LA HISTORIA Y LA MEMORIA

OPINIÓN /

Habrá que recordar para no repetir

Por Walter R. Quinteros

George Orwell, nos decía desde su asombrosa novela 1984: “quien domina el presente, domina el pasado; quien domina el pasado, domina el futuro”. 

La lógica demoledora de esta sentencia casi la convierte en un axioma. Muchos corolarios se pueden extraer de ella, por ejemplo, que “el futuro domina el pasado”. Mientras otras especies animales viven en un presente perpetuo, el ser humano es un ser histórico en el cual el pasado, aunque sin obligarlo, gravita con fuerza; pero proyecta su vida hacia el futuro, hace proyectos. Estas proyecciones se ejecutan a base de una previsión, de la convicción de que se está “viendo” anticipadamente el futuro, nos explica Alfonso Dousdebés.

En el sitio scielo.org hay un artículo muy interesante que habla sobre "La memoria y la construcción de lo subjetivo" firmado por Alexis Pinilla Díaz.

En este artículo se hace una reflexión teórica sobre la génesis y el desarrollo de la memoria, como categoría sociológica, destacando el importante papel político que tienen las luchas por la memoria en la reconstrucción del pasado y el presente. Finalmente se propone que la memoria, junto a la acción colectiva, es una categoría fundamental para comprender los procesos de constitución de las subjetividades contemporáneas.

Entonces tenemos una serie de falsas promesas encontradas en cada vuelta de esquina, formulada por políticos para llegar al poder. 

La memoria sería recordar que prometían. La historia muestra lo que en realidad hicieron. 

Y también en este artículo leemos frases como: 
"Si la historia tiende a aclarar lo mejor posible el pasado, la memoria busca más bien instaurarlo. La historia busca revelar las formas del pasado, la memoria las modela, un poco como lo hace la tradición. La primera se preocupa por poner en orden; la segunda está atravesada por el desorden de la pasión, de las emociones y de los afectos. La historia puede venir a legitimar, pero la memoria es fundadora. La historia se esfuerza por poner el pasado a distancia; la memoria busca fusionarse con él". (Candau, J., 2001).

Y tenemos también que recordar ciertos discursos políticos mientras caminamos por estas calles donde camina la gente de corazones rotos.

Porque: "Llevar a cabo el elogio del olvido no implica vilipendiar la memoria, y mucho menos aún ignorar el recuerdo, sino reconocer el trabajo del olvido en la primera y detectar su presencia en el segundo". (Augè, 1998).

Pero para no hacer más extensiva esta lectura, rescato esto:  

"Hay una lucha política activa acerca del sentido de lo ocurrido, pero también acerca del sentido de la memoria misma. El espacio de la memoria es entonces un espacio de lucha política, y no pocas veces esta lucha es concebida en términos de la lucha contra el olvido". (Jelim 2002).

Habrá entonces que "recordar para no repetir".

Posiblemente, en agosto, tendremos las elecciones llamadas Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), para seleccionar a los candidatos y listas que finalmente competirán en octubre, en las que se se renovarán las bancas de 127 diputados -que tendrán mandato de cuatro años hasta 2025 y de un tercio del Senado -24 escaños-. El mandato de los nuevos senadores durará seis años, hasta 2027. 

Como ciudadanos creo, debemos poner en funcionamiento lo histórico y la memoria, cuando veamos las sonrisas de los políticos en los afiches propagandísticos, pidiéndonos el voto. Recordemos que hay algunos candidatos que sonríen tan bien, que engullen un panqueque de un solo mordisco.

La posibilidad de otorgarle un triunfo a alguno de los candidatos provoca que hagamos un repaso de los procesos económicos, casi, en primer lugar. En Salud, en Educación, en Defensa, en Obras, en aquellos sospechados convenios y en los extraños acuerdos. Porque de cierta manera, de una u otra forma, nos han hecho daño, como Nación, como sociedad. 

Y entramos en la discusión de siempre, porque si se trata de un gobierno populista el ganador, es poco probable de que implementen políticas favorables a la inversión y a la generación de bienestar. Ellos creen y afirman que el Estado debe estar presente. Y eso nos lleva a ser dependientes de las dádivas. Como ocurrió con esta cuarentena.

A la inversa, si el triunfo es de los candidatos favorables a la libertad económica y a las instituciones republicanas, muchos empresarios deseosos de recuperar terreno perdido, seguramente no aguardarán el día de la toma de poder de las mayorías, y se lanzarán con presteza a concretar su proyectos, porque  se sabe, la prosperidad es producto de la libertad. En mi modesta opinión.

También es sabido que a la economía, y en general a todas las actividades humanas, nada les conviene más que dejarlas en paz, no intentar planificarlas, ni dirigirlas, dejar que la creatividad y la laboriosidad se desarrollen libremente. El obstáculo, casi siempre, serán algunas bancadas y la poca paciencia de los gremios.

Sino, no seríamos argentinos.


Publicado originalmente en

https://issuu.com/uni2santafe/docs/amo_la_libertad_n__29

https://issuu.com/uni2santafe

(La Gaceta Liberal)


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