CONFINAMIENTO: USTED DEBE CONSULTAR EL DICCIONARIO

OPINIÓN / EDITORIAL

Nos hacen creer que la culpa es nuestra      

                                                          
Por Walter R. Quinteros        

El diccionario señala que "Confinamiento": Es una pena que consiste en obligar a alguien a residir en un lugar diferente al suyo, aunque dentro del área nacional, y bajo vigilancia de la autoridad.

¡Caramba! Bajo vigilancia de autoridad.

"Autoridad": Facultad o derecho de mandar o gobernar a personas que están subordinadas.

Pero veamos, como para ampliar el concepto: Un policía, por ejemplo, tiene autoridad, poder y responsabilidad. "La autoridad es la habilidad y capacidad conferida por sus superiores para representar la ley y hacerla cumplir, su placa y su pistola es el poder. El no puede usar el poder si no esta en línea con quien le dio autorización y eso lo lleva a tener responsabilidad. En la vida, necesitamos tener el equilibrio de estos tres conceptos para poder demostrar la genuina autoridad en donde funcionamos, sea el trabajo, el hogar".

Esto sin lugar a dudas es una gran responsabilidad para los que han sido elegidos como autoridad, pues ellos deberán ejercer dicha labor con la responsabilidad necesaria pues deben rendirle cuentas de todo a su pueblo, que delegó en ellos tal autoridad.

Sigamos con este concepto: ¿Qué significa ser autoridad delegada?

Autoridad delegada es: la potestad o facultad dada a una persona y esta autoridad es establecida a través de otros poderes para conducir una nación, provincia, ciudad, lugar, etc.

Parece que la cosa se complica un poco ya que todo se desvirtúa. Porque, volviendo al tema de "Autoridad", que es tener la facultad o poder para mandar o gobernar, también parece ser, que existe el "Abuso de autoridad", que es el uso del poder delegado en forma abusiva.

El confinamiento implica claramente, permanecer bajo vigilancia de autoridad.

Es lo que el gobierno quiere.

Pone de excusa la cantidad de contagios, pero pone horarios y exceptúa actividades esenciales, como si, en esas horas de excepción el virus no circulara.

Y usa un viejo "latiguillo" como el de que la culpa es nuestra: Mentira, la culpa es de este mismo gobierno que en diciembre del año pasado decía que iban a entrar 20 millones de vacunas. La mentira es falta de autoridad, pues el significado de Mentira es: Afirmación que hace una persona, consciente de que no es verdad.

La culpa es del otro, no de su propia ineficacia para conseguirlas como hicieron otros países.

Veamos: 

La ministra de Salud, Carla Vizzotti, advirtió que la situación epidemiológica por la segunda ola de coronavirus es "la más preocupante" desde que empezó la pandemia, y agrega.

"Independientemente de haber fortalecido el sistema de salud y de haber iniciado y sostenido la vacunación, la situación es crítica, la más preocupante desde que empezó la pandemia. A diferencia del año pasado, ahora la situación es totalmente diferente por las nuevas variantes, más letales, pero sobre todo, por la movilidad y por la circulación de personas en un contexto de alta transmisión viral".

O sea, la culpa es de nosotros por salir a buscar un mango para comer y el virus que es más letal que el año pasado. De su inoperancia como ministra, no.

Es decir entonces que: Hay una especie de mundo distinto al nuestro, del mundo que vive el gobierno o, en el último de los casos, que se imaginan que existe en algunos de sus funcionarios ¿La escuchó a Cristina preguntar a qué hora cierra una bombonería?

Para ponernos en la realidad, basta con leer los comentarios sobre la Argentina contra la pandemia que fueron publicados en The Guardian, o el Washington Post. 

El Presidente convertido en el profesor y sus filminas que lideraba con su imagen, nos mentía. Nos asustaba, porque otra cosa no le quedaba.

La verdad, es que nuestra Argentina se ha convertido en un país que disputa la mayor cantidad de muertos diarios por cada millón de habitantes. Y estamos compitiendo con Brasil, con la India. 

Nunca llegaron las vacunas prometidas por el Presidente para el verano pasado. 

Expulsaron al ministro Ginés González García, mostraron en conjunto estar unidos en eso ¿Sabe por qué? Porque la culpa la tiene el otro.

“Para mi pesar, tuve razón”, dijo nuestro presidente —a quién le delegamos autoridad— sorprendiéndonos a todos, mientras anunciaba este nuevo encierro, como si fuese lo único que tiene a mano para contener la ola de contagios y muertes. La culpa era de nosotros, no de su ineficacia. 

No hubo ninguna autocrítica. No dijo nunca  "la culpa es mía".

Con las cifras alarmantes de la Argentina, mostrándolas como un cuco que mete miedo y nos espera en la oscuridad o, a la vuelta de la esquina, nos habla como si no supiésemos nada de eso, nos impone un duro confinamiento.

Consultemos el diccionario: ¿Le delegamos la autoridad para tratarnos como a presos? Confinamiento.

¿A qué hora cierra la bombonería? Preguntaba Cristina, la presidentevice, anoche en el senado, en medio de un debate, y mientras llorábamos 73.133 muertos a esa hora.

La culpa es suya, amigo lector.

(Del editor / La Gaceta Liberal)


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