A los 95 años, el millonario Don Paco se casa con Ana, de tan sólo 25.
Ella, si bien se mostraba cariñosa, decide que después de la boda tengan los dormitorios separados.
Así, la primera noche como marido y mujer, Ana se prepara para ir a la cama y de pronto se escuchan golpes en la puerta.
Allí está don Paco, listo para la acción. Concluido el acto, él le da un beso de buenas noches y vuelve a su dormitorio.
Después de algunos minutos, Ana oye otros golpes en la puerta del dormitorio, y es don Paco, listo para la segunda vuelta.
Sorprendida, Ana acepta; al final Don Paco le da un cariñoso beso de buenas noches y se va.
Más tarde, don Paco está otra vez tocando la puerta, tan fresco como un muchacho de 25 años, listo una vez más.
Y así sucede dos veces más, Don Paco regresa con Ana y, después del fogoso amor, le da un beso de buenas noches y regresa a su cuarto.
Pero después de una hora aparece por sexta vez, como si nada. Maravillada, en esa ocasión Ana lo detiene cuando él está por irse y le dice:
–Querido, me impresiona que a tu edad puedas hacer el amor tantas veces. Sos un amante increíble. Yo estuve antes con varios pendejos y son totalmente incapaces de igualarte.
Entonces Don Paco se vuelve a Ana, extrañado, y le pregunta:
–¿Cómo? ¿Yo ya estuve antes acá?
Ji jí.
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