SOBRE EL CASO FACUNDO ASTUDILLO CASTRO

SOCIEDAD / POLICIALES

El informe que no querían que conozcas

Por Bahía Indiscreta

A diez meses de la muerte de Facundo Astudillo Castro, la causa judicial -y su circo mediático- siguen deparando sorpresas. Las mentiras y las “medias verdades” han sido las constantes todo este tiempo. La imperiosa necesidad de instalar un suceso que no ocurrió ha empujado al estado a seguir dilapidando esfuerzos y valiosos recursos.

Personajes agitados por oscuros intereses políticos, que todo lo utilizan con segundas intenciones, tienen el objetivo de “mantener abierta la causa por siempre”. Ese es el fin. Y representa “negocio” para unos cuantos.


Los abogados querellantes han ido elaborando -y modificando- una hipótesis de desaparición forzada que nunca tuvo una sola prueba seria. Todo fue mediático. Gran parte de la prensa hizo propias las pistas del dúo letrado y fue cómplice del engaño a la sociedad. Mientras se mentía ante los micrófonos, la causa iba marcado otra historia. Muy lejos de la fábula.

Según se fue instalando (hipótesis mediática), Facundo salió de su casa de Pedro Luro. Fue detenido por los policías Curuhinca y Sosa en Mayor Buratovich. Fue alojado en la comisaría de ese pueblo. Fue golpeado y torturado. Después lo devolvieron a la ruta, le sacaron una foto y lo dejaron seguir. Luego volvió a ser capturado por agentes policiales (a dos mil metros de donde lo dejaron los anteriores) que viajaban en un patrullero “fantasma”. Esos uniformados nunca identificados (aunque esto es lo que dicen ver los testigos de la querella). Lo vuelven a golpear y lo dejan mal herido. (No le creen a la policía de civil Flores declara haberlo llevado de Buratovich a Origone en el auto de su padre). Ya en contacto con el oficial González, el chico es nuevamente “chupado” y llevado al destacamento. En simultáneo -el mismo González- consigue y le sube un actor -más precisamente un doble- a la camioneta de la productora rural para confundirla y hacerle creer que llevó a Facundo. Mientras tanto, el verdadero era golpeado en un colchón del calabozo -que quedó ahí con sangre 10 meses- y le roban dos amuletos que también quedan allí para ser encontrados. Aquel mismo día de la desaparición “alguien” se lleva el teléfono de Facundo a la zona de la ría cercana a Cerri para hacerse pasar por Facundo y contestar mensajes o hacer llamadas. A partir de aquí no se sabe bien qué sucedió o donde y como lo tuvieron cautivo (o como escondieron el cadáver) hasta que ocho días después lo trasladan al baúl de un patrullero de la Policía Local de Bahía Blanca, donde vuelven a dejar un amuleto de piedra turmalina, seguramente para que los encuentren rápido. Para esta operación debieron contar con vehículos no oficiales y organizarse entre personas que ni se conocían pero que estaban todas conminadas para el siniestro plan. Una vez en Bahía el patrullero de la Local permaneció estacionado en una seccional, luego fue a cargar nafta y luego atravesó la ría (por el agua) para depositar el cuerpo.

No es una enajenación de los sentidos. Es la historia que le hicieron creer a parte de la ciudadanía todo este tiempo. Un insulto a la memoria de Facundo y la inteligencia humana.
Es show debe continuar

El show siguió la semana pasada con un nuevo allanamiento -en el que el adiestrador Herrero le hizo volver a encontrar rastros clave a su perro. En un país razonable, un personaje de este estilo estaba preso y procesado. Ya no se burlaría de nadie más. Aquí sigue siendo la estrella que va esclareciendo el caso, aunque lo oscurezca.

Cualquier persona, medianamente reflexiva, entendería que sería imposible de creer que 10 meses después -y con advertencias televisadas de que irían a revisar el lugar- el o los asesinos-desaparecedores mantendrían un colchón con sangre, pelos o amuletos en el lugar donde cometió el crimen.
Un poco de cordura

Uno de los elementos más increíbles en el derrotero de la querella fue sospechar y contradecir al Equipo Argentino de Antropología Forense. Es acaso el organismo más incuestionable y creíble del país. Respetados en el mundo por sus hazañas en materia de investigación y candidateados al Premio Nobel.

El EAAF determinó que Facundo murió ahogado en el lugar donde fueron encontrados sus restos. Es decir, no murió ni en Origone ni en otro lugar.

Sin ponerse colorados, desde la querella insisten en que el cuerpo fue “plantado”.

El EAAF estableció que no hubo lesiones previas. La querella insiste en que hubo golpes y torturas. Huelgan los comentarios.

Este elemento aportado por la ciencia, sumados a otra docena de pruebas, pulverizan la teoría del exconcejal radical Peretto y el adicto a las difamaciones Aparicio.

Y aunque la causa tiene un sentido claro, los querellantes volvieron a sonreír cuando dos fiscales de CABA -Heim y Azzolín- comenzaron acompañarlos en sus pedidos. Sabían que el caso podrían exprimirlo un poco más. Aunque no haya nada.

Los representantes del Ministerio Público, que habían sido convocados para colaborar con Ulpiano Martínez que ahora plantó bandera harto del “circo”, sostienen que hay que seguir investigando porque hay “muchas dudas”.

Sin embargo, por extrañas razones, parece que hay dudas que no están dispuestos a despejar: pues en los últimos días pidieron el apartamiento de la jueza Gabriela Marrón por haber agregado un informe para echa luz sobre las circunstancias acaecidas en la ría. ¿No lo consideran importante? Sostienen que la jueza “no tenía autoridad” para sumar eso al expediente y se niegan rotundamente a que sea considerado. Llamativo si que se busca la verdad.

LA BRUJULA 24 accedió al paper que pretenden se mantenga oculto.

Se trata de un trabajo realizado por otro organismo respetadísimo: el Instituto Argentino de Oceanografía (IADO), que depende del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Universidad Nacional del Sur (UNS). Es una institución dedicada a la investigación científica de todas las disciplinas vinculadas al estudio de nuestro mar.

Los profesionales realizaron un análisis de los niveles de inundación por marea en la zona del canal de la ría donde murió ahogado Facundo. Lo hicieron en conjunto a sus pares del Servicio de Hidrografía Naval (SHN) y del Centro de Recursos Naturales Renovables de la Zona Semiárida (Cerzos).

Se realizó un trabajo exhaustivo del sitio que involucró la instalación de un mareógrafo de registro continuo frente al sitio del hallazgo, la elaboración de un modelo analítico para la estimación de los niveles de marea específicos y la reconstrucción de los niveles de inundación ocurridos el día 30 de abril de 2020 a partir del perfil topográfico, entre otras medidas.

“Del análisis específico para el sitio se deduce que el día 30 de abril de 2020, poco después de las 23:00, la marea (creciente) habría alcanzado el punto señalado como sitio del hallazgo de los restos. El nivel del agua habría alcanzado la pleamar en el sitio aproximadamente a la 1:00 día siguiente. La capa de agua en el sitio habría alcanzado en ese momento aproximadamente 40 cm de profundidad”, señalan los profesionales. Lo que explican, de manera técnica, es cómo, cuándo y cuánto se inundó la zona en la que murió ahogado Facundo.

“Debido a la extensión del área de interés y a la necesidad de proveer información sinóptica y abarcativa de la dinámica de las mareas, se optó por una aproximación metodológica basada en el uso de imágenes satelitales. Esta metodología brinda una estimación aproximada de los niveles de inundación. Para la reconstrucción de los niveles aproximados de inundación se implementó una serie temporal compuesta por 67 imágenes satelitales Landsat 8 OLI”, agrega el paper.

¿Por qué el informe es tan incómodo para quienes insisten en la teoría de la desaparición?

Lo explican los propios fiscales: “La decisión de la jueza de forzar la realización de ese estudio implica cristalizar su postura sobre el caso, que se traduce en que Facundo Astudillo Castro falleció ahogado accidentalmente en el estuario de Bahía Blanca el cual habría pretendido cruzar a pie”.

Traducido se oponen porque ese informe profesional viene a reforzar lo que el expediente viene exhibiendo. No es “la postura” de una jueza, es lo que va surgiendo de la evidencia científica aportada por organismos honorables y respetables. ¿O pretenderán que sólo se agreguen las conclusiones del oscuro perito Herrero y se margine al IADO? No se puede entender. O sí.

Conclusión: el lugar donde se hallaron los restos de Facundo aquel 30 de abril se inundó con el agua de mar. El terreno es un pantanoso cangrejal y atravesarlo en una noche fría y oscura es un milagro. Es lo que afirma la ciencia, no un trasnochado cualquiera.

(LA BRÚJULA 24)

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