TODOS SOMOS BOCA SUCIAS

 OPINIÓN

Y los mal hablados de la política 

Por Walter R. Quinteros

Cuando escribimos, uno se cuida, por respeto, porque es una persona mayor, porque más o menos fue educado y, porque si. Pero resulta que hoy por hoy, si vemos y escuchamos desde canciones, guiones de películas y monólogos en las redes sociales, solo escuchamos malas palabras. ¿Las palabras son malas? No. Los insultos si. Y se repiten como parte de nuestra vida.

Roberto Fontanarrosa dijo una vez que no iba a lanzar ninguna teoría, pero que un congreso de la lengua era un ámbito apropiado para plantear preguntas y eso iba a hacer. La pregunta es por qué son malas las malas palabras, ¿quién las define? ¿son malas porque les pegan a las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se deterioran y se dejan de usar?

Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. Pero no sé quien las define como malas palabras. Tal vez al imaginarlas las hemos derivado en palabras malas, ¿no es cierto? Muchas de estas palabras tienen una intensidad, una fuerza, que difícilmente las haga intrascendentes. De todas maneras, algunas de las malas palabras... no es que haga una defensa quijotesca de las malas palabras, algunas me gustan, igual que las palabras de uso natural. Tomen.

Paso un aviso; en las mesas de los bares yo soy un boca sucia, otro tanto cuando mis dedos enrojecen al apretar los alambres olímpicos de las canchas de fútbol, por el mal fallo de un árbitro. Pero como soy escritor y todo el mundo me conoce por ello, digo: ¡Ché, mastuerzo zopenco, a ver si aplicás el reglamento y sancionás las infracciones como corresponde, hijo de una desventurada meretriz, pelandusca! 

La hinchada, con los celulares buscan en Google: pelandusca. Pero como no soy "Hacedor de Cultura", que cobra espacios en radio, mejor me callo. Pero consta en actas, que al lado de los políticos de mi Patria soy un bebé de pecho.

Ayer, Martín Menem les dijo a los diputados libertarios: "Los quiero puteando, nada de algo pacífico". Y la arenga siguió: "Es la sesión más importante de los últimos 20 años para ser parte de la historia. Dientes apretados en todo momento. No bajemos la guardia".

Convengamos que un vestuario de fútbol tiene más códigos.

La diputada de izquierda Vanina Biasi trató de "gil" a Martín Menem. Es decir en suaves términos, "no se haga el boludo".

Y, ante la respuesta de Menem, la diputada Cecilia Moreau agregó: "A mí no me pelotudees, a mí no me pelotudees".

Finalmente, la moción de Biasi para ir a un cuarto intermedio se sometió a votación nominal y fue rechazada: 140 votos en contra, 93 a favor y 3 abstenciones. La intención de la izquierda, de embarrar la cancha, sufrió otra derrota.

La diputada Marcela Pagano con megáfono en mano sacó unos trapitos al sol. Trató de "fascista" a Menem, "no le tengo miedo. Yo trabajo para Javier Milei, no para usted". ¿Cómo? Otros socios de La Libertad Avanza, se mostraron cariñosos entre ellos, como son las suegras con sus nueras, fue un un momento llamativo que se produjo cuando el diputado Lisandro Almirón le pidió disculpas al diputado aliado del oficialismo, Oscar Zago, por la pelea que protagonizaron en la última sesión. —Zago, ¿querés, que te dé un pico?, vení Zago querido, ¡vamos Argentina!

¡Qué noticia sería si quién esto escribe llama al filho de Pluta del árbitro y le pide un piquito! ¡Qué noticia sería si un intendente de por aquí cerca nomás, me pide lo mismo!

Veamos al presidente Milei: Desde su asunción en diciembre de 2023, el Presidente pronunció al menos 1.051 insultos, descalificaciones o ataques en discursos, entrevistas y redes sociales, con un promedio de 2,4 por día. Dice el sitio Chequeado.

El diario LA NACION le cuenta veintinueve puteadas en un discurso en el Parque Lezama. "Casta putrefacta", "ensobrados", "kukas", "manga de delincuentes", "ladrones", "mentirosos", "traidores", "cobardes", "imbéciles", "ratas miserables, "culo sucio", "degenerados fiscales", "zurderío inmundo". 

¿Desde el inicio de la presidencia de Milei, la puteada de Estado se ha vuelto una política comunicativa sostenida?

Para el periodista Esteban Schmidt, "su léxico tumbero lo diferencia de sus antecesores y de sus competidores que han creído que a ese cargo se llega simulando una educación de la que, a lo mejor, se carece, esa simulación no sirvió para gran cosa". Schmidt pone el dedo en una de las aristas del gran tema de Milei y los insultos como hábito político: "el contraste entre la efectividad política de su verba rabiosa y el vaciamiento de la política de buenos modales".

El periodista Alberto Amato en el 2022, supo reunir algunas frases que se dijeron, y que delinearon los primeros meses de aquel año, una nueva forma de hacer política en la Argentina: el alarido, el insulto, el desprestigio, el desprecio, la chicana, una especie de cierta forma de violencia. Es un rosario de insultos de políticos a todos nosotros. Aquí solo publico un ejemplo. "Disfruten de las termas", lo dijo Luana Volnovich, extitular del PAMI, a un grupo de jubilados en un mensaje desde sus vacaciones en el Caribe. Tremenda hijaputez.

El periodista Diego Dillenberger se pregunta si la guaranguería política digital en la Argentina llegó para quedarse. En la era de Javier Milei, lo que mejor está dando resultado en política es hablar mal, el uso constante de las "malas palabras". Dejando de lado los términos "carajo" y "boludo", recopiló en los últimos dos años la friolera de 23 millones de insultos, de los cuales 5 millones se registraron solamente durante la última campaña electoral.

Según el "insultómetro político", los campeones del insulto vinculado a la política son: El presidente Javier Milei se lleva la corona. Cristina Kirchner obtuvo su "medalla de plata". El gobernador bonaerense Axel Kicillof, ocupa el tercer puesto. 

Sergio Berensztein llama a no creer que la política se agota en el microcosmos de las redes sociales en el que la gente ventila su rabia sin frenos ni censura: "la política es mucho más que las redes sociales". Lo dice como fanático hincha de River y hace una comparación interesante: "El fútbol es mucho más que los insultos o las barras bravas".

A mi me dijeron una vez, "hablar bien no te cuesta un carajo y te va a dar un resultado de la san pu.. culi...".

¿Ves vos? 

Clarito.





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