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La historia de "San Florian" El Santo Patrón de los Bomberos
Todos los bomberos son conscientes de que San Florian es el santo patrono de los bomberos. Muchos han comprado y están muy orgullosos de llevar el medallón de San Florian en torno a su cuello. Estos medallones son generalmente de oro y muchos se conforman en forma de una cruz de Malta con la imagen de Florian sellado en el centro de la misma.
Si les preguntas ¿Quién fue Florian? o ¿Por qué él es nuestro Patrón? La mayoría de los bomberos no lo saben. Ellos asumen que es porque hizo algunos actos heroicos o tal vez era un sacerdote que estuvo involucrado en el servicio de bomberos. Estas respuestas son las más típicas, pero no son exactas.
Florian era un capitán en el ejército romano. Era un soldado valiente y un luchador tenaz. Roma reconoció el peligro de los incendios y fueron los primeros en emplear un cuerpo de bomberos. Este primer cuerpo de bomberos se compone de esclavos.
Roma necesitaba desesperadamente la protección contra incendios. Hicieron un llamado al capitán Florian para organizar y entrenar a un grupo de élite de soldados, cuyo único deber era luchar contra los incendios. Capitán Florian realmente organizó esta unidad como un grupo y bien entrenados, siendo muy exitosos en la protección de Roma contra los incendios.
Una brigada de bomberos siguió el ejército y proporciona la protección contra incendios en sus campamentos. Estos bomberos eran muy respetados y reconocidos fácilmente. Vestían el uniforme de soldado romano tradicional, excepto la falda, que era verde.
El cuadro más famoso de San Florian le representa con un niño que vierte agua de una jarra en un incendio. En esta imagen de color, revela esta falda verde.
En Roma estaban muy impresionados por este joven capitán y todo lo que había logrado. Se decidió recompensarlo nombrándolo general. A los Generales se les daban a menudo grandes extensiones de tierra conquistada para gobernar. Las únicas reglas eran que tenían que hacer cumplir las leyes de Roma y cobrar los impuestos. El área que le asignaron a Florian incluye casi toda Polonia.
Roma comenzó a oír rumores sobre la manera en que Florian gobernaba su tierra. Se informó de que no estaba haciendo cumplir la ley de Roma que prohibía el cristianismo. Roma no cree esto, pero no envió investigadores a comprobar. Ellos informaron que era verdad.
Roma envió a un grupo de soldados para hacer frente a Florian. Advirtieron y lo amenazaron de que debe hacer cumplir las leyes de Roma y abolir el cristianismo. Florian no sólo se negó, confesó que había abrazado la fe y llegar a ser un cristiano él mismo. En Roma estaban furiosos. Lo torturaron y le exigieron que renunciara a su fe. Florian se negó rotundamente por lo que en Roma se ordenó su ejecución.
Florian iba a ser quemado en la hoguera. Los soldados lo sacaron y le aseguraron al poste. Los aldeanos se reunieron alrededor para presenciar la ejecución. Florian pidió a sus verdugos que construyeran la hoguera en alto. Les imploró esto para que a la luz del fuego su alma subiera hasta el cielo en el humo de las llamas.
Los soldados nunca habían visto este tipo de reacción por parte de una persona a punto de ser quemada viva. Ellos se asustaron. ¿Qué pasa si su alma se levanta, justo en frente a todos los habitantes del pueblo? No podían permitirse un mártir.
El fuego no estaba encendido. Florian fue llevado por los soldados que decidieron ahogarlo. Fue colocado en un barco y remando en el río. Una piedra de molino estaba atada alrededor de su cuello y lo empujaron por la borda y se ahogó.
Después de su muerte, muchas personas que quedaron atrapadas por el fuego, informaron que invocaron el nombre de Florian y su espíritu los libró de las llamas.
Se informaron Estas ocurrencias que fueron documentadas muchas veces.
Florian se confirmó en santo por su compromiso con su fe y la documentación de su espíritu a la entrega de personas atrapadas en las llamas.
Es lógico, que los bomberos, comprometidos con su deber, así como inculcar el espíritu de dedicarse a la protección de vidas y bienes, debe elegir a un hombre como su santo patrón.
(Fuente: Ser un buen bombero)
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