AUNQUE NO LA VEAMOS, LA GRIETA ESTÁ

OPINIÓN / Por Walter R. Quinteros

La amenaza que nos une


Mientras el presidente Alberto Fernández hablaba por la TV Pública, sin dar definiciones sobre la prórroga de la cuarentena o una fecha para iniciar las clases, algo que por ahora no le preocupa, y eso me parece bien, y a la vez destacaba que si algo había hecho bien, fue escuchar a la gente que sabe de salud, se confirmaba que en el país hay 82 nuevos casos de coronavirus, con 12 víctimas fatales.

Y con esta información brindada por el Ministerio de Salud de la Nación, ya son 589 infectados en el país desde que se conoció al primer paciente.

Pero el dato interesante es que 26 son por transmisión comunitaria, ya echando por tierra la tranquilidad inicial sobre los "pacientes importados".

Y ese dolor de saber que el virus merodea por el barrio, esa amenaza nos une.

La voz de Duhalde.

Ayer, el expresidente Eduardo Duhalde destacaba que la crisis social y económica que atraviesa la Argentina por la pandemia de coronavirus abrió "las puertas de una unidad inesperada" entre todos los argentinos.

Y sobre Alberto Fernández dijo:  "El hecho de que se haya juntado a toda la dirigencia es una tarea a resaltar. No es de casualidad que se junten todos detrás de su liderazgo en este tema, el tema de la posibilidad de la verdadera unión de los argentinos, es increíble. Que esta peste haya logrado lo que no pudimos lograr los que estamos trabajando hace muchos años". Aseguró en declaraciones a FM La Patriada. Según indican los medios.

En ese sentido, vislumbró lo positivo de la crisis: "La buena noticia es que estamos a las puertas de una unidad inesperada, estamos en una posibilidad muy cierta de armar una gran coalición legislativa". "Argentina no va a salir de la crisis que venga después de la peste si no se logra la unidad de los argentinos", insistió. 

Por suerte, en mi humilde opinión, el presidente está al frente, aunque lo veamos solo. Aunque con cierta ironía preguntemos por la vicepresidenta, callada, escondida, aislada por ese viaje a Cuba, que no la incluye en la lista de los "chetos".

Y aunque preguntemos por el ministro de Salud, pero pienso que es mejor que no hable, porque confunde, entorpece y estuvo lerdo.

Pero a partir de esta emergencia sanitaria, celebramos las directivas del presidente, ha sabido escuchar, no solo al personal que sabe de salud, también lo hizo con los mandos militares, que de logística saben un montón y, disponen de personal capacitado para estas contingencias y de los medios que disponen.

¿Y eso sirve para cerrar la grieta?

Está bien que haya hablado Eduardo Duhalde lanzando al aire una expresión de deseos. 
En la urgencia del tema, está bien que sea el presidente la única voz.
Es, mejor comprender el mensaje cuando sale de una sola boca.
Es también signo de autoridad.
Y una bendición que "nadie" más hable.

Quizás, desde las tinieblas, "alguien" espera que falle, para decirnos a "todos y todas" que de haber estado, lo hubiese hecho mejor.

Y que los otros, los rompeplazas, se guardan para una mejor ocasión.

Y creo que eso nos une, pero unidos, no significa que olvidemos ideologías, rencores, derechos, posturas. El presidente está al frente y vamos a apoyarlo porque, todos queremos salir de esto. Todos queremos el plato de comida en la mesa, todos queremos los chicos en la escuela, todos queremos volver a nuestro trabajo y poner la maquinaria en marcha. Todos queremos abrazar a nuestros servidores públicos, hayamos votado a quién hayamos votado. Nos cobija hoy, el sentido común de seguir una línea.

Amigo lector, no se enoje conmigo, pero viene a mi mente una imagen. 

Estamos todos los descendientes velando a nuestro progenitor, lo lloramos, lloramos desconsoladamente, hace mucho tiempo que no nos veíamos, que no estábamos juntos, y por este momento de dolor vivido, nos olvidamos un instante que uno se hizo industrial, el otro comerciante, el otro piquetero de izquierda, el otro de ultraderecha, y la otra trabaja para el gobierno. Hasta que pasado el lastimoso momento, alguien pregunta.

¿Qué hacemos con las propiedades? ¿Quién se queda con la casa?

Y la grieta vuelve y se asoma. 

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