LAS TRAVESURAS DE PAULINA BONAPARTE

Historias





Por Alberto Lettieri, 
Paulina Bonaparte era la hermana favorita de Napoleón. Nació en Ajaccio, Córcega, en 1.781. A los 15 años no pudo resistir los encantos de un hombre de 45, con una bien ganada fama de dandy. Su madre se opuso a esta relación y le prohibió continuarla, entonces Paulina sacó a relucir su carácter y, un poco como represalia y otro poco por inspiración natural, se dedicó a mantener relaciones con la mayor parte de los integrantes del Gobierno de su hermano. 
Paulina era una bella y sensual mujer, que fácilmente seducía a cuanto hombre le gustara. Y como era bastante excéntrica en sus gustos, la comidilla de la corte eran los creativos juegos y roles que exigía desarrollar a sus amantes. 
Sin embargo, como era costumbre por la época, los juegos de alcoba generalmente terminaban provocando consecuencias políticas, por lo que Napoleón le recomendó contraer casamiento con el General Charles Leclerc. En 1.801, su marido fue destinado a la isla de Haití, para reprimir la revolución encabezada por el nativo Toussainte Louverture. 
En 1.802 nacería su único hijo, Dernida Luis Napoleón, quien murió dos años después. La estadía de Paulina en la Isla, en medio del caos revolucionario, no resultó aburrida, ya que se dedicó a mantener fogosos intercambios con nativos de piel oscura y con soldados del Emperador, subordinados a su marido. Leclerc, en tanto, enfermó de fiebre amarilla, y falleció el mismo año de nacimiento de su hijo. 
Paulina entonces decidió regresar a París y, habiendo probado las delicias del matrimonio, rápidamente contrajo nuevo enlace. El elegido, en este caso, era el hombre más acaudalado de Italia, el Príncipe Francia, Camilo Borghese. Conociendo el inagotable apetito sexual de su hermana, Napoleón le escribió una misiva: “Ama a tu marido, haz que tu hogar sea feliz y, sobre todo, no seas frívola o caprichosa. Tienes veinticuatro años y deberías comportarte de forma madura y sensata”. 
Pero Paulina no tomó en cuenta esos consejos, muy por el contrario multiplicó sus amantes, hasta que terminó abandonando a su marido, argumentando que tenía un pene diminuto que estaba muy lejos de satisfacer sus expectativas y deseos. Por entonces, le escribió a su tío: “Preferiría haber seguido siendo la viuda de Leclerc, con unos ingresos de tan sólo 20.000 francos, que estar casada con un eunuco”. 
Paulina retornó a París en 1.806, y continuó con su saga de irrefrenables prácticas sexuales. Hasta que, algún tiempo después, conoció al pintor Louis Philipp Auguste Forbin, de unos 30 años, que cubría los requisitos de tamaño y vigor sexual que requería la princesa. 
Pero tampoco en este caso la acompañó la fortuna, ya que a consecuencia de la hiperactividad sexual que le imponía su nuevo favorito, la salud de Paulina comenzó a decaer. Los médicos que la atendieron y su madre decidieron que el mejor tratamiento era distanciarlos, y por eso lo obligaron a alistarse en el ejército francés, para dar un sentido patriótico a su inusual vigor. 
Enfadada por la decisión, Paulina decidió entonces multiplicar nuevamente su batallón de amantes, ignorando las recomendaciones formuladas por los doctores. Fueron 15 años frenéticos, en los que se incorporaron a su lista, entre otros, el músico Blangini, a quien conoció en Niza. En 1.810 el favorito fue el jefe del Estado Mayor de Napoleón y luego el actor François Talma. 
En 1.825, a los 44 años de edad, Paulina falleció a consecuencia de un cáncer de útero. Antes de morir, exigió ser enterrada con sus mejores prendas en el panteón familiar de quien seguía siendo su marido, Camilo Borghese, el “eunuco de pene diminuto”, donde descansaban los restos de Papas y altos dignatarios de la nobleza italiana. 

Alberto Lettieri / Fuente: NOVA 




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