CRUZ DEL EJE: UN FESTEJO INOLVIDABLE



Conmovedora crónica escrita por los sobrevivientes del festejo del cumpleaños de Ibarrechea.





Por: Redacción CdE

Fuertes repercusiones en los medios por los festejos cumpleañeros del literato José Antonio Ibarrechea, en la calle Mitre, de la ciudad de Cruz del Eje.

En una noche que se presentaba esplendorosa, bajo el brillo de una luna encantadora y la tenue brisa galopando entre el follaje de los árboles, conformaban un paisaje conmovedor, como  el colorido atuendo  de la multitud de personas que se hizo presente en el festejo.


El servicio de lunch ofreció a los invitados bocaditos salados, fríos y calentitos, donde se destacaron los chips de jamón y queso, salame y queso, pollo, tomate,  atún y frutos de mar. También se sirvieron arrolladitos primavera, de roquefort y atún. No faltaron los canapés, y distintos sándwiches. Luego en las mesas, encontramos ciruelas con panceta, salchichitas, choricitos al vino blanco, souffle de queso, albondiguitas, empanaditas de jamon y queso, carne, y pollo. A eso de las cuatro de la mañana,  se sirvieron cazuelas calientes, pejerrey frito, empanadas ¡con aceitunas! y el infaltable pizza party, el brindis fue con una copa de champagne. Para finalizar, en la mesa dulce, había torta, café, mate cocido, te y chocolate.



Como es sabido, tal evento no estuvo autorizado por la muni, ya que el mismo, no le dejaba un cobre a sus arcas desfallecientes. En cambio, la policía cubrió el evento ad honorem y, se encontraba presente un servicio médico, los DJ's invitados aportaron cuecas, chamamés, zambas, malambos y chacareras, a los efectos desintoxicar los oídos de tanto cuarteto, cumbia y reggaetón que diariamente y, a través de las radios,  seca el cerebro de los oyentes.



Como siempre, dieron la nota, algunos poetas inadaptados que querían leer poesías escritas a último momento para la ocasión, con la copa llena de vino espumante en las manos y langostinos guardados en los bolsillos, muestra de los arrebatos que sufrieron las bandejas dispuestas para la ocasión. O quienes con un total desparpajo y en clara actitud obsecuente, intentaban recitar desde los vahos del alcohol, la prosa misericordiosa con las que el cumpleañero, deleita a sus lectores desde nuestras páginas. 

Otros, se explayaban con cierta filosofía alquilada de internet, sobre si las palabras, mustio, oquedad y paroxismo, debían ser incorporadas en los poemas de los cafés literarios para no aburrir a los demás.

Pero más allá de esas cuestiones domésticas propias de un festejo de esa naturaleza, no faltó tampoco el llamado de Alberto fernández, a Mauricio Macri por esta ocasión. 

Se supo en Redacción del Quiénes & Porqué y, por fuentes altamente informadas, que hubo un llamado de Alberto a Mauricio en horas de la madrugada. Parece ser, según estas fuentes, que el presidente electo le habría manifestado su preocupación por el gasto descontrolado de la fiesta. Sus palabras, según nos informaron, fueron en estos términos:

"No estamos de acuerdo en que se susciten hechos de esta naturaleza en la Argentina que nos dejás, Mauricio. El descontrol con que se dilapida el dinero en festejos y, menos en el cumpleaños de ese tipo —que no sabemos de dónde saca la plata—, no mantiene ciertas condiciones establecidas en las pautas acordadas entre nuestro relato y el de ustedes. Habíamos quedado todos de acuerdo con que la guita no alcanza para nada".

A lo que Macri le habría respondido a Albertito que: "Te mando desde ya las disculpas del caso, pero resulta ser que como siempre, estaba muy mal informado. Me habían dicho que en Cruz del Eje a Ibarrechea no lo quería nadie, aparte me dijeron que es hincha de River, habla y escribe muy mal de nuestra gestión, de la gestión de Cristina, de vos, del Chiqui Tapia, de Angelici, de Tinelli, de los políticos y de los responsables de cultura de su pueblo. Por esa razón, y despistado como siempre, desvié mis pensamientos en buscar un decreto para que mi querido Bocayuniors, sea invitado al mundial de clubes, Alberto".

Pero que, al parecer, disconforme con la respuesta, el enfurecido y bipolar de Alberto Fernández le habría manifestado que: "Pero ¿sos o te hacés? Tenés la transición para hacernos en forma ordenada y tranquila y ahora me decís que ¿seguís boludeando con Boca? Y para colmo, me entero que lo que escribe ese tipo en el Quiénes & Porqué, lo leen en todos lados, se anticipa a las noticias, anticipó un año y medio antes que Pichetto se iba con vos, tuvo la desfachatez de comparar a mi nuevo amigo, casi hermano del Evito Morales de abandónico y vos ¿lo dejás festejar? Decime gato, ¿Qué carajo hace la Bullrich? 

Aseguran las fuentes informativas que, una vez despertada la ministra de seguridad, ésta mandó a Gendarmería de la ciudad de Jesús María, a desalojar la fiesta con gas pimienta secuestrada a la hinchada de Boca. Aunque según constatamos, llegaron recién, pasadas las 06:00 hs, cuando el "catering" se llevaba toda la parafernalia del festín, pero que alcanzaron a tomar café caliente con medialunas mientras habilitaban el tránsito. Podía así, ingresar el camión recolector de basura y los barrenderos al populoso sector, pasadas las 06:30.

Pero volviendo al acontecimiento estelar que proporcionó esta actividad cultural, a la cual no envió salutaciones el gobierno ni tampoco lo hizo el círculo político, mucho menos de los que levantan la mano izquierda para votar y usan la derecha para sacar dinero del cajero y,  donde se notó claramente, la ausencia de la "gente de cultura", aunque reemplazados por la bulliciosa hinchada del Club Instituto Tráfico que no paró de cantarle el Feliz Cumpleaños. 

También observamos entre la muchedumbre, a numerosas personas luciendo la camiseta del Club Riverplei. Club con el cual simpatiza el homenajeado Ibarrechea y que está a punto de jugar una nueva final de la Copa Libertadores.

Se leyeron mensajes de salutación enviados por Marcelo Gallardo y del plantel millonario, como así también de distintos medios informativos del país y del extranjero, aludiendo al merecido festejo.

Pero el llamado momento cúlmine de la noche, o sea el más elevado, el de mayor importancia, lo dio el mismísimo literato y colaborador de nuestro medio que, parado en una silla de plástico y haciendo equilibrio para no caerse, deleitó a los presentes con un memorable recuerdo que quedará guardado en nuestros corazones, y en los archivos de papel de esta redacción.

"Todavía me quedan mis sueños"

Fueron estas sus palabras: “Queridos amigos sepan que todavía me quedan mis sueños y, gracias por venir y traer a sus hijos y nietos, verlos correr por el patio, por las habitaciones, por la vereda, por la calle, verlos jugar, treparse a lo árboles, romper sin querer las macetas, los cuadros, las sillas, la vajilla, verlos disfrazados con los manteles y las sábanas, maquillarse con mayonesa, mostaza y el chocolate del postre, convertir nuestros pantalones en servilletas y repasadores, me da una inmensa alegría, me enternece saber que mañana habrá que lavar las paredes, el vómito en el piso, desinfectar los baños, exorcizar la casa y hacerla bendecir por todos los Cultos religiosos existentes en esta ciudad. Pero esta alegre calamidad, me traslada en el tiempo, a la época de mis travesuras infantiles y me recuerda, casi casi, al borde de las lágrimas, a la paciencia infinita que supieron ofrecerme, como enseñanza, mis abuelos”.

Sonó entonces, un repentino coro de aplausos, mientras la luz del reflector del helicóptero de la policía de la provincia, escudriñaba los rostros de la multitud reunida, procurando rostros de desestabilizadores.

Siguió Ibarrechea en su claro y conmovedor discurso: 

"Les voy a hablar de mis abuelos. 
Los abuelos de antes, eran un claro indicio del fuerte amor que les proclamaban a la niñez.
Hacia nosotros, sus nietos. 
Ellos nos convertían en una criatura compinche por dónde se nos mire. 
Lo que quiero decirles amigos míos, es que extraño a mis abuelos. 
Les cuento que a veces sueño con sus sueños. 
En la casa de mi abuela había una hermosa cama que servía para esconderse del cuco. 
El cuco era un tipo malo que tenía al mismísimo diablo metido en el cuerpo, me decían. 
Y que venía cada cuatro años ha pedir que lo voten.
Esa cosa, tiene una cara sonriente pegada en un afiche de papel, llena de mentiras. 
Mis abuelos me decían eso para amedrentarme. 
Para que me porte bien, y no me afilie.
Había, en la casa de mis otros abuelos, un ropero inmenso. 
El hombre de la bolsa no se animaba a entrar por miedo a perderse entre tanta ropa. 
Espiaba por las ventanas a los niños que se portaban mal, me decían. 
Porque ahí nomás los levantan y "los meten dentro e' la bolsa".
Y se los entrega al cuco por algunas monedas. 
O sea, decían mis abuelos que no valías nada si te portabas mal. 

En mi casa, había una mesa de madera donde podías pegar el chicle masticado. 
Y otras inmundicias más.
Había unos sillones gigantes para leer la colección de cuentos Robin Hood. 
Había una radio inmensa a válvulas marca Philips modelo 1934.
Era para escuchar goles, tangos y noticias.
Mucho tiempo después, manos anónimas la guardaron en el galponcito del fondo.
Ahora había que darle lugar al combinado Ranser. 
Un día de verano, papá compró un televisor.
La primera serie que vi en un televisor blanco y negro fue Cuero Crudo.
Al lado, el combinado Ranser, nos pedía una segunda oportunidad. 
Los discos que guardaban a cantantes y orquestas, se volvían viejos.
Después, llegaron unos tipos con un teléfono gris, que quedó al lado del modular.

Finalmente mi abuela se fue con mis tías, lejos de mi abuelo caravanero y buscapleitos.
Me dijeron que mi abuelo era visitador compulsivo de las casas de las chicas solidarias. 
Una vez las vi, las chicas solidarias usaban poca ropa, pero si perfumes y pintura labial.

Anoten: Mi abuelo me decía que tomar un vaso de vino estaba bien, que dos vasos de vino eran demasiado pero, que tres vasos de vino eran pocos".

—¡Salud amigos! —dijo Ibarrechea levantando su copa de Chandon brut entre la multitud.

Se escuchaban murmullos, los concurrentes se tomaban de las manos, algunas mujeres lagrimeaban, había quiénes compungidos, bajaban la cabeza y miraban al piso, nostálgicos.


—“Recuerdo algunas conversaciones de mayores que un niño como yo, podía escuchar de mi abuelo fiestero mientras jugaba a las escondidas: ‘Le hacía la vida imposible’. ‘Siempre fue un mujeriego’. ‘No era vida, pobre mujer’. En realidad, lo que quería decirles amigos míos, es que, a mi edad, extraño mucho a mis abuelos y que no sabía por dónde diablos empezar. Aunque ahora se me ocurre la idea maravillosa, la de decirles a todos ustedes que cuidemos y hagamos todo lo posible para que estos niños sean felices, para que recuerden a su infancia como el mejor momento de sus putas vidas. Les inculquemos a estos niños el valor de nuestras instituciones, la gloria que nos legaron nuestros héroes, la pasión de nuestros literatos, el esfuerzo de nuestros hombres y mujeres de la salud, de la ciencia, de la docencia, de los agricultores, del trabajo digno, de los que engrandecen nuestra nación. Miremos a nuestros niños, ellos tomarán las herramientas que les hemos dejado y, si fueron bien enseñados, nos demostrarán que fueron bien aprendidos. Gracias a todos por estar aquí, y haciendo gala de su torpe inglés dijo: But I still have dreams". Cerró el autor del best seller "Los reyes del beso". 



Fue una alocución colmada de aplausos, vítores y lagrimas. Una lección cívica de cómo entretener y unir a la familia. Los presentes se confundieron en un interminable abrazo y decenas de niños se treparon sobre la humanidad del cumpleañero Ibarrechea.

No se registró ningún incidente, dijo el comisario a cargo del orden y la desconcentración del público asistente se hizo en forma ordenada, la luna aún se apoya en el cielo, en el horizonte duermen algunas nubes, y sobre los techos lejanos del barrio Los Altos, aparece resplandeciente, el sol.

Ampliaremos.

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