EL PAÍS DE LOS VISIGODOS

 OPINIÓN /

“Mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar.”


Por Miguel Ángel De Renzis

De los 535.318 Fernández registrados en la Argentina, dos ocupan el Poder ejecutivo. Llegaron a gobernar después de la catástrofe macrista y se encontraron, además, con la pandemia.

Sin embargo, sería de conformistas no marcar los errores del gobierno que elegimos los que votamos al Frente de Todos.

Con un voto inmensamente peronista debe quedar claro que hoy no gobierna el peronismo sino una conjunción electoral.

Mientras un radical preside el Banco Central y un ministro de Economía se debate en la crisis, Alberto Fernández Pérez, el presidente, optó por remarcar el poder de Guzmán.

El apellido Fernández, por ser un apellido patronímico, tiene un nacimiento en los “hijos de Fernando”. Hubo cuatro reyes con ese apellido de Castilla y León, dos de Aragón y uno de Portugal.

El origen es visigodo. Entre el 415 y el 507 aparecieron en España y en Galia, teniendo su capital en Toulousse, Francia, ante la invasión germánica. Tuvieron vigencia durante tres siglos.

Todos los Fernández descienden de los visigodos. En Argentina el segundo apellido después de éste, es Rodríguez. Le siguen Gómez, López, Díaz, Martínez y recién aparecen los Pérez.

El presidente, Alberto Ángel Fernández Pérez, es hijo de Cecilia Pérez y nació el 2 de abril de 1959. Su madre, separada de su padre, tuvo como pareja a Carlos Pelagio, un radical que fue Juez y a quien el actual presidente asumió como su propio padre.

Alberto Fernández se postuló para sacarnos del desastre macrista. Macri ya pasó. Ya fue.

Tiene en contra a la prensa canalla, pero también la falencia de que el gobierno comunica muy mal. Están los destituyentes como los Cornejos, los Iglesias o la última diputada nacional por Córdoba de la UCR que es vicepresidenta del Comité de su provincia, llamada Patricia de Ferrari Rueda que añoró los Falcons verdes.

Pero también el silencio guardado por el ministro de Defensa Rossi ante el cierre de la escuela de la Base Esperanza de la Antártida, o las declaraciones diarias de los funcionarios que, sin pertenecer al peronismo, ocupan lugares en el Frente y producen con ellas, desanimo.

No se puede enviar un presupuesto al Congreso, que quedó demodé, donde se fija y se estima un dólar que ha sido ampliamente superado.

Para poder hacer esto hay que explicarlo y hablar, pero Fernández tiene un gabinete de 21 ministros que en su mayoría parecen mudos. Sus jefes de prensa evitan notas porque los que ocupan los ministerios se han transformado en “ganapanes” que no quieren perder sus trabajos.

Y entonces no hablan.

Hay un vocero presidencial que nadie sabe que existe. Y hay una Secretaria de Medios, que sigue dando la mayor pauta al Grupo Clarin.

Todo se presta a la doble lectura, y la imagen del presidente hablando de cuarentena saturó a propios y a extraños.

El otro Fernández de la historia, Cristina, es constantemente chumbada por la prensa que la impulsa a que hable.

El objetivo es debilitar al presidente.

Hasta el momento se mantiene en el rol que le otorgó la elección, preside el Senado.

Distinto es el sueño del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, que prepara una escuela de formación política que nutra de futuros cuadros a un rol futuro diferente al que tiene.

El congreso será virtual, lo hará en noviembre, y participará Alfonsín, premiado con la embajada argentina en España por portación de apellido. Y además, porque el primer empleo público de Alberto Fernández fue durante el gobierno de su padre.

¿Y el peronismo, qué?

El mayor movimiento político de América hispánica se encuentra en la encrucijada de un P.J. clausurado y de un Movimiento que es lo que creó Perón, sin conducción.

Mientras a nivel mundial se estudia el fenómeno de Perón, los dirigentes argentinos sufren de amnesia peronista.

Es tiempo que reflexionen y actúen con rapidez.

Se deterioró el salario del jubilado y del trabajador. Con la pandemia y por la inacción, se aumentó la angustia colectiva.

La Nación necesita esperanza y realidades.

Gobernar es crear trabajo.

El hambre no espera. La carencia de tierra, techo y trabajo preocupa.

Para salir del modelo de economía liberal se necesitan medidas peronistas en un Estado fuerte. Alberto Angel Fernández Pérez dijo en el Parlamento que si se desviaba de las promesas, quería la gente en la calle que se lo hiciera notar.

Por ahora, esto está postergado por la pandemia. No crean que compraron todo el tiempo.

Ustedes pidieron que los eligiéramos. Les dimos el respaldo del voto. Queremos que acierten. Pero recuerden aquella máxima del Líder: “mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar.”

(NOVA / Imagen TdP)

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