MALTEZ Y LOS OTROS MUERTOS

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Enterramientos expr茅s en Nicarag眉a

Enterradores cavan una tumba en el cementerio "Jard铆nes del Recuerdo" en Managua, Nicaragua, el 15 de mayo de 2020. (INTI OCON/AFP via Getty Images)

Por Ismael L贸pez Ocampo and Mary Beth Sheridan

MANAGUA, Nicaragua— Hace algunas noches, a primeras horas de la madrugada, Guillermo Maltez llam贸 a su hijo para despedirse. El taxista de 59 a帽os iba a ser desconectado de un respirador en un hospital nicarag眉ense.

“Mi padre presinti贸 que no iba a sobrevivir”, afirm贸 Silvio Maltez en una entrevista telef贸nica desde su casa en la vecina Costa Rica.

En cuesti贸n de horas, a las 3:00 am del 1 de mayo, otro hijo recibi贸 una llamada del hospital. El taxista hab铆a fallecido. La causa oficial: problemas respiratorios. Al hijo le notificaron que el cuerpo estaba siendo trasladado a un cementerio cercano para una inhumaci贸n inmediata. “Le permitieron ver el entierro desde lejos”, afirm贸 Silvio Maltez.

Este tipo de “entierros expr茅s” se han vuelto cada vez m谩s comunes en este pa铆s centroamericano, lo que ha levantado sospechas de que el r茅gimen autoritario est谩 intentando ocultar la magnitud de la tragedia del coronavirus dentro de sus fronteras.

A medida que el virus que causa el COVID-19 se ha propagado por todo el planeta, Nicaragua se ha hecho notar en Am茅rica Latina por tener una falta casi absoluta de restricciones para contenerlo. 

El gobierno del presidente Daniel Ortega no ha cerrado oficinas ni escuelas. Las autoridades niegan que el virus se est茅 propagando ampliamente. En esta naci贸n de seis millones de habitantes, una de las m谩s pobres del hemisferio occidental, el gobierno insiste que hasta el 17 de mayo solo hab铆an 25 casos y ocho muertos.

Las autoridades sanitarias tienen c谩lculos mucho m谩s elevados. Los entierros acelerados no son en absoluto la norma para las v铆ctimas de enfermedades respiratorias comunes. Por lo general, son realizados de noche por personal m茅dico vestido de blanco, con la supervisi贸n cercana de la Polic铆a o de grupos paramilitares progobierno.

Estos entierros aparecen justo en el momento en que se han venido multiplicando las se帽ales de epidemia.

Sesenta y siete m茅dicos u otros trabajadores de la salud han sido infectados con el coronavirus, de acuerdo con la organizaci贸n independiente Unidad M茅dica Nicarag眉ense. Basan su conteo en los s铆ntomas y en radiograf铆as pulmonares, ya que hay escasez de pruebas de diagn贸stico, las cuales est谩n adem谩s controladas por el gobierno.

Hasta el 15 de mayo, alrededor de 90 pacientes con graves enfermedades respiratorias estaban siendo tratados en el Hospital Espa帽a de la ciudad occidental de Chinandega (donde falleci贸 Maltez), de acuerdo con autoridades del hospital que conversaron con The Washington Post bajo la condici贸n de anonimato por temor a las represalias. Los m茅dicos sospechan que la mayor铆a son casos de COVID-19. Entre los que se presumen han sido infectados recientemente, se encuentran autoridades del hospital, radi贸logos, internistas y enfermeros.

El gobierno no reconoce ninguna de esas infecciones como de COVID-19. No respondi贸 a varias solicitudes de comentarios para este art铆culo.

“Los hospitales est谩n saturados, el sistema de salud est谩 al l铆mite”, dijo Taki Moreno, presidenta de la Asociaci贸n Nicarag眉ense de Neumolog铆a.

Desde el inicio de la pandemia, Nicaragua ha sido un radical caso at铆pico. Mientras los pa铆ses vecinos impon铆an cuarentenas estrictas y toques de queda, el gobierno sandinista promov铆a festivales, turismo de playa y eventos deportivos profesionales.

Las autoridades nicarag眉enses afirman que han hecho preparativos para la pandemia, entrenando a decenas de miles de trabajadores de la salud, y enviando equipos casa por casa para promover medidas para evitar el contagio. Sin embargo, en abril, la Organizaci贸n Panamericana de la Salud critic贸 al gobierno por tener una “inadecuada prevenci贸n y control de la infecci贸n”.

Los analistas afirman que el gobierno podr铆a estar minimizando la epidemia por miedo a que le genere m谩s da帽o a una econom铆a que ya de por s铆 est谩 desplom谩ndose.

Ortega, un antiguo rebelde marxista quien ya hab铆a llegado al poder en 1979 con la revoluci贸n sandinista, y quien regres贸 a la presidencia en 2007, ha dicho que el pa铆s va a tener que “aprender a vivir con la pandemia”. Sin embargo, el gobierno se ha negado a decir cu谩ntas personas han recibido la prueba de diagn贸stico del coronavirus. Las autoridades han afirmado que los casos confirmados en Nicaragua est谩n todos vinculados con viajes al extranjero, y que no ha habido transmisi贸n comunitaria.

Silvio Maltez no opina lo mismo. Maltez cree que su padre fue infectado mientras conduc铆a su taxi en Chinandega, una ciudad de medio mill贸n de habitantes. Seg煤n Maltez, no se le permiti贸 a su familia ver el cuerpo antes del entierro. “Solo dejaron que mi hermano viera a trav茅s de una ventana que lo hab铆an envuelto en pl谩stico negro”, afirm贸. Guillermo Maltez no es uno de los ocho fallecidos por coronavirus reconocidos por el pa铆s.

Las cifras oficiales de Nicaragua palidecen ante las de sus pa铆ses vecinos. Costa Rica, que tiene uno de los sistemas de salud m谩s s贸lidos de Am茅rica Latina, ha reportado 863 casos confirmados y 10 fallecimientos por COVID-19, seg煤n un recuento realizado por la Universidad Johns Hopkins. Honduras ten铆a 2565 casos y 138 fallecidos.

“Por supuesto que hay una manipulaci贸n de las cifras”, afirm贸 脕lvaro Ram铆rez, el epidemi贸logo que lider贸 la respuesta de Nicaragua a la epidemia de c贸lera que arras贸 Am茅rica Latina desde 1991 hasta 1993. “El gobierno no est谩 reportando la verdadera cantidad de muertos ni de infectados”.

Carlos Emilio L贸pez, un legislador sandinista, afirm贸 el 6 de mayo a trav茅s de un video que Nicaragua estaba preparada para enfrentar al COVID-19. “No es cierto que en Nicaragua los hospitales est茅n colapsados, llenos o saturados”, dijo.

Sin embargo, fuera de los hospitales la realidad es otra: familias desesperadas buscan informaci贸n sobre sus seres queridos. Coches f煤nebres se llevan los cad谩veres.

Luego est谩n los “entierros expr茅s”, los cuales han sido documentados en videos de celulares y compartidos en las redes sociales y en los reportes de los noticieros locales.

A finales de abril, un funcionario del gobierno de 57 a帽os fue sepultado discretamente en Managua, tras fallecer de lo que fue catalogado como un choque cardiog茅nico, un problema del coraz贸n.

El entierro fue tan veloz que “lo pusieron en el ata煤d con su bata de hospital”, dijo la hija del hombre, quien declar贸 bajo la condici贸n de anonimato por temor a las represalias. “Lo enterraron a las 5:00 de la ma帽ana sin la presencia de su familia”.

Un grupo de 600 m茅dicos nicarag眉enses y otros profesionales de la salud firmaron una carta a finales de abril solicit谩ndole al gobierno imponer el distanciamiento social, suspender las clases en los colegios y otorgar equipos de protecci贸n al personal sanitario. Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, no han respondido. Tampoco han aparecido en p煤blico desde abril.

Mientras tanto, los hospitales se siguen llenando de casos misteriosos de una grave enfermedad respiratoria.

The Washington Post / (INTI OCON/AFP via Getty Images)


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