EL GOBIERNO SIGUE IMPROVISANDO

 OPINIÓN /

Fernández da un paso adelante y dos atrás 

Por Sergio Crivelli

Lo hizo con las prepagas, la exportación de maíz y la vacuna rusa. Es ya un hábito que tensa al oficialismo. Los K pierden la paciencia.

El año electoral comenzó con una acumulación alarmante de problemas de salud pública, economía y política. Para ninguno el Gobierno parece tener una salida. Lo único que lo sostiene es el inconmovible apoyo al peronismo de un 40% del padrón.­

Ante el rebrote de covid Alberto Fernández tuvo como en marzo pasado una sola respuesta disponible: el aislamiento. Ese remedio fue probado, no funcionó y ya es socialmente difícil de digerir, por lo que retrocedió y delegó la decisión de aplicarlo en los gobernadores.­

Los mandatarios provinciales son conscientes de que es poco lo que pueden esperar del poder central. Se las arreglan solos como hizo el de Córdoba al cerrar un acuerdo con los acreedores de la provincia que fue criticado por Martín Guzmán. Se verá si le da los dólares para pagar lo que prometió.­

En materia de pandemia el Gobierno está igual que en marzo porque la vacuna aparece a cuentagotas. Sobra relato heroico y faltan dosis de la Sputnik V.­

En medio de la ansiedad, Carla Vizzotti dejó trascender que se daría una sola para duplicar el número de vacunados. La revelación provocó estupor y la idea debió ser descartada. Vizzotti y su jefe Ginés González García siguieron en sus cargos como si nada hubiera ocurrido.­

En resumen, no hay vacunas, ni estrategia alternativa, ni información confiable. Medios internacionales estiman que para países como la Argentina la vacunación masiva y el levantamiento de las restricciones se produciría recién en 2022 (ver Visto y Oído).­

Por otra parte el reemplazo de la cúpula del Ministerio de Salud no es una cuestión sencilla. Cristina Kirchner adelantó la idea de fundir el sistema estatal con el de las obras sociales y el de las prepagas, lo que puso en estado de alerta a empresarios y sindicalistas que ven amenazado un negocio fabuloso. Conocen la voracidad del oficialismo por las cajas ajenas y un K en ese ministerio sería una mala noticia.­

El sector de prepagas tuvo un encuentro con Fernández y una semana después la cúpula de la CGT se reunió para analizar la ofensiva K. El metalúrgico Caló declaró que el Presidente y la vice no opinaban igual en la materia y que los gremialistas seguían apoyando al Presidente.­

Sin embargo, están en la misma situación que los gobernadores y los empresarios: nadie descarta que Fernández sucumba a futuras presiones y termine entregándolos al Instituto Patria. Lo que predomina es la incertidumbre.­

Esta también prevalece en la economía, terreno en el que el Presidente hace y deshace con total naturalidad. Quiso cerrar la exportación de maíz para bajar el precio interno, pero debió ceder dos veces ante el rechazo de los productores. Primero eliminó de manera parcial la restricción y después, total. Créase o no, los productores siguieron protestando. El desgaste de Fernández va camino a adquirir dimensiones delarruescas.­

El fastidio del kirchnerismo por la rendición de Fernández lo expresó la inefable Fernanda Vallejos al afirmar que la Argentina tiene la "maldición" de producir alimentos. La legisladora defendió la idea de Cristina Kirchner de alinear el precio de los alimentos con otros precios hoy muy deprimidos por acción del propio Gobierno como los salarios y las jubilaciones.­

Vallejos es la misma que dijo que se podían emitir todos los pesos que el Gobierno quisiera sin consecuencias. Después de emitir 200 mil millones de pesos por mes, la situación monetaria comenzó a detonar y en diciembre la inflación fue del 4%, lo que proyecta para 2021 un 50%.­

En rigor, lo que la legisladora dejó traslucir fue el descontento del cristinismo con la errática gestión de Fernández. También la alarma ante una profundización de la crisis que lleve a una derrota en octubre.­

Entre otros ensueños fundacionales, los sectores que siguen a la vice tienen el de la apropiación por parte de los políticos de la renta agropecuaria, rémora de una mentalidad setentista ya en su época obsoleta. Fue esa mentalidad anacrónica la que llevó al asalto de Vicentin que también Fernández debió abandonar cuando la gente salió a la calle. La misma mentalidad que alentó la payasesca usurpación de un campo de los Etchevehere liderada por el no menos inefable Grabois.­Con el antecedente de Vicentin en la mochila, resulta evidente que una pelea con los productores podría haber sido muy costosa para el Presidente. En plena pandemia y con la economía semiparalizada los tractores en las rutas habrían agravado la ya delicada situación hasta el caos. En 2008 con mayor respaldo económico y político Néstor Kirchner enfrentó al campo y perdió. Fernández no tiene espalda ni para fantasear con la idea de un conflicto similar. Resultado: el kirchnerismo tuvo que apurar otro trago amargo sin patalear porque Fernández hoy es insustituible. ¿Quién querría ponerse sus zapatos?

(La Prensa)


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