Había una vez una viejita llamada Martita que vivía sola en su departamento de un séptimo piso.
Una noche se le apareció un genio y le dice:
—Señora Martita, estás por cumplir tus 90 años, he venido a visitarte y voy a regalarte 3 deseos.
Martita, emocionada, deja la taza de té en la mesa, mira al genio y le dice:
—Si es así, entonces deseo que: Primero; quiero tener 20 años; segundo: quiero que mi departamento se vuelva un penthouse, y a ver... tercero quiero que mi adorado gato, compañero de estos últimos diez años, se convierta en un hermoso príncipe bien dotado.
Cumplidos sus deseos, el genio se va.
La nueva Martita, mirándose al espejo, se queda feliz con sus tres deseos cumplidos.
El nuevo príncipe, joven, bello y bien dotado le dice:
—¿No te arrepentís de haberme castrado, Martita?
Ji jí.
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