SE VAN LOS PÁJAROS

Ya casi no existen familias tan numerosas.




Por Juan Luis Gallardo

He leído en el diario una noticia estremecedora: los pájaros están en vías de extinción. En Norteamérica hay 3.000 millones de pájaros menos. La cifra equivale al 29% del total en la región. Entre los paséridos (gorriones), aláudidos (alondras) y estúrnidos (estorninos) la desaparición llega hasta el 75%.

El dato no puede menos que apenar. Porque los pájaros, contrariamente a lo que sucedía en la película de Hitchcock dedicada a ellos, son criaturas amables que siembran los paisajes de alegría. Dejando de lado las terribles aves de rapiña.

En mi barrio abundan los zorzales, cuyo canto (menos melodioso de lo que se afirma) anima las mañanas desde antes de que amanezca. Pero es verdad que hay menos que antes. Así como han desaparecido las orugas, ha disminuido el numero de aves. Aunque aún haya variedad de ellas, como horneros, carpinteros de penacho rojo y de penacho amarillo, calandrias capaces de poner en fuga a los caranchos, benteveos, churrinches, golondrinas, tijeretas y picaflores.

Pero, pese a todo, a juzgar por las noticias, los pájaros están en vías de extinción. Se ha extinguido el 90% de los gorriones según parece. Y ello me trae a la memoria el delicioso cuento de Oscar Wilde El Gigante Egoísta, quien expulsó de su jardín a los niños porque lo molestaban. Y, junto con los niños, se marcharon los pájaros. 

MENOS NIÑOS
Ahora habría sucedido al revés. Primero se marcharon los niños y después los pájaros. Porque está claro que vienen menos niños al mundo. Las tasas de natalidad descienden vertiginosamente. Malthus previó que la multiplicación de habitantes superaría la posibilidad de alimentarlos y se equivocó de medio a medio. Hoy la preocupación de las autoridades es alentar el aumento de la población pues, si las cosas siguen tal cual van, todos los sistemas fundados en pirámides poblacionales saltarán por el aire. Se hará imposible pagar jubilaciones al disminuir la cantidad de aportantes y crecerá el número de pasivos, gracias al aumento de la edad promedio que han logrado los adelantos de la medicina. 

En fin, que los niños se están marchando. O, dicho de otro modo, no están llegando. Yo soy el mayor de nueve hermanos. Unos primos míos, los Gallardo Demarchi, eran diez. Ya casi no existen familias tan numerosas. Un Gigante Egoísta, la sociedad moderna, no tiene lugar para ellas. 
No puede extrañar entonces que, junto con los niños, se marchen los pájaros del jardín del Gigante Egoísta. Donde, como en el cuento de Wilde, ya no llega la primavera, imperando en él un invierno permanente. 

¿Queremos que regresen los pájaros? Pues abramos las puertas a los niños para que los convoquen con sus risas.

Juan Luis Gallardo
Juan Luis Gallardo nació en Buenos Aires a fines de 1934. Abogado, casado, padre de cuatro hijos. Fue profesor en la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Católica Argentina, dirigió la editora oficial ECA (Ediciones Culturales Argentina) y EDUCA (Ediciones de la UCA). Fue Director Ejecutivo de la Revista de la Escuela de Guerra Naval.
Columnista en La Prensa, La Nueva Provincia y Confirmado, publicó veintitres libros (novelas, cuentos poesías, fábulas, biografías, historia) y obtuvo la Cruz de Plata Esquiú, el Premio Santa Clara de Asís y el primer puesto de su categoría en el certamen periodístico hispanoamericano organizado con motivo de cumplirse el segundo centenario del nacimiento del General Güemes. Su Historia Sagrada para Chicos Argentinos recibió una distinción especial, conferida en acto público por la Secretaría de Cultura de la Nación, en 1995.
Ha dictado numerosas conferencias e integrado diversos jurados. Es Miembro de Número de la Academia del Plata.
Fuente: LA PRENSA



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