BREVIARIO DEL MILITANTE CULTURAL K

(A propósito del artículo “Una alegría con los pies de plomo” de Guillermo Saavedra)





por Pablo Anadón

Debo decir que, al principio, cuando leí este mini manual propedéutico o breviario de instrucciones para el perfecto militante cultural kirchnerista de la nueva hora, me reí, me causó mucha gracia, ya desde su título, “Una alegría con los pies de plomo”. Es que, en efecto, resulta un texto cómico, más cómico aún por la seriedad con que ha sido escrito[1], y todavía más por la seriedad con que ha sido leído, saludado y difundido, fervorosamente, por los “compañeros” del autor. Vale la pena, con todo, detenerse unos minutos en lo que dice, porque da la medida ―una medida un tanto desmesurada, caricaturesca― de lo que piensan, sienten y creen nuestros intelectuales kirchneristas, lo que los ocupa y les preocupa en el presente.

Tal vez la ocurrencia más hilarante sea la siguiente propuesta o iniciativa: “propendamos a la creación de una Oficina de Contrainformación Oficial (aunque parezca un oxímoron)”. ¡Una “Oficina de Contrainformación Oficial”! Sí, hace bien el escritor en reparar en que se trata de un oxímoron, si bien es un oxímoron bastante habitual, casi trillado, en los regímenes donde el Estado dispone de servicios que se encargan, muy concienzudamente, de rectificar toda información discordante con la versión oficial de los hechos, o bien, para expresarlo con la jerga de Saavedra, las oficinas que se dedican “a reponer el relato de la verdad”.

Tal vocación para el direccionamiento informativo “recontracontrarrevolucionario”, para la imposición de un “relato de la verdad”, está muy arraigada en la mente y el accionar kirchnerista (un verdadero “modus operandi”, al decir de Les Luthiers, como el de otras organizaciones delictivas): ya hace cinco años, durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, se fundó una “Oficina” parecida, que llevó el resonante nombre de “Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional”, nombre que, sin duda, no habría disgustado a un Joseph Goebbels o a algún alto jerarca de la cultura oficial soviética. Ahora se sugiere la creación de esta “Oficina de Contrainformación Oficial” como una actividad “amateur”, pero parece una tentadora invitación a que se hagan cargo de ella auténticos profesionales, tal vez en una dependencia de los servicios de inteligencia.

También suena francamente cómico el dato gastronómico, la referencia, en tono resignado, al hecho de que “nuestra dieta incluirá a menudo sapos de diversos tamaños y sabores”. Nuestro Cornelio contemporáneo lo presenta como una anticipación, pero lo cierto es que la profecía está basada en una larga experiencia pasada, cuando los gobiernos kirchneristas ponían a diario sobre la mesa de nuestros intelectuales un amplio surtido de batracios, que ellos engullían, al parecer, “desgarradamente”, como cuando planteaban la necesidad imperiosa de votar a Scioli. Casi resulta conmovedor tanto estoicismo: saben ya que el gobierno que apoyan les proporcionará medidas intragables, pero igual hacen de tripas corazón, y genuflexos cierran los ojos y abren la boca. Pienso en Orwell, en Camus, en Berardinelli, en los intelectuales libres que en el mundo son y han sido, y me cuesta imaginarlos en semejante posición, diciendo “nuestra dieta incluirá a menudo sapos de diversos tamaños y sabores”, y aceptando sumisamente el bocado.

No obstante tal declaración de servilismo al poder, se puntualiza, con precavida alarma: “habrá que estar muy atentos, lúcidos, firmes y, sobre todo, unidos.” Extraña lucidez, la de quienes se someten por anticipado a tragar sapos. Es que, como se señala, lo importante es estar “firmes y, sobre todo, unidos”, vale decir, una lógica castrense, siempre dispuesta a acatar las órdenes que llegan desde lo alto de la jerarquía político-militar. Traduzco: tragaremos todos los sapos, “de diversos tamaños y sabores”, haremos los saltos de rana necesarios (porque “hacer política supone negociar desde posiciones de fuerza que no siempre son las ideales”), con tal de mantener firme y unida a la tropa.

No menos notable que todo lo anterior es el toque de alerta que recorre el texto: “habrá que vérselas con las innumerables cáscaras de banana que vendrán desde los medios hegemonárquicos y desde una oposición que será más feroz de lo que fue en la etapa anterior”. Evidentemente, habla allí asimismo la experiencia, no de ninguna oposición “feroz”, que no la hubo en los doce años de kirchnerismo, cuya plena “hegemonarquía” político-legislativa-judicial fue socavada sólo por la evidencia de su mayúscula corrupción, sino, nuevamente, por la conciencia del propio “modus operandi” en los breves cuatro años pasados, durante los cuales la “Resistencia y Aguante” prodigó cáscaras de banana, palos en las ruedas, piquetes, campañas corporativas, mediáticas y callejeras, todo el arsenal de una oposición, sí, “feroz”, sin cuartel (el ya tristemente famoso “Club del Helicóptero”), en la cual el peronismo puede jactarse de poseer la más larga, aceitada y probada tradición desestabilizadora de gobiernos democráticos en la Argentina.

De allí que se inste a los compañeros a que “por ningún motivo, abandonemos las calles […] para apoyar con movilizaciones poderosas y bien organizadas las necesarias y urgentes medidas de gobierno”. ¿Queda alguna duda, pues, de que, una vez más, y más aún que en el pasado, vienen por Todo? En efecto, no les basta ahora con contar con el 48% de los votos nacionales, con ya haber logrado comprar, antes de asumir, la mayoría en ambas cámaras, y con disponer de una Justicia obsecuente, no casualmente conformada en los prolongados años de permanencia en el poder del peronismo, sino que también se proponen ahogar las voces disidentes en la prensa (para tal fin, evidentemente, la “Oficina de Contrainformación Oficial”) y afianzar el dominio en “las calles”, el lugar donde la ciudadanía hizo saber, a partir de la muerte de Nisman, su hartazgo del autoritarismo y de la corrupción kirchnerista.

La conclusión del artículo, sin embargo, desliza una alarma de distinto tipo, ya no dirigida hacia los peligros de la oposición, sino, diría, de las divisiones en las propias huestes, cuando se advierte: “Dependerá en gran medida de nosotros mismos que la alegría recuperada por el triunfo electoral no se nos convierta en envenenada ofuscación, en agria pérdida del rumbo, en torpe impulso de empezar a pegarnos tiros en nuestros propios pies, que deberán ser de plomo.” Bien: más allá del estilo de la frase ―de recargada, diría, pésima literatura―, es un hecho que, si algo forma parte de la idiosincrasia peronista ―esa suerte de personalidad múltiple, esquizoide, en la que conviven extrema izquierda, extrema derecha y una lábil y cada vez más débil zona de centro―, consiste, por un lado, en el autoritarismo antidemocrático hacia el exterior, hacia las demás fuerzas políticas, con las cuales no se negocia, sino a las cuales se busca aniquilar, porque son representadas como el Enemigo, el Antipueblo, y por el otro, hacia el interior del partido, el antagonismo y la violencia entre las diferentes facciones reunidas bajo la advocación de la memoria del General, esa violencia que quedó retratada de modo inolvidable en la masacre de Ezeiza. Lo de los “tiros en los pies”, así, en la última frase, no pareciera ser sólo una metáfora. En fin, como decía al principio, si hay mucho de cómico en este breviario de instrucciones para el militante cultural kirchnerista, no falta tampoco en él mucho de qué preocuparse por el futuro de la república.

Córdoba, 6 de diciembre, 2019
S.: Al pie, el enlace a la nota de Guillermo Saavedra, “Una alegría con pies de plomo”, publicada en Facebook el 2 de diciembre, y que hoy, 6 de diciembre, cuenta con 387 pulgares y corazones, 177 comentarios (ni una sola disidencia) y ha sido compartida 125 veces y reproducido parcial o totalmente en otras numerosas ocasiones, todo lo cual permite considerar el texto como un “top hit” en una red como Facebook: aquello de “unidos y organizados”, está claro, no es sólo un lema publicitario para la intelectualidad kirchnerista.


[1] Distinta es la voluntaria, aunque dudosa, “comicidad” de los últimos sonetos isabelinos de Saavedra, muy celebrados también por el público lector de su muro en Facebook: el tema es diverso en ambos, pero los dos comparten, además de los ripios y la mezcla de coloquialismo “canchero” porteño y términos en inglés (tal vez de moda en Palermo Soho), cierto gusto recurrente por la coprolalia y una fijación anal obsesiva. En el penúltimo, “De jueces, operetas y alconadas”, se ocupa festivamente de la reciente declaración de Cristina Fernández de Kirchner en la causa por corrupción en la obra pública: «Un vermú con el agua de sus cloacas / le convidan a Alberto desde octubre / los mierdas de los medios, las urracas / de nalgas apretadas e insalubres. // Hasta ese poxy mix de halcón con hada / que ha perdido las haches, no las heces / salió a pudrir el aire con putadas / que viene macerando hace unos meses. // En tanto a la chetada subalterna / que pía en Comodoro a rienda suelta / la impávida Cristina los dio vuelta / haciéndolos sangrar por la entrepierna: // “¡¿Preguntas?!”, reclamaban los ortibas, / y Cris les clavó un choto en carne viva.» En el último poema con que regala a sus amigos facebookeanos, “Un chetigato tira la cadena”, trata en cambio el discurso de final de mandato de Mauricio Macri: «Si no fuera que es parte del libreto / negar la destrucción del ispa entero, / la perfórmans del cheto ultrapajero / sería el justo tema de un soneto: // Su festival de papas en la boca / dejó entrever no obstante algunas cosas: / el Gato, con su aspecto de babosa / que enmierda lo que nombra y lo que toca, // no mejora grabado ni editado, / es un completo turro en falsa escuadra / que miente y nos afana, ¡gazza ladra!, / con mohínes de garca escayolado. // Pero ya no lo salva una cadena: / le va a sangrar el orto a manos llenas.»

Fuente: lalectoraprovisoria.wordpress.com


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