ERA UNA DEUDA DE HONOR

Finalmente, la comisión de Defensa del Senado rindió homenaje a ex integrantes de la Fuerza Aérea que comandaron vuelos de exploración en aviones Hércules durante la guerra de las Islas Malvinas de 1982.

En un acto que se realizó en el salón de las Provincias, ayer miércoles a las 11, se entregó la medalla "La Nación argentina al valor del combate" a los ex miembros de la Fuerza Aérea.

Por iniciativa del presidente de la comisión, el senador Ernesto Martínez, se distinguió a militares retirados "por sus relevantes méritos, valor y heroísmo en defensa de la patria en los vuelos de estrategia militar que la Fuerza Aérea desplegó a través de sus aviones Hércules en la guerra de Atlántico sur".

No se los había reconocido antes y a lo largo de 36 años -desde 1982- ya que las misiones cumplidas eran de carácter "secretas" y fueron recientemente desclasificadas. Estas misiones se denominaban “Tigre” y “Loco” y en el cumplimiento de esta última, el enemigo en un combate aéreo, derribó al avión Hércules C-130 matrícula TC-63, donde perdieron la vida siete tripulantes del Escuadrón I - Hércules C-130.

Estas misiones que se realizaban con estos aviones de gran porte, sin carga alguna y con sus tanques repletos de combustibles, eran un blanco fácil para ser abatidos por su gran tamaño y lento desplazamiento. Volaban sobre el helado mar durante lapsos de entre 5 a 8 horas en un riesgoso vuelo rasante, para evitar ser detectados prematuramente y lograr acercarse a un punto determinado, evadiendo los múltiples radares enemigos.

Este personal en su totalidad, durante varios años realizó innumerables vuelos, cumpliendo distintas misiones en el Continente Antártico con los aviones Hércules C-130, integrando tripulaciones con capacitación especial para operar en esas latitudes.

Fueron condecorados:
Brigadier Mayor VGM (R)Alberto VIANNA, Brigadier Mayor VGM (R) Horacio Armando OREFICE, Comodoro VGM (R) Jorge Alberto VALDECANTOS, ComodoroVGM (R) Ronaldo Ernesto FERRI, Comodoro VGM (R)Rubén Oscar MORO
Comodoro VGM (R) Eduardo SENN, Comodoro VGM (R) Roberto Mario CERRUTI
Comodoro VGM (R)Walter Hugo VELIZ, Comodoro VGM (R)Cristóbal Amando VILLEGAS, Vicecomodoro VGM (R) Andrés Francisco VALLE, Vicecomodoro VGM (R) Hugo Alberto MALDONADO (fallecido), Suboficial Mayor VGM (R) Julio Miguel DAVERIO, Suboficial Mayor VGM (R) Juan Carlos LUJAN, Suboficial Mayor VGM (R) Nicolás Carlos SEGOVIA, Suboficial Mayor VGM (R) Jorge Luis CONTIGIANI (fallecido), Suboficial Mayor VGM (R) Roberto Guillermo PUIG, Suboficial Principal VGM (R)Pedro Esteban RAZZINI, Suboficial Principal VGM (R)Carlos Alberto BILL (fallecido), Suboficial Principal VGM (R) Delfino FRETES, Suboficial Principal VGM (R) Sergio Alberto TULIAN, Suboficial Principal VGM (R) Oscar Alberto GATTO
Suboficial Ayudante VGM (R) Carlos Domingo NAZZARI, Suboficial Auxiliar VGM (R) Carlos Alberto ORTÍZ
Los 23 diplomas y 23 medallas estaban ubicados sobre una mesa de madera, delante de un estrado nutrido por el senador Ernesto Félix Martínez, el presidente provisional del Senado Federico Pinedo y la diputada Nilda Garré. Esperaban, expectantes, saldar una deuda de honor, cubrir una asignatura pendiente de la Nación Argentina con 23 veteranos de la Guerra de Malvinas, hasta ahora anónimos. Ciudadanos argentinos y combatientes, integrantes de la Fuerza Aérea, que habían actuado en defensa de la patria en acciones secretas.
En el recinto de sesiones de la Cámara de Senadores del Congreso, esperaban los diplomas, las medallas, los veteranos y las autoridades públicas en representación del pueblo argentino. La ceremonia de entrega de la condecoración medalla "La Nación Argentina al Valor en Combate", otorgada por la Ley 27.465/18 en reconocimiento por sus relevantes méritos, valor y heroísmo, comenzó a las 11 de la mañana.
Tuvieron que esperar 37 años para recibir este condecoración, que las misiones secretas que protagonizaron durante la guerra fueran desclasificadas.
En las butacas, 20 veteranos de guerra, tres mujeres en representación de sus esposos muertos y los senadores encargados de hacer efectiva la entrega de las distinciones. En las galerías, familiares y ex combatientes se emocionaban.
Los aplausos no perdieron vigor. Pinedo inauguró la entrega: "No puedo sino agradecerles y felicitarlos en nombre de la Cámara de Diputados y del Senado de la Nación". Antes, había hablado de patriotismo: "Hay parte de nuestro territorio que aún no corresponde a la soberanía del pueblo argentino. Por eso son tierras irredentas para todos nosotros producto de un acto de colonialismo del siglo XIX que las naciones civilizadas se han comprometido a dejar atrás. Es muy difícil para los que no hemos tenido el honor de combatir por nuestra patria imaginarnos lo que ustedes hicieron".
El patriotismo, dijo Pinedo, es un sentimiento potente que hace que los mejores hombres estén dispuestos a arriesgar su vida para transformar la de sus seres queridos.
Fue una mañana de reparación histórica. No hubo relatos emotivos ni liberaciones de sentimentalismos. Se concatenaron apretones de manos, susurros de agradecimientos y fotos de protocolo. El diploma y la medalla premiaban e identificaban a quienes durante décadas vivieron sin contarles a los argentinos lo que habían hecho por ellos.
El comodoro Jorge Alberto Valdecantos no se lo contó ni siquiera a los suyos. "Sabíamos lo que teníamos que hacer con la confidencialidad para resguardarnos también nosotros. Mi familia nunca supo nada de mis actividades durante la guerra. A lo largo de los años les he contado a cuentagotas mi historia. No se los dije porque hubiera sentido como si estuviese jactándome de lo que hice, y lo único que hice fue cumplir con la patria. La patria sabe lo que yo hice y no era necesario manifestárselo a nadie".
Valdecantos se siente orgulloso por un reconocimiento que no esperaba, pero se apena también que haya llegado tarde, ya cuando la vejez y la muerte encontró a algunos de sus compañeros de vuelo.
"Éste es uno de los tipos más valientes que hay en la Fuerza", interrumpió mientras lo abrazaba y lo cacheteaba en la cara al suboficial principal Delfino Fretes, quien al principio no quería ser entrevistado por Infobae. "Si hace años que lo estás esperando", la convenció su esposa. Se siente orgulloso, pleno, gratificado. Era mecánico de vuelo. Hizo dos misiones, el 28 y el 29 de marzo. Consistían en vuelos de exploración y reconocimiento de los blancos. "Teníamos que salir a la mañana temprano, volar a quince metros del agua, subir estrepitosamente y hacer la operación (prender el radar para identificar las posiciones enemigas). Eso lo hacíamos durante cuatro o cinco horas. No sentíamos miedo. Estábamos preparados para esos momentos, teníamos profesionalismo y nos dedicábamos a cumplir la misión", explicó.
Jorge Luis Contigiani -suboficial, mecánico de vuelo- sí sintió miedo. Lo reconoció su esposa Gladys, la encargada de recibir el diploma y la medalla en representación de su marido, fallecido hace un año y medio. "En casa se hablaba muy poco del tema. En la intimidad se hablaba poco, pero después ya no se hablaba más… mis hijos eran muy chiquitos. Él era muy cerrado, pero sí me contaba de estos vuelos peligrosos y del miedo que sentía. Era un secreto de familia y se respetaba", reconoció emocionada.
"Cuando decidieron darlo a conocer, pensé que al fin se había hecho justicia -valoró Gladys-. Pero no por la medalla en sí, sino porque es un reconocimiento por el gran valor que tuvieron. Porque las nuevas generaciones no saben bien lo que significó. Nosotros lo vivimos. Durante todo el conflicto lo vi solo cuatro veces y cuando fue lo del misil (la caída de un Hércules) me dijo 'creí que no los iba a ver más'. Fue algo muy fuerte lo que vivimos. Se merecían este reconocimiento".
Gladys miró conmovida el diploma y la medalla cuando debió pensar dónde iba a guardar las nuevas condecoraciones: "Yo tengo un lugarcito en casa con los cuadros, las medallas y los otros reconocimientos. Supongo que quedará ahí hasta que yo parta con él y después del legado se encargarán mis hijos". Lloró sin dejar de responder cuando se permitió lamentar la ausencia de su esposo en la mañana del 27 de marzo de 2018, a seis días de celebrarse un nuevo aniversario del Día del Veterano y de los caídos en la Guerra de Malvinas. "Él nunca supo que le iba a llegar este reconocimiento. Se fue sin saberlo. Así lo quiso Dios". A 37 años del desembarco de las tropas argentinas en Malvinas, el debido reconocimiento a los héroes ocultos.
Esta es la historia.
Durante la guerra de Malvinas, las misiones que llevaron adelante los Hércules C 130 fueron dos: detección de blancos navales y de interdicción aérea.
En las misiones de localización de buques enemigos, se volaba rasante sobre el mar, a una velocidad de 590 km por hora, y con su radar apagado, a fin de no ser detectados por el enemigo. Cuando se llegaba a un punto prefijado, se aceleraba a fondo, se elevaba la nariz del aparato 30 grados hasta llegar a los 10000 pies. En esos instantes en que el avión alcanzaba con su máxima potencia la mayor altura, se encendían sus radares para detectar la presencia de buques enemigos. En caso de identificar un blanco, se enviaban al Comando las coordenadas para dirigir un ataque. Cuando el avión comenzaba a caer, se apagaba el radar.
Claro que restaba lo más difícil, que era escapar. Y el camino más sencillo era el de lanzarse en caída libre hacia el mar, para volver a evitar a los radares ingleses. Y efectuar un cambio de rumbo de 45 grados. Para volver a empezar. Porque cada una de estas maniobras se realizaban cada 20 o 30 minutos. En el argot de los aviadores la conocen como "diente de perro", ya que las maniobras simulan a una "W".
Para cualquiera, "Tigre" ,"Loco", "Picho" o "Tiza" pueden tener disímiles significados. Pero para los pilotos de los aviones Hércules que combatieron en la guerra de Malvinas, su sola mención hace poner la piel de gallina.
El único apoyo con que contaban los Hércules era el radar de vigilancia aérea en las Islas Malvinas, que les podía advertir de la presencia de aviones enemigos. Tengamos en cuenta que en los días que se desarrollaron dichas misiones, los ingleses ya se habían consolidado en San Carlos. Estas misiones tuvieron lugar el 27 de mayo, con el nombre clave de "Picho"; el 28 y 29 de mayo fue "Loco"; el 30 de mayo, "Polo" y la última del 31 de mayo y 1 de junio, "Tiza". A todas ellas los tripulantes las llamaban "el loco". En la mayoría de los vuelos, se localizaron blancos ingleses.
El Derribo del TC 63
El 1 de junio, el Hércules TC 63 recibió la orden de realizar una de estas misiones, con el indicativo "Tiza". Debía explorar y reconocer la zona marítima del norte de las Malvinas. A las 6:30 horas, despegó de Comodoro Rivadavia, aunque debió volver por problemas técnicos. Finalmente lo haría a las 8:53.
Estaba al mando el capitán Rubén Martel, secundado por el Capitán Víctor Krause; el navegador era el Vicecomodoro Hugo Meisner. Completaba la dotación los CP Miguel Cardone, Carlos Cantezano, Julio Lastra y Manuel Albelos. Como momentos antes otro Hércules, el TC 66 había aterrizado en Puerto Argentino, los ingleses se pusieron en alerta.
Para las 10:25 el Hércules, luego de haber cumplido la primera parte de su recorrido, se acercó al Estrecho de San Carlos. Fue entonces cuando el radar del buque inglés Minerva lo detectó y dieron aviso a los Sea Harrier. Dos de ellos, piloteados por los tenientes Niguel Ward y Steve Thomas se dirigieron al blanco. Detectaron al Hércules a 10 km volando en dirección oeste al ras de las olas. Ward descendió mientras que Thomas quedó sobre el espeso manto de nubes, por si el Hércules decidía ascender.
Del Hércules se captó: "IFF encendido, estamos en emergencia".
Fue su última comunicación.
Pero, Voluntarios sobran
El primer Hércules que aterrizó en Malvinas fue el TC 68. Pero tiene otro récord que lo hace único en la historia bélica aérea. Así como las misiones descriptas más arriba tenían como objetivo el localizar blancos navales, al TC 68 se le dio la tarea de interdicción aérea que, en lenguaje llano, significa molestar e interferir líneas de abastecimiento de la flota inglesa.
Fueron 6 los voluntarios seleccionados para tal misión, que la encabezó el hoy comodoro retirado Roberto Cerruti.
Al Hércules -que llevaba el apelativo de "Tigre"- se le duplicó la autonomía de vuelo y se le adaptaron 12 bombas de 250 kilos, dispuestas debajo de cada plano.
Cerruti le explicó a Infobae que "más allá que cada misión tenía su nombre específico, nosotros la conocíamos como 'el loco' porque era una locura volar sin superioridad aérea; ni paracaídas llevábamos porque volábamos muy bajo. No existía nada parecido en el mundo. Nuestra única defensa era escapar". Lo que hacía fácilmente identificable a su tripulación eran las bufandas rojas que lucían, que la esposa del comandante había tejido expresamente.
Cerruti niega que llevaran adelante misiones suicidas. Recordó que "cuando la guerra terminó, en una de las charlas que brindó nuestro comandante, afirmó que 'éramos felices haciendo misiones arriesgadas'". Se le asignaba un área de búsqueda, a la que se tardaba en llegar entre cinco y seis horas. Si bien en el primer día no hallaron ningún blanco, al segundo averiaron a un petrolero inglés. Era el 29 de mayo. Fue ese ataque que determinó que el alto mando inglés dispusiera que la flota se corriese más hacia el Este.
¿Por qué la información estaba clasificada?
El último ataque del TC 68 fue a superpetrolero, de 250 metros de largo que, paradójicamente, se llamaba "Hércules".
El buque atinó a poner rumbo hacia la flota inglesa a toda velocidad, pero fue alcanzado por dos bombas, una arrojada del TC 68 y otra de un Canberra, pero que no explotaron. Cuando la guerra finalizó, el buque atracó en Río de Janeiro y, como se determinó que no se podían desarmar las bombas, fue hundido en medio del Atlántico. La empresa dueña del buque le inició acciones legales a la Argentina ante un tribunal de Nueva York, pero estas no prosperaron. Cuando el juicio comenzó, el gobierno argentino decretó el secreto, por tal motivo esos documentos fueron recientemente desclasificados y podemos conocer más acerca de esta historia. Por este motivo, también, los héroes recién ahora recibirán la condecoración por su coraje y entrega en defensa de la Patria. Tuvieron que esperar 37 años y que las misiones dejaran de ser secretas, para recibir este merecido reconocimiento.
El TC 68 estuvo a punto de ser desguazado, otra víctima más de las políticas de desinversión de las fuerzas armadas. Está en la base aérea de El Palomar y todo indica que será convenientemente preparado para ser exhibido en un museo. Porque al fin de cuentas, es otro héroe de Malvinas.
Por Adrián Pignatelli y Milton del Moral de Infobae - Quiénes & Porqué - Fuente: infobae.com - Puntal.com - notitdf.com - aposmalvinas.com - Foto: Suboficiales Mayores (R) Daverio y Puig tomada por Infobae

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