EDUARDO WELINDO GARAY: CRUZDELEJEÑO

ENTREVISTAS / HISTORIAS

¿Quién que vive, no vive de recuerdos?

Por Walter R. Quinteros 

Eduardo Welindo Garay, nació en Cruz del Eje, el 9 de febrero de 1927. Retirado de la Gendarmería Nacional con el grado de Comandante Mayor, recuerda sus vivencias en esta ciudad que lo vio nacer, y algunas a lo largo y ancho de nuestro país gracias a su carrera.

Egresó como alférez en el año 1953 con medalla de oro, prestando servicios en unidades de frontera de la Patagonia. Asimismo, fue Instructor de Cadetes, jefe de cursos, jefe de Escuadrón Aspirantes, y jefe del Escuadrón San Martín, Chubut, donde fundó el Colegio Secundario N° 709. Destinado luego en la Escuela Superior de Gendarmería, viajó a Canadá y, ya de regreso, fue designado Jefe de la Agrupación Corrientes, donde se retiró en 1981. 

Pero a su rica historia debemos agregar que en 1995 publicó el libro "Carrenleufú-Río Encuentro. Bastión de Soberanía" y, en el año 2005, el libro "Misión Cumplida. Una historia Olvidada. Homenaje a sus protagonistas".

—¿Nos cuenta cómo fue la creación de la Escuela 709 "Gendarmería Nacional" en Chubut?

—Al llegar a destino, nos enteramos que la ciudad de San Martín no tenía escuela secundaria. Y nuestra hija debía ingresar a primer año. Un gran cambio… Eso me impulsó a ver que todos los que vivían allí y tenían hijos que terminaban la escuela primaria, debían enviarlos a ciudades distantes, como Esquel y Trelew, con los inconvenientes propios: separación, gastos en pensiones... Mi reencuentro con el Padre Natalio Astolfo, un querido sacerdote salesiano, que fue un sembrador de escuelas en la Patagonia, fue el lazo necesario. Cuando le pregunté “¿Cómo se crea una Escuela? Él me contestó: "Fundarla, y trabajar mucho". Y así nació la Escuela Secundaria Privada, sección B, del Colegio Secundario de Río Mayo, creada por el Padre Astolfo, apoyada por el trabajo voluntario de una Junta Promotora integrada por vecinos y padres de alumnos. Hoy, es la Escuela Provincial “Gendarmería Nacional” No 709 y ha cumplido 47 años desde su creación...

Conozcamos entonces un poco a este cruzdelejeño, de la calle Mitre.

Eduardo Garay, desde su lugar de residencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, nos cuenta que tiene recuerdos muy intensos de su niñez y adolescencia en la casona centenaria de la calle Mitre 186, de su querida Cruz del Eje, criado en el seno de una familia tutelada por su abuela, Benita Sánchez Viuda de Barbuyani, que estaba emparentada con la familia Sánchez Cepeda, de la ciudad de Córdoba. Nos aclara que su abuelo, inmigrante italiano, era oriundo de Ferrara, y que falleció por un accidente a los 36 años. "Él era un herrero calificado del Ferrocarril del Estado, luego del Ferrocarril Belgrano". Nos dice que es hijo de José Welindo Garay y de Clarisa Barbuyani. Y recuerda que junto a sus hermanos Hugo Alberto, Ana Yolanda, y Alberto Arnaldo, vivían en ese extenso predio, lleno de un profundo calor familiar.

—¿Qué recuerda del barrio? 

—Era un barrio típicamente obrero a lo largo de la extensa calle Mitre, pavimentada y paralela a las vías del F.C. Todos se conocían y alternaban cordialmente y se convirtieron en propietarios tempranamente por acceso a créditos del Banco Hipotecario Nacional, con viviendas bien diseñadas a lo largo de la calle, para encauzar el intenso tráfico automotor que unía la estación homónima con el resto de la ciudad. El ferrocarril era la más importante fuente de ingresos del comercio zonal, a la par de la agricultura. Todas las viviendas estaban diseminadas, construidas sobre lotes originarios.

—¿A qué escuelas concurrió?

—Concurrí a la Escuela Graduada Primaria. Mi primera maestra fue María de los Ángeles Cáceres de Luna. Cuyo Vice-Director era Raúl I. Luna y su Director, el escribano Gordillo. Aquí quiero señalar que todos los niños recibíamos la enseñanza escolar pública. Los estudios secundarios los realicé en la Escuela Normal, bautizada luego República del Perú. Egresé en el año 1947 como Maestro Normal Regional, pero nunca ejercí como tal, por tener que cumplir con el Servicio Militar en la ciudad de Mendoza, egresando como Subteniente de Reserva.

—¿De aquellos años, qué nos puede contar?

De mis años juveniles trato de recordar una anécdota. A los 16/17 años, cursaba el magisterio en la Escuela Normal. Consecuente con la intensa actividad física, incursioné en la práctica del boxeo, influenciado por un pariente con el cual compartí algunos festivales. Un día aparecí en mi casa con algunos moretones, cosechados en el ring de aficionados, lo que unido a la pérdida de peso, fue motivo de una consulta médica. Como resultado, mi padre me prohibió terminantemente este deporte. En ese entonces, la autoridad paterna era inflexible y respetada. Y bueno, usted sabe, nuestra generación creció ajena a los medios de comunicación, tales como TV, cinematógrafos, había solamente emisoras radiales, cine mudo en blanco y negro, bailes populares en clubes deportivos como el Independiente, Lawn Tenis Club. De tal modo, la actividad física de la juventud se centraba en el fútbol, básquet, ciclismo, atletismo, estimulados desde las escuelas locales secundarias, especialmente desde la Escuela Normal. Y me cabe el honor de haber sido uno de los protagonistas destacados en casi todas las ramas: Salto en alto, garrocha y carreras pedestres. Fui el primer garrochista conocido en el ámbito estudiantil, según relata alguna crónica del periódico “La Idea”, —años 1945/46—. Después, al finalizar mi servicio militar, ingresé como empleado ferroviario en la ciudad de Rosario, para poder cursar la carrera de Diplomacia en la Universidad del Litoral, aunque no llegué a concluir los estudios. 

—¿Y cómo aparece Gendarmería en su vida?

—Digamos que fue mi opción definitiva, y la que ocupó la mayor parte de mi vida. Ingresé a Gendarmería Nacional, donde egresé como Oficial en el año 1953, movido por la vocación de aventura, por conocer otras latitudes, por conocer otros modos de vida y costumbres de nuestro extenso territorio, asimilar su cultura y vivencias en otras zonas que tempranamente me atrajeron desde mi etapa juvenil, y que pensé despierto con un futuro que el destino se presentó desde mi carrera, y donde conocí todo el ámbito geográfico de mi país y parte del mundo que alguna vez soñé conocer.

—Lejos de ésta, su tierra natal, ¿la piensa, la sueña, qué nos desea a la distancia?

—Desde mi tranquilo lugar en la vejez, a mis noventa y cuatro años, donde disfrutamos con mi esposa de hijos y nietos, y de los buenos amigos que siempre están, no he dejado de recordar mi pasado en mi terruño, rodeado de mis seres queridos, mis amigos, nuestra nunca olvidada calle Mitre y todo lo que ella significó en la historia cruzdelejeña “¿Quién que vive, no vive de recuerdos?” Dijo alguna vez un poeta... Y esos recuerdos nos llevan a recordar la lejana niñez, pautas de ausencia física y sentimental del terruño natal, y de regalarme el orgullo de decir: “Soy de Cruz del Eje”.  Las añoranzas nos llevaron a visitar la ciudad una y otra vez, de estar junto a los más queridos sentimientos, del amor y la amistad, y visitar sus múltiples e inolvidables lugares. 

Se sabe, que si algo define a las personas de buen corazón es tener siempre claras sus prioridades. Al fin y al cabo, quien sigue sus valores y principios percibe mejor su accionar. Y, a veces, dan de sí mucho más de lo que pueden. 

Decía Séneca, que gran parte de la bondad que vemos en el mundo es el resultado de quien se esfuerza diariamente por hacer el bien. Por lo tanto, esas personas son mentes focalizadas en servir de ayuda, en brindar su apoyo activo, y no limitarse a ver que la vida pase.

En La Gaceta Liberal tenemos un dato que él no nos quiso contar: Todos los años envía desde Buenos Aires, una plaqueta en reconocimiento al mejor alumno de "su" Escuela.

—Comandante, déjenos un mensaje para todos los cruzdelejeños.

—A la distancia, y como mensaje, siempre deseo que allí se siga construyendo un futuro próspero, con trabajo y una vida plena y en paz,  siempre con la base de la familia, y el amor entre los hombres. Cómo nos enseñó Jesús.

(Walter R. Quinteros / La Gaceta Liberal)

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