ACÁ NO TRIUNFA EL QUE NO QUIERE

OPINIÓN / 

¡Felicidades Copani! Pidió que traigan la Pfizer y lo logró 

Por Javier Boher

Acá no triunfa el que no quiere

Finalmente se le cumplió el deseo al cantautor argentino de los tres éxitos hace tres décadas. “Traigan la Pfizer”, pidió en tono socarrón, y le trajeron la vacuna norteamericana. Parece que al final venció el imperio, porque el gobierno anunció ayer el acuerdo al que arribó con el laboratorio que produce la vacuna que obsesiona a la pequeña burguesía que irrita a Copani.

Poco más de un año después de haberse reunido con el representante de Pfizer en Argentina, tras miles de argentinos que recibieron el pinchazo en la fase de pruebas (que le significó al país la prioridad para la compra de vacunas) y más de 100.000 muertos, la ministra Carla Vizzotti comunicó que el país recibirá 20 millones de dosis de la vacuna germano-americana.

Muchas cosas se dijeron a lo largo de este tiempo para justificar la decisión de adquirir el producto ruso o el chino una vez que el negociado con el laboratorio del supuesto financista de la campaña no pudo cumplir con las promesas.

Si todas hubiesen sido ciertas, hoy debería haber marchas de miles de argentinos pidiendo que les devuelvan los glaciares, por ejemplo. Esa idea casi primitiva del funcionamiento del mundo y la economía, según la cual siempre hay un interés colonial y material detrás de lo que deberían ser negociaciones comerciales que ponen a la política en un nivel mucho menos burdo.

Otra vez el gobierno ha cedido ante la presión opositora, sabiendo que aflojar ahora le evitará un dolor de cabeza hacia adelante. Sin negociar, yendo a todo o nada, es vital saber cuándo retirar la apuesta para no ser humillado en la derrota ni quedar en evidencia por la tozudez. Al menos en eso, algo de racionalidad queda en Casa Rosada.

Tal vez sea una forma de evitar que la demanda por 100 millones de pesos que el presidente interpuso contra la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, quede bajo el radar de los medios. La denuncia de Bullrich fue hace dos meses. La demanda, hace uno. La velocidad con la que suceden las cosas en este país es increíble, porque se pasa de una declaración temeraria por una dirigente opositora, a una sacada de pecho por una ofensa moral, a un acuerdo gigantesco con el mismo laboratorio que se habría negado a pagar coimas. Imposible guionarlo.

Modo electoral

Entrando en modo campaña, la incógnita será, ahora, sobre cuánto demorarán en llegar las vacunas y cuál será el ritmo de vacunación. ¿Las dejarán guardadas con las cinco millones y media de dosis que aún permanecen sin aplicar?¿veremos situaciones escandalosas como la de Misiones, que salieron a pinchar justo antes de las elecciones, con las vacunas que tenían escondidas?. “No tengo pruebas, tampoco tengo dudas”, dijo alguna vez la vicepresidenta.

La manipulación del operativo de inmunización con fines electorales será la carta ganadora para un gobierno que hasta este punto ha apuntado a magnificar el problema para tapar su inoperancia. A partir de ahora, cuando el presidente aseguró que se empieza a ver el final de la pandemia, veremos lo contrario, una puesta en escena sobre cómo nos están sacando de encima a la parca oriental que nos persigue desde hace más de quince meses.

Aunque el gobierno nos ha acostumbrado a verlo haciendo las cosas mal, si hay algo que al peronismo le sale muy bien es volver de supuestas derrotas. Es como ver a la lechera trastabillando y con el balde casi en el suelo durante meses, sólo para que pasadas las elecciones la veamos habiendo cumplido todos sus sueños de trueque y felicidad.

Así las cosas. En época de juegos olímpicos es bastante entretenido observar las piruetas y contorsiones de los adherentes al gobierno, los que como Copani se mofaron de la insistencia opositora por obtener la vacuna de Pfizer.

Ahora que ya no se trata sólo del decreto del presidente, sino de un acuerdo concreto para la adquisición de vacunas -tras el ablandamiento de la opinión pública con la carta reclamando la Sputnik- los que ironizaban sobre la obsesión opositora hoy andan apurados borrando tuits.

El miedo al archivo es increíble.

Las cosas que se hacen por ideología escapan al sentido político de la oportunidad. ¿Festejará ahora Copani, lo que le trajeron la Pfizer?¿O estará enojado esperando la segunda dosis de la rusa? Ojalá nos enteremos con otra cancioncita tan pegadiza.

(Alfil)

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