SILENCIO DE RADIO, HA MUERTO LA VOZ DEL GOL

SOCIEDAD / DEPORTES

Osvaldo Wehbe falleció este jueves

Wehbe y su magia ante el micrófono. (La Voz/Archivo)

Por Walter R. Quinteros

Tenía 63 años, tenía nuestro respeto y cariño, tenía la mejor voz para gritar un gol. Con su relato, nos sacaba de donde estuviésemos, y nos sentaba en una platea o en algún lugar de la popular, nos metía en el partido que trasmitía, nos hacía sentir espectadores de lujo en los estadios donde estaba su cabina. Así de bueno era con su voz, nos hacía conmover, nos sacudía. Pero tras sufrir un accidente cerebrovascular (ACV), este señor, este auténtico relator y periodista llamado Osvaldo "el turco" Wehbe, falleció hoy. Hagamos silencio, señores.

Sabíamos que su estado de salud era muy delicado, que estaba hospitalizado en la Clínica Regional del Sud de la ciudad de Rio IV. Su ciudad natal.

El turco querido, era dueño de una garganta prodigiosa, de una narración que rayaba con lo poético, de una sabiduría futbolera extraordinaria y la siempre vigente picardía de su acento cordobés que pregonaba en cada relato. 

Qué nos importaba quién juegue, trasmitía Wehbe y, comentaba Víctor Brizuela, allá en la Cadena 3 de Córdoba.
 
Qué nos importaba de quién era el gol, él lo hacía un golazo. En su larga trayectoria anduvo trasmitiendo en radio Rivadavia, anduvo trasmitiendo en radio Continental y, hasta lo mirábamos en la TV con su programa Pasión Deportiva, durante 20 años en el canal ShowSports, o leíamos su columna en el diario Día a Día y en el diario La Voz.

"El Turco" se había descompensado en la noche del domingo 26 de julio, tras sufrir un pico de presión arterial lo que obligó su inmediata intervención.

Desde su entorno familiar le dicen y nos dicen:

"Les informo que el Maestro de Río Cuarto, Osvaldo Wehbe, acaba de dejarnos físicamente, pero sus grandes relatos seguirán retumbando por siempre en nuestros oídos. Descanse en paz amigo y quédese tranquilo...Tus relatos siempre fueron dignos". 

Pero la gran pucha, si que fue digno, muy digno, maestro.

​Hagamos todos un silencio de radio. Un silencio de goles. Le demos todos el más respetuoso adiós al maestro. 

Hasta que la pelota se haga luna.

(La Gaceta Liberal)

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