LA IMPORTANCIA DE VIVIR

Por Walter R. Quinteros
Corría el año 1941. En los Estados Unidos y por primera vez, en una universidad de Nueva York, se iba a otorgar un doctorado “Honoris Causa”, en literatura a un extranjero. Se trataba de un escritor chino ¿Su nombre?: Lyn Yutang. comienza su relato José Narosky desde ambito.com. y nos sigue diciendo que:
El establecimiento, de varias hectáreas, estaba engalanado con banderas norteamericanas y chinas. Asistirían ministros, funcionarios, alumnos e invitados. Se calculaba la concurrencia en unas 3.000 personas. La ceremonia se realizaría a las 18 horas.
A la hora establecida, el invitado no había llegado, hecho inusual en los EE.UU. Pasaron largos minutos. Se notaba preocupación en los rostros.
Recién, media hora después llegó, sonriente, el agasajado. Sus ojos rasgados denunciaban su nacionalidad china.
Era de baja estatura y bastante delgado. Medía 1,64 m. Tenía 46 años. Ling-Yutang, era ya un escritor laureado.
Lo presentaron con los clásicos elogios. Ahora, se esperaba su palabra que se sabía tan profunda como amena.
Guardó en un bolsillo el discurso que traía escrito. Y comenzó diciendo:
-“He llegado media hora tarde. Les pido disculpas por mi descortesía. He causado incomodidad y preocupación”. Y agregó -“Les explicaré el porque de mi demora. Yo venía caminando desde mi hotel, -agregó- distante cinco cuadras de aquí. Pasando por una plaza, encontré a una niña llorando. Tendría 8 ó 9 años. Se le había roto su muñeca. Traté de arreglársela y lo logré. Pero demoré 20 ó 25 minutos en esa tarea. No olvidé mi compromiso con Uds.
Pero, entre vuestra razonable impaciencia… y el dolor de una niña, opté por tratar de resolver la aflicción de la criatura. Por eso mi demora… perdónenme”.
Y ya está presentado, a nivel humano, el más importante escritor chino contemporáneo. Vivió 80 años. Falleció en marzo de 1976.
A los 9 años le expresaba a sus profesores:
-“Quiero ser escritor”. Lin -Yutang, fue primero maestro. Luego, por sugerencia de su padre, pastor evangelista. Comenzó a estudiar teología, carrera que abandonó. Y explicaba el porque de su deserción
-“Yo hubiera querido ser pastor, como mi padre, sí. Pero pastor de todas las religiones, ¡de todas! porque Dios es uno y cada hombre, está unido a los demás hombres…”
Tenía solamente 15 años, cuando nació en su mente la idea de hacer un diccionario chino. Porque los caracteres chinos y las miles de combinaciones de palabras lo hacen una verdadera pesadilla. 50 años después -tenía ya 73 años- lo incorporó a un monumental diccionario chino-inglés.
Publicó más de 30 libros en chino. Y varios más en inglés.
Fue un hombre auténticamente modesto. Decía:
-“Nunca tuve mucha fuerza de voluntad. Fui un verdadero desastre en las pocas disciplinas deportivas que practiqué. Jamás he podido decir un halago a alguien, sin sentirlo dentro mío. Además ¡Ignoro tantas cosas!”.
Pero, Lin Yutang fue el hombre que hizo comprender a los occidente la idiosincrasia del pueblo chino. Y a estos a su vez, les posibilitó entender, mejor, a los hombres de occidente.
-“Todo escritor, -decía- debe tener la valentía de expresar lo que siente. Pero más importante aun es que sienta bien, con nobleza”.
En 1936 se trasladó por un año a los EE.UU.. Pero al año siguiente -1937- estalló la Guerra Chino-Japonesa. Y no regresó a su patria. Tenía 42 años cuando escribió en Nueva York su libro más famoso: “La Importancia de Vivir”. Fue el escritor best-seller de ese año en EE.UU.. Se tradujo su obra a 12 idiomas. Es realmente un verdadero tratado de filosofía pero sencillo, entendible. Con ese libro, le llegaron el prestigio y el bienestar material.
Un ataque cardíaco, a los 80 años, transformó a Ling-Yutang en un imborrable recuerdo.
Y un aforismo para este ser humano que con talento y humildad, sobrepasó su propia sombra:
“La vida es un laberinto. Pero los iluminados… conocen la salida”.
Así cierra su artículo Narosky.
Pero en este sencillo homenaje, quiero agregar algunas frases de Lin Yutang, extraídas del sitio citas.in
"En esta vida hay lágrimas, y lo que importa, después de todo, es ante lo que lloramos".
"Es muy simple; cuando uno quiere a una persona puede llamarla por cualquier nombre, que siempre tiene un sentido cariñoso".
"Los que son sabios, poco hablan; y los que hablan mucho, son poco sabios".
"La sabiduría de la vida consiste en la eliminación de lo no esencial. En reducir los problemas de la filosofía a unos pocos solamente: el goce del hogar, de la vida, de la naturaleza, de la cultura".
"Un placer como el de una conversación perfecta es necesariamente raro, porque los sabios rara vez saben hablar y los que hablan rara vez que son sabios".
"Los libros no deben clasificarse nunca. Clasificarlos es una ciencia, pero no clasificarlos es un arte".
"Un hombre educado es el que tiene los amores y los odios juntos".
Y extraídos de su libro "La importancia de vivir", encontramos estas maravillas que publica el blog labrujuladelazar bajo el títulño "La poesía del viaje"
En primer lugar, el verdadero motivo debe ser el de viajar para perderse y ser desconocido. Más poéticamente, podríamos decir que es el de viajar para olvidar. Todos son muy respetables en su lugar natal, piensen lo que piense de ellos en los círculos sociales más elevados. Están atados allí por una serie de convenciones, reglas, costumbres y deberes.
[...]
El verdadero viajero es siempre un vagabundo, con las alegrías, las tentaciones y el sentido e aventura que tiene el vagabundo. Viajar es “vagabundear” o no es viajar. La esencia del viaje es no tener deberes, ni horas fijas, ni correspondencia, ni vecinos inquisidores, ni comisiones de recepción, ni destino fijo. Un buen viajero es el que no sabe adónde va, y un viajero perfecto es el que no sabe de dónde viene.
[...]
Viajamos sin destino y nos detenemos donde nos encontremos, y marchamos muy lentamente, acaso diez li por día, acaso veinte, o quizá treinta, cuarenta, cincuenta. No tratamos de hacer mucho, para no fatigarnos. Y cuando llegamos a montañas y arroyos, y nos encantan los manantiales, las blancas peñas, las aves acuáticas y los pájaros de la montaña, escogemos un lugar en una isleta del río y nos sentamos en una peña, y miramos a la distancia. Y cuando nos encontramos con leñadores o pescadores o aldeanos o rústicos ancianos, no les preguntamos nombres y apellidos, ni damos los nuestros, ni hablamos del tiempo, sino que conversamos brevemente de los encantos de la vida campestre.
Y ahora transcribo esta frase encontrada en el blog elrincondemisdesvarios
Me gusta la primavera, pero es demasiado joven.
Me gusta el verano, pero es demasiado orgulloso.
Por tanto, lo que más me gusta es el otoño porque su tono es más dulce, sus colores son más ricos y tiene un leve dejo de tristeza. Su áurea riqueza no habla de la inocencia de la primavera ni del poderío del verano, sino de la suave madurez y de la amable sabiduría de la ya cercana ancianidad.
El otoño conoce las limitaciones de la vida y las acepta de buen grado.
Nacido como Lin Yü-T'ang; (Changzhou, 1895 - Hong Kong, 1976) Fue un escritor y filólogo chino. Cursó estudios universitarios en el St. John de Shanghai, adscrito a la Universidad de Harvard, donde aprendió lengua y literatura inglesas. Más tarde marchó al extranjero, para completar su educación occidental en la universidad alemana de Leipzig. A su regreso a China, ejerció la docencia en la Universidad de Pekín desde 1923 hasta 1926, donde impartió clases de Filología Inglesa. Para hacer realidad su proyecto de acercar las culturas china y occidental, desarrolló un sistema de indización del idioma chino, y colaboró activamente en un plan oficial que pretendía facilitar la romanización de la lengua china.
A partir de 1928 se instaló en los Estados Unidos de América, donde se dedicó al cultivo de la creación literaria y a la divulgación de diversos aspectos de su país, su cultura y sus gentes, en obras como Mi país y mi pueblo (1935), a la que siguió otra obra de enorme interés, titulada La importancia de vivir (1937). Estos libros se convirtieron en best-sellers que rebasaron el ámbito norteamericano para dar a Lin Yutang una proyección internacional.
Les voy a recordar una frase del Maestro Lin Yutang y, esto es por algunas caras que veo en algunos escritores cuando leen sus obras.
"El humor es parte de la vida y en consecuencia no debe ser excluido, ni aún de la literatura seria".
Quiénes & Porqué / Foto: Daniel Ramos Autó

Comentarios