OPINIÓN / MUNDO
Y la deuda que nos queda...
Por Redacción Córdoba de LGL
Ha llegado el martes, Estados Unidos busca quién será el presidente Nº 46 de su historia.
En sus apariciones públicas, tanto Joe como Donald, cruzaron algunos insultos y acusaciones que no nos deben pensar lejanas.
Donald, como republicano, eludió repudiar a grupos supremacistas blancos.
Si es reelegido, seguramente profundizará la guerra comercial con China.
Es muy probable que mantendrá el liderazgo de superpotencia económica y militar de los Estados Unidos.
Joe, en cambio, tiene las mejores chances de ganar, según las encuestas. aunque demuestra un cansancio enorme a sus 77 años y eso le juegue en contra.
Como demócrata, no huele bien a la ultraderecha norteamericana en cuestiones de política interior e internacional.
Además, lleva como compañera de fórmula a Kamala Harris, de 55 años, y primera candidata negra y de ascendencia asiática a la vicepresidencia del país.
La presentó como quien les puso freno a los grandes bancos y protegió a trabajadores y a mujeres y niños de abusos.
Dice el periodista Jorge Levit que: Si Joe gana las elecciones, no significa que cambiará radicalmente la política y economía de los Estados Unidos, manejadas más por las corporaciones y Wall Street que por los presidentes.
Sin embargo, hay marcadas diferencias con los republicanos, como lo demostró la administración del ex presidente Barack Obama, que tuvo que enfrentar con subsidios y programas estatales la profunda crisis financiera del 2008, que impactó en la economía global.
Sin embargo, no todo es color de rosa para los demócratas. Obama había ordenado durante su gobierno cerrar la cárcel de Guantánamo, en Cuba, casi un centro clandestino de detención, pero con pocos prisioneros aún permanece abierta. Obama dejó sus ocho años de presidencia con la cárcel abierta y Trump al asumir anuló la clausura de la prisión.
A nosotros ¿Nos interesa?
A la Argentina, el recambio presidencial en Estados Unidos la encuentra en un momento clave de renegociación de la deuda con el FMI. El organismo internacional le concedió en distintos tramos a la Argentina 57 mil millones de dólares, de los cuales alcanzó a recibir 44 mil millones.
El FMI parece haberse “humanizado” con su nueva directora gerente, la búlgara Kristalina Georgieva, que dejó atrás, al menos para el gran público, las políticas de su antecesora, la francesa Christine Lagarde.
Pese a que teóricamente el FMI es una institución integrada por 190 países, la mano de Estados Unidos es decisiva para las votaciones en su directorio. Fue así que la Argentina recibió del FMI sumas inéditas que, sin embargo, no sirvieron para mucho porque esos dólares se utilizaron para pagar deuda, permitir la fuga de divisas y la bicicleta financiera, pese a que el propio FMI prohíbe utilizar su dinero para sostener el tipo de cambio y menos para que los argentinos los compren barato y se los lleven al exterior. A pesar de esa “lluvia” de dólares, sobre el final del gobierno anterior se tuvo que implementar el cepo cambiario, que aún permanece.
En realidad, ni Joe ni Donald nos beneficiarán con el aval en el FMI para un programa de renegociación a largo plazo sin pedirnos nada a cambio.
En política internacional los favores no existen.
El FMI se promociona en su sitio online, como un organismo que "promueve la estabilidad financiera internacional, facilita el comercio, promueve el empleo y el crecimiento económico sostenible, y contribuye a reducir la pobreza en el mundo entero".
Y, Estados Unidos es el país que mayor aporte monetario hace al FMI y, a su vez, es el que controla sus decisiones, caso contrario, no se explica el volumen de dinero prestado a la Argentina durante el gobierno de Donald.
Dinero que no se ve que haya promovido el crecimiento económico en el país y que haya colaborado en reducir la pobreza.
Ahora, nuestro gobierno tiene que negociar y devolverlo a largo plazo, caso contrario los resultados serán opuestos a los postulados que persigue el FMI.
Es decir que estamos a merced de las decisiones que se tomen en Washington sobre la deuda.
Y habrá que sentarse a conversar con Joe Biden, o con Donald Trump.
(La Gaceta Liberal / Foto: La Capital)
Comentarios
Publicar un comentario