OPINIÓN / EDITORIAL
Los casos están a la vista, las cosas no
Constituye una seria amenaza para la democracia el mal desempeño del intendente. Es a simple vista un ejemplo de lo que no se debe hacer. Sus actitudes ante la sociedad, deja como un flojo precedente que, aparentemente, como se presentan las cosas, no tendrá castigo.
Pero ya depende del accionar de investigadores y que, el sistema asegure la vigencia de la igualdad jurídica de las personas.
De nada sirve la larga lista de derechos consignados en la Constitución si quienes deben ser sus guardianes violan los principios básicos de idoneidad, independencia, autonomía, transparencia y honradez al investigar y actuar con todo el peso de la ley contra el ciudadano común y apartarse cuando se trata de un funcionario.
Imagínese si usted tiene el accidente que dice haber sufrido nuestro intendente. Es probable que una vez detenido y examinado, por un servicio médico en el lugar como a cualquier ciudadano, le hagan los test correspondientes de alcoholemia según marca la Ley Nacional de Tránsito N° 24.449, que dispone que todo conductor debe someterse a pruebas expresamente autorizadas para determinar el estado de intoxicación alcohólica o por drogas para conducir.
En caso de accidente, la autoridad debe tomar pruebas lo antes posible y asegurar su acreditación.
La pregunta es: ¿Nuestro intendente ha pasado por estos exámenes?
Parece que no.
Pero también resulta que hizo abandono de nuestro vehículo, comprado en plena pandemia y sin la correspondiente identificación de que el mismo integra el parque automotor municipal.
La citada Ley, no habla muy bien del conductor, en caso de los seguros del automotor en estos casos dudosos.
Insisto, si le hubiese pasado a usted, seguramente en estos momentos su cuerpo estaría colgando del árbol más alto de Cruz del Eje, sufriendo todo el escarnio de la sociedad.
Parece que ser un "funcionario", lo habilita abiertamente a violar esos principios por lo cual, los ciudadanos comunes son castigados. No se trata de generalizar, pero nunca es más cierta que en este caso, aquella máxima de la sabiduría popular sobre eso de "haz lo que yo digo, no lo que yo hago". Pero quedan precedentes. Y esos precedentes afectan la democracia.
Las "razones laborales" todavía no la sabemos. Como para justificarlo en algo.
¿En qué beneficia al pueblo cruzdelejeño que el intendente maneje a altas hora de la noche?
¿Y la nómina de los presentes en la reunión? ¿Las filmaciones, las fotos, el acta de lo tratado?
No pasa nada. Votame a mi pibe, total no pasa nada. Ponemos en duda la virtudes del que informa, y listo.
Pero los casos están a la vista, especialmente los que involucran a autoridades. Las acciones de una figura pública son de dominio público. Porque cobra su salario del erario público.
Qué mal le hacemos a nuestra democracia que sus adláteres, tengan el desparpajo que les caracteriza, para anunciar por redes sociales que el intendente se encuentra "ileso y que agradece los mensajes de preocupación recibidos por ciudadanos".
¿Cuántos ciudadanos? ¿apenas 43 me gusta en 46.000 almas?
¿A qué hora, de qué día, de qué semana, de qué mes, de qué año, nos contarán la verdad de lo sucedido?
Pero ojo, también va para las otras autoridades. A las que debieron controlar el estricto cumplimiento de los DNU.
Y no se olviden que el vehículo es NUESTRO, no del intendente.
¿O será como el cuento de la buena pipa de los balances? El dinero también es nuestro.
¿O será como el tema del estado del parque automotor? Que los manos de yeso del oficialismo dijeron que no nos interesaba.
¿O será cómo esto, esto otro, o aquello? Sendos expedientes duermen sus sueños.
Para eso si —como dice Julio de Vido—, "silencio stampa".
Y eso —créame amigo lector—, le hace tan mal a la democracia.
Porque los casos están a la vista, y las cosas no.
(La Gaceta Liberal)
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