OJOS Y OÍDOS PARA EL GOBIERNO

ACTUALIDAD / Por Christian Sanz

Así actúa Pegasus, el software con el que espían a los periodistas

Sí, ya está en la Argentina



El programa se llama Pegasus y lo comercializa una empresa llamada NSO Group, que se presume perteneciente al gobierno de Israel. Se trata de un software de ciberespionaje que sirve para espiar teléfonos celulares.

Su forma de actuar es brutal: ingresa al smartphone a través de “exploits” de WhatsApp, una falla de seguridad que consta de fragmentos de software con comando de acciones que aprovechan la vulnerabilidad en un sistema y que los hackers pueden usar en su beneficio (ver video al pie).

Podría parecer parte de una trama de ficción, a lo Jason Bourne o James Bond, pero es totalmente real. De hecho, su utilización por parte de diferentes gobiernos ha generado un verdadero escándalo en el pasado reciente.

Por caso, en 2019, en México se descubrió que miles de periodistas y activistas de derechos humanos habían sido espiados a través de Pegasus durante ese mismo año. Hasta el día de hoy nadie ha dado explicaciones oficiales en ese país.

No obstante, no fueron los mexicanos los únicos que fueron víctimas de esta intrusión. En total, fueron infectados más de mil 400 usuarios en todo el mundo, según confirmó la firma WhatsApp.

En la Argentina, el software fue adquirido en septiembre de 2017, en el marco de la visita al país del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. Entonces se dijo que este último había venido en el marco de “acuerdos y negocios en el área de Seguridad y Defensa”.

Quien ofició como nexo para que el funcionario israelí se reuniera con el entonces presidente Mauricio Macri fue el siempre sospechadoMario Montoto, exmontonero, socio oculto del portal Infobae y presidente de la Cámara de Comercio argentino-israelí. En buen romance, un lobysta que se ha hecho millonario gracias a su cercanía con el poder.

No casualmente, Montoto es padrino político de Patricia Bullrich, quien avanzó finalmente en la adquisición del Pegasus.

Pero no es el macrismo el único implicado en la trama: el kirchnerismo también es parte de la avanzada. Porque, luego de la asunción de Alberto Fernández en diciembre pasado, los K han mejorado la performance del spyware de marras.

Para que se entienda la gravedad de lo que representa Pegasus, hay que saber que, una vez que el software ha ingresado al smartphone, se convierte en los ojos y oídos del espía ya que permite monitorear remotamente el teléfono e incluso activar la cámara y el micrófono.

Hace unos meses, Will Cathcart, directora ejecutiva de Whatsapp, detalló en una columna en The Washington Post la facilidad del proceso: “Un usuario recibía lo que parecía ser una llamada de video, pero esta no era una llamada normal. Después de que sonaba el teléfono, el atacante transmitía secretamente código malicioso en un esfuerzo por infectar al dispositivo de la víctima con spyware. La persona ni siquiera tuvo que contestar la llamada”.

Si alguno se sorprende con lo aquí contado, debe saber que no es la primera vez —ni será la última— que los sucesivos gobiernos argentinos intentan hackear a periodistas díscolos.

En 2014, el entonces gobierno de Cristina Kirchner compró equipos de espionaje electrónico y tecnologías de vigilancia de las comunicaciones a Alemania por dos millones de dólares, cuyas características siempre se mantuvieron en el más absoluto secreto.

Antes que eso, en 2008, Tribuna de Periodistas entrevistó “a cara descubierta” a agentes de Inteligencia que revelaron que el kircherismo los había contratado para espiar a puntuales comunicadores y funcionarios. Incluso explicaron cómo hicieron el trabajo sucio.

Como puede verse, no hay nada nuevo bajo el sol. Solo implacables “ajustes” de una práctica que nadie parece querer desterrar.

Porque, como dijo alguna vez el talentoso químico Antoine Lavoisier, “nada se pierde, todo se transforma”.


(Tribuna de Periodistas)

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