EL INTENDENTE DE MI PUEBLO

Por Walter R. Quinteros
El intendente de mi pueblo es, fundamentalmente, matemático.
Hace siempre un cálculo para demostrar por qué únicamente lo encontramos en su despacho el día del Trabajador.
Naturalmente las cuentas son un disparate plagado de cálculos engañosos que se parecen muchísimo a los informes con las cifras descabelladas, balances, y presupuestos que presenta nuestro extrovertido intendente.
El simpático cálculo es el siguiente:
Dice que: Un año tiene 365 días.
Pero en nuestra querido municipio tenemos derecho a 15 días de vacaciones al año, entonces nos quedan:
365 – 15 = 350 días laborales.
Como la mitad de los días son noches, asegura, hay que dividir el día en 2; esto es:
(350/2) = 175 días laborales.
A estos días debemos restar ahora los 15 días festivos que hay en Argentina, en los que no trabajamos. Nos quedan entonces:
175 – 15 = 160 días laborales.
Puesto que la jornada laboral es de 8 horas diarias y no de 12 horas al día, esto corresponde a las dos terceras partes, entonces obtenemos y, para desgracia del sindicato, que:
160 x (2/3) = 106,7 días trabajados.
Esta cifra la podemos aproximar por exceso a 107 días —les dice a todos los empleados a la hora de fijar paritarias—, teniendo en cuenta que algún día del año tuvimos que quedarnos unas horas extras para terminar un informe, un arreglito de calle, etc.
Por lo tanto sus cuentas van ahora en:
107 días laborales.
El año tiene 52 domingos que son días en los que no trabajamos, así que nos quedan:
107 – 52 = 55 días laborales.
El año también tiene 52 sábados. Al descontarlos nos quedan solo:
55 – 52 = 3 días laborales.
Como casi siempre en un año se presenta siempre alguna gripe o dolencia causada por estrés que nos afecta y nos obliga a pedir carpeta médica, por lo menos por 1 día de incapacidad, entonces nos quedan ahora solo:
3 – 1 = 2 días de trabajo.
Pero siempre podemos hacer uso de un compensatorio por diversas razones como ser: fiscal de mesa en las votaciones, por ejemplo, o tenemos autorizado un día de permiso para atender asuntos personales y esas cosas que suelen ocurrir. Por lo tanto, nuestro intendente descuenta 1 día más y nos queda tan solo:
2 – 1 = 1 día para trabajar en el año.
Ese único día de trabajo, en que lo encontramos sentado en su escritorio, fue justamente el día del Trabajador. El primero de mayo.
No nos quedó otra cosa que desearle:
¡Feliz Día del Trabajador, intendente de mi pueblo!
Walter Ricardo Quinteros / Quiénes & Porqué

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