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Lo que digo es un engaño
Por María del Carmen Taborcía
Noruega acaba de prohibir a las “influencers” retocar sin avisar. Ha aprobado una ley por la que los “instagramers” y las marcas deberán indicar si las imágenes que publican con fines comerciales llevan filtro o han pasado por Photoshop.
Culminaron las cinturitas de avispa, los labios agrandados, las pieles de porcelana, los blanqueados, y demás modificadores de la realidad.
El Ministerio Noruego de Infancia e Igualdad determinó que las imágenes que se publiquen retocadas en redes sociales de marcas o influencers deben contar con previo aviso a sus seguidores. Se trata de promover que las personas no sean engañadas con la promoción de cánones de belleza alejados de lo real.
Esta medida se extiende no solamente a Instagram o Tik Tok, sino también a las revistas, periódicos, carteles de las marquesinas y vallas publicitarias.
Si una influencer de belleza ha puesto un filtro a su piel para acabar con pequeñas imperfecciones a fin de promocionar una nueva base de maquillaje, por ejemplo, deberá hacer público que esa imagen ha pasado por las apps de retoque fotográfico de rigor antes de publicarse.
Los involucrados en esta ley han mostrado su apoyo a la decisión, dado que consideran que “ayudará a frenar el impacto negativo que dicha publicidad tiene, especialmente, en niños y jóvenes”. Incluso algunos señalan que la medida debería extenderse a todas las publicaciones y no solo a las comerciales.
La periodista Jia Tolentino en The New Yorker, escribió que los filtros de Instagram y Snapchat han contribuido a crear una sola cara, “un tipo de rostro Cyborgiano que comparte rasgos comunes: juventud, piel sin poros, pómulos altos y marcados, ojos de gato con pestañas largas y caricaturescas, nariz pequeña y labios carnosos y exuberantes”.
“Ni siquiera es ya necesario el Photoshop con el que tradicionalmente se han retocado las fotos de las celebridades, ahora un efecto digital es capaz de lograr en segundos un físico que responde a los nuevos cánones de belleza surgidos en Internet y termina por uniformar a quienes lo usan generando expectativas de una belleza inexistente en el mundo real entre los más jóvenes”.
También en Francia desde 2017 se obliga a las publicaciones de moda a indicar cuándo las fotografías han sido retocadas, y Reino Unido recientemente reaccionó a la campaña #Filterdrop (fuera filtros). Lo importante es no mentir a la audiencia para que gaste el dinero en productos cosméticos que no dan los resultados que les quieren hacer creer.
No estaría mal que hubiese una ley que prohibiera a los políticos generar falsas expectativas, con mentiras que crean mundos ficticios para obtener el voto ciudadano.
Impedirles que implanten ideas ilusorias de cómo van a gobernar. Vedar la fantasía política. O por lo menos que lleven un cartelito colgado que exprese “lo que digo es un engaño”.
(NOVA)
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