreglará todo con la billetera, rellena con los papeles que produce la maquinita en Ciccone. Si no es del ala K y proviene de la inmadura gestión del presidente rodeado, no tendrá ningún futuro. Pero seguramente, tanto uno como otro, deberá decidir al momento de poner las manos en los dineros sucios que se distribuyen a través de YCRT y usando a la Usina de 240 Mw como excusa para dilapidar fondos públicos, que rellena la billetera política y de varios funcionarios nacionales y/o provinciales desde el 2019. La historia los condena y nosotros hemos contado todo y lo seguimos haciendo.

La división sindical dentro de YCRT, amenaza con la estabilidad de la actual conducción y si la Intervención que llega es improvisada y genuflexa, estará fuertemente condicionada por los sindicatos, pero también por el plan de inversión y la necesidad de mentirle a la sociedad, por razones estrictamente políticas.

Deberá articular (y darle continuidad) a la mentira de la puesta en servicio de la usina, decirle a la gente que va a funcionar a carbón, cuando YCRT no puede sacar un kilo de mineral, no está en condiciones de producir y de hacerlo necesita más de 2.500 millones de pesos para terminar las actualizaciones abandonadas; quien llegue deberá mentir para amansar las fieras o decir la verdad con el peligro de tener que armar el bolso antes de calentar la silla; el nuevo “Interventor” debe ser un K de oficio, nadie que tenga un mínimo de ideas independentistas y crea que será un Interventor de verdad, tendrá chances de crecer; solamente un cumplidor de órdenes, podrá sobrevivir al estatus quo.

Ni hablar que quien llegue, debe darle continuidad a los planes “de inversión” establecido, heredar las empresas de los amigos que invadieron la cuenca y facturan decenas de millones en silencio y nadie conoce (aún) los números de las licitaciones y los contratos. Obviamente, quien llegue tampoco podrá escupirle el asado a los amigos K que, aún siendo funcionarios, tienen sus empresa alquilando camiones, dando servicios, alquilando viviendas y todo por valores poco común de encontrar en la plaza local.

Lo que deja Aníbal Fernández es una papa caliente que él manejaba de manera remota desde Buenos Aires y tenía a su patrocinador en la cuenca, el inefable Lucas Gaicerain, quien hoy nadie sabe si sigue o si también es parte del éxodo de la actual administración.

Resumiendo: el que se va deja un yacimiento partido, inactivo, en conflicto, con gente disconforme y cruzado por la corrupción. El que llegue no tiene otra opción: o asume aceptando la pesada herencia y adaptando su entusiasmo al plan kirchnerista recaudatorio pergeñado por el Frente para la Victoria para YCRT/Usina de Río Turbio o se va, antes de poner las manos en algo que lo puede sacar del juego y llevarlo a la cárcel, cuando pase el temblor K, dentro de 24 meses. 

(Agencia OPI Santa Cruz)

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