TAPARÁN UN MURAL EN EL HOSPITAL PIÑERO

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Cuando la realidad molesta






Por: Carlos Ialorenzi y Myriam Mitrece

Admiradora de Luis Felipe Noé y Carlos Alonso, Lissette Feider es una artista plástica porteña formada en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Seducida por el realismo mágico, sus cuadros suelen estar protagonizados por mujeres. La vulnerabilidad de la condición humana es uno de sus temas recurrentes. Algunos de sus murales se lucen en el hospital Piñero, en el barrio de Flores.

En esta ocasión, después de presentar debidamente los bocetos en la dirección general y habiendo sido aprobados en una junta médica, comenzó una nueva obra respetando exactamente la idea original.
Le llevó días de esfuerzo físico, soportando elevadas temperaturas, en andamio de gran altura. La semana pasada terminó su último mural ubicado en el pabellón celeste de maternidad.

Inesperadamente, la imagen representada causó disgusto en algunos médicos del hospital. La artista fue informada de que su obra sería inminentemente tapada por las presiones recibidas de ciertos sectores a los que incomodaba su pintura.

Es cierto que la libertad de expresión no es absoluta, y que aún las manifestaciones artísticas encuentran su límite cuando ofenden la intimidad o las creencias profundas de sus posibles observadores.
Decía Aristóteles que la finalidad del arte no consistía meramente en copiar la apariencia de las cosas, sino en dar cuerpo a su esencia secreta... ¿qué mostraba esta "controvertida" imagen?.

Ni más ni menos que un niño por nacer. Una figura humana es su momento de máxima vulnerabilidad, bellamente rodeada de flores.

OJOS QUE NO VEN

Este conflicto, trae a nuestra memoria la Guía para el desarrollo de mensajes basados en derechos ¿Cómo hablar sobre el aborto? publicada en 2015 por la empresa internacional abortista Planned Parenhood (IPPF), que puede encontrarse en la web.

En referencia al uso de imágenes, en su página 20, explica que debe evitarse "en todos los casos, el uso de imágenes de fetos". El justificativo que aduce es que "pueden tener una asociación negativa para quienes buscan servicios de interrupción voluntaria del embarazo", en otras palabras, que la imagen de un niño por nacer efectivamente mostraría a quien se estaría eliminando.

Es interesante ver la cantidad de detalles que menciona esta guía con recomendaciones para los comunicadores. Por ej.: evitar decir "abortar un niño" recomienda decir "poner fin a un embarazo"; evitar decir "bebé, feto muerto, bebé no nacido, niño no nacido" recomienda decir "embrión (hasta la semana 10 de gestación), feto (de la semana 10 de gestación en adelante), el producto del embarazo"; evitar decir "quedarse con el bebé, quedarse con el niño" recomienda decir "elegir la continuación del embarazo, continuar el embarazo".

En su larga lista de sugerencias, esta guía también incluye evitar decir "madre, padre, padres de familia" y recomienda emplear "mujer embarazada, pareja de la mujer embarazada". Además, aclara que "aunque la mayoría de abortos en el mundo son brindados a personas que se identifican como mujeres, la IPPF reconoce que otras personas no identificadas bajo esta categoría (por ejemplo, hombres trans/personas trans masculinas y quienes no responden a los géneros binarios) podrían también tener experiencias de embarazo y aborto".

En cuanto a las imágenes recomienda no usar fotos con mujeres "visiblemente embarazadas", o "personas que muestren fuertes emociones negativas".

A esta altura ya es sencillo descubrir de donde surgió el término "antiderechos" para referirse a las personas que no están de acuerdo con la legalización del aborto.

En todos los casos se busca invisibilizar una verdad evidente: el estrecho vínculo biológico entre dos seres humanos -madre e hijo- que más allá de las vicisitudes que lo rodeen, existe independientemente de su voluntad.

Si prestamos atención al uso que hacen del lenguaje y la imagen muchos periodistas y comunicadores de medios hegemónicos, constataremos cuánto se aplican estas recomendaciones. Algunos por obediencia consciente, otros por copia de un lenguaje "políticamente correcto".

En un mundo donde prima el egocentrismo y la subjetivización de la verdad, se termina aceptando que lo que no se ve, no existe. Y en fin, cuando la realidad molesta, el recurso más primitivo es la negación.

Fuente: LA PRENSA / www.buenadata.org

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