Este es un chiste escabroso pero alegórico, que puede dar lecciones a quienes se aventuran en alianzas políticas.
Cuenta que hay dos soldados en la soledad de un puesto de guardia, que recuerdan con ardor a sus novias, a las que no ven desde hace meses.
Cambiando recuerdos intiman mutuamente hasta el contacto físico, que ocurre cuando uno de ellos se agacha:
Uno: ¿Qué me estás haciendo?
El otro: Nada….
(Silencio)
Uno: ¿Cómo que nada?
El otro: Te digo que nada…
(Silencio)
Uno: Me parece que me la estás poniendo…
El otro: ¿Cómo se te ocurre?
Uno: ¡Me la estás poniendo!
El otro: Tá bien… si querés la saco…
Uno: No, no la saqués. Lo que pasa es que no aguanto que me mientan.
Ji jí.
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