MI MEJOR AMIGA ESPERÓ LA VACUNA BAJO EL SOL

OPINIÓN /

Se cayó el sistema, en plena vacunación en Feriar

Por Walter R. Quinteros

A veces sucede, le digo, es más hay quiénes emplean la frase:  "puede pasar", pero me molesta, me pone los nervios de punta que justo te toque a vos, que justo pase cuando están en la fila los que merecen más que nadie vacunarse...

Quise alentarla y le seguí hablando. Mirá el lado positivo, ya estás en la fila, ya te falta poco y, aunque no te vea, largame una sonrisa. Vos sabés querida amiga, que cuando sonríes me haces feliz. 

Las crónicas dicen que la caída del sistema informático, alrededor de las 11 de este viernes, complicó el ritmo de vacunación contra el Covid-19 en el vacunatorio que funciona en el Centro de Convenciones Córdoba.

Dicen que la falla provocó fastidio en muchas personas que a esa hora formaban una fila extensa bajo el sol resplandeciente de la mañana, a la espera de la primera dosis de la Sputnik V.

Dicen que por la demora en reparar el desperfecto hizo que la columna humana se prolongara con rapidez y formara una suerte de “S” gigante entre los autos que casi colmaban la playa de estacionamiento del complejo de reuniones, con capacidad para 1.400 vehículos.

Y también que se sumó al colapso transitorio la poca cantidad de sillas de ruedas previstas para el traslado de gente con problemas motrices y de butacas dispuestas dentro de una carpa estructural donde esperaban sentados los acompañantes de quienes entraban a inocularse al salón principal del establecimiento.

Y dicen que dos fletes ingresaron con premura al predio cargados -hasta el máximo de sus posibilidades- con asientos comunes y posturales con rodamiento para movilizar a los adultos mayores que lo requirieran.

En un momento, cuentan, la hilera de resignados alcanzó los 400 metros, más o menos, calculada a paso de hombre. Los más previsores se protegían de los rayos solares con sombrillas, mientras los menos precavidos echaban mano a papeles o lo que tuvieran a su alcance para improvisar viseras y cubrirse en parte la cabeza y la cara.

Y que al rato de conocerse el trance, efectivos de gendarmería y voluntarios de la Cruz Roja salieron al playón a repartir agua fría entre quienes padecían la eventualidad (incluidos los policías de la provincia y trabajadores municipales afectados a la organización del operativo de inmunización masiva), pero la cantidad de botellas alcanzó para calmar la sed y refrescar a unos pocos.

Finalmente, mi mejor amiga, pudo vacunarse. Tengo un bronceado divino, me dijo.

(LGL)



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