PARECIDOS


Cristina y Macri son dramáticamente parecidos

por Hernán Andrés Kruse





Jorge Asís es muy inteligente, dueño de una gran capacidad de análisis. Entre muchas de sus frases célebres merecen destacarse las siguientes, íntimamente vinculadas. 1) “En Argentina existe la purificación del fracaso. Uno se purifica en el fracaso del que lo sucede”. 2) “Argentina es una sucesión de herencias recibidas espantosas”.


Mauricio Macri fue votado por el 51,40% del electorado en el ballotage de noviembre de 2015 por el odio a Cristina de vastos sectores de la población, odio que fue sistemáticamente alimentado por los medios de comunicación enfrentados con el gobierno nacional. Macri no llegó a la presidencia por méritos propios sino además por el cúmulo de errores cometidos por Cristina durante su segunda presidencia, especialmente en el terreno económico. El 51,40% no votó a favor de Cambiemos en el ballotage sino en contra del cristinismo. Lo único que le importaba era no ver más a Cristina en la Casa Rosada.

La estrategia política de Macri, apenas se sentó en el sillón de Rivadavia, se basó en mantener viva la llama del odio a Cristina. Creyó que por más que cometiera todo tipo de desatinos el recuerdo fresco de la ex presidente terminaría garantizando su reelección en 2019. Para ello era indispensable que Cristina continuara en el ring, o si se prefiere, conservara su libertad a pesar de la gran cantidad de causas judiciales en su contra. Macri apostó desde un principio a una polarización extrema con la ex presidente que se tradujo en la antinomia república versus autoritarismo. Macri se presentó como el máximo garante de la constitución de 1853 y situó a Cristina en las antípodas, en las cercanías de Nicolás Maduro.

Esta estrategia dio sus frutos hasta finales de 2017. El máximo de popularidad fue alcanzado por el presidente en las elecciones parciales de octubre de ese año cuando un poco más del 40% lo respaldó en las urnas propinándole a Cristina un severo golpe político. Mientras tanto la ex presidenta veía cómo se derrumbaba su estrategia que también consistió en polarizar con Macri. Cristina apostó desde un principio al fracaso económico de Macri, al desastre que provocaría su plan económico ortodoxo. Es probable que jamás hubiera pensado que Macri ganaría de manera tan holgada las elecciones de medio término. El derrumbe de Macri-esperado ansiosamente por Cristina-comenzó en mayo de 2018 cuando el presidente, agobiado por la corrida cambiaria, no tuvo más remedio que arrodillarse ante el FMI para recibir una indispensable ayuda financiera.

A partir de entonces Macri jamás recuperó la iniciativa política. Ese fue, precisamente, el momento tan esperado por Cristina desde que Scioli perdió en el ballotage. Con enorme paciencia esperó hasta que el presidente se quedara sin oxígeno político para contraatacar. En mayo de este año sacudió el tablero político al anunciar que Alberto Fernández encabezaría la fórmula presidencial por el ahora denominado Frente de Todos, reservándose la candidatura a la vicepresidencia. Macri respondió nombrando como compañero de fórmula a Miguel Ángel Pichetto, un emblema del peronismo ortodoxo. Pero su suerte estaba echada. La situación económica era tan desastrosa que únicamente una ayuda divina podría hacerle ganar las elecciones presidenciales.

Tal como expresó Jorge Asís, Cristina Kirchner logró purificarse en el fracaso del que la sucedió. Más que por méritos propios Cristina retronó a la Rosada por el fracaso de Macri. El “vamos a volver” finalmente se materializó, prevaleció sobre el “no vuelven más”. Lo notable es que a partir de ahora será Macri quien especulará con el fracaso de Alberto Fernández. Así como para Cristina fue vital que Macri se derrumbara, ahora para Macri es fundamental que se derrumbe Alberto. Macri sueña con el retorno-“vamos a volver”-especulando con el famoso “cuanto peor, mejor”. Por su parte, Alberto y Cristina harán lo imposible para evitar el retorno de Macri (“no vuelven más”).

Macri y Cristina son dramáticamente parecidos. Ambos basan apuestan su suerte política a la debacle total y absoluta del otro. Así como Cristina festejó cada error cometido por Macri, a partir de ahora será Macri el que aplauda cada vez que Alberto yerre. Ambos necesitan para purificarse, para volver a ocupar el centro del ring, que el otro se desplome. Así de trágica y patética es la política argentina.

Hernán Andrés Kruse / Informador Público

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