SOBRE LOS MALHABLADOS

OPINIÓN / La columna de Diana Laura Caffaratti

Que andan por el mundo


Pienso, no muy a menudo —por fortuna— en esas personas que andan por el mundo salpicando barro aquí y allá, destripando intimidades, soliviantando confidencias, solapando ofensas, con una liviandad pasmosa. 

Las veo en los programas berretas de televisión, en los relatos ficcionales de las novelas de poco precio, en la vida real de las personas que sin méritos de ninguna clase necesitan humillar a otros para sentirse bien. Pobres personas que pasan por el mundo haciendo el mal. Es otra clase de violencia la que esgrimen. 

Desde sus pobres intelectos solo alcanzan a discernir que pueden hablar y creen que por esa habilidad están habilitados para decir cualquier cosa de quienes se les antoje. Toman los muros de las redes sociales por asalto, creen que tienen el derecho de "cantar las cuarenta" a todos, viven defraudando a quien les ofrezca un espacio de confianza. O hablan a boca de jarro en cualquier ámbito público. 

Son de temer por su propia temeridad. Se olvidan que con esas actitudes no hacen más que poner al descubierto la propia escacez de dignidad Dice Pierre Desproges: una palabra a tiempo puede matar o humillar sin que uno se manche las manos. Una de las más " tristes alegrías" del ser humano es humillar a nuestros semejantes. Confunden honestidad con desfachatez, sinceridad con vulgaridad, justicia con lenguaraz. 

Suelo soslayar, por lo general, a esas cuestiones para que no me provoquen úlcera o lo que es peor, me partan el alma. Prro hoy se me ha instalado fuerte el tema. La presencia de estos especímenes en las redes sociales se hace cada vez más presente. En las redes, recurrir a un click y borrarlos del mapa virtual personal es sencillo. Y seguirán depredando otros muros con tan mala calaña como la que explico. 

En la vida real, es más complicado por lo tangible de lo que se ve y oye en cualquier cruce de calle. Hacerles saber que están obrando mal suele ser infructuoso. Como respuesta se obtendrá siempre cara de pócker. Por eso, decía más arriba "pienso, no muy a menudo  —por fortuna..." Allá ellos y esa mala fama que sabrán conseguir.

Diana Laura Caffaratti / Colaboradora / Directora en ELION EDICIONES

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