ATENTOS CON ESTE ANTECEDENTE

POLÍTICA / HISTORIAS

Ingrid Lausberg forjó su carrera utilizando causas sociales como pantalla para escalar políticamente, mientras operaba en las sombras con alianzas dudosas y favores cruzados

Por NOVA

La "Gaturra" Ingrid Lausberg siempre operó bajo una lógica perversa: moverse entre los más vulnerables. Su estrategia es clara: rodearse de personas de bajos recursos, aquellas que, por su situación, están más predispuestas a creer que Lausberg “los ayuda”. Para ella, sin embargo, estas personas son un trampolín perfecto.

Es entre esa “pobre gente que no entiende nada” (como “cuidacoches”, “trapitos” o “aborígenes”) donde logra sobresalir, encontrar una “causa justa” que le permita mostrarse, ganar visibilidad y posicionamiento público.

Aunque intenta forzar su presencia en espacios intelectuales o de clase acomodada, no logra destacarse: no es aceptada. Y no es casual. Justamente en esos ambientes, donde hay lucidez, preparación y olfato, la desenmascaran en dos minutos.

Su base de operaciones siempre fue la misma: los más desfavorecidos. Ahí es donde ella puede ser alguien, porque “nadie la reconoce ni le da lugar” en otros ámbitos.

Su crecimiento mediático se dio tras asumir la defensa de los “Trapitos y Cuidacoches”, a la vez que posaba como defensora de los aborígenes de Amaicha, armando fundaciones e instagrams pedorros como ella, para promocionar su accionar.

También empezó a mostrarse con “Tucu Humanas”, otro grupo del montón, para sostener su lógica perversa: usar a los más vulnerables como plataforma para figurar.

Tras la eyección de Osvaldo Jaldo, volvió corriendo a ese mundo del que había quedado olvidada. Una tilinga de manual.

La telaraña de intereses

Las maniobras de Lausberg dentro del Canal 10 se explican también a través de su vínculo con Felipe “P... Corta” Seia, hombre de marketing de AgNaumcorp (Naum Alperovich) y de InTucumán Infonegocios.

El nexo entre Canal 10, AgNaumcorp e InTucumán está teñido de sospechas: “acuerdos estratégicos” que no servían para absolutamente nada (ni económica ni institucionalmente), salvo para que ellos pudieran mostrarse en medios afines simulando trabajo y compromiso.

Lo que se desconoce es si Naum Alperovich y los accionistas de Infonegocios estaban al tanto de estas operaciones de “La dupla Neuronas”.

Aunque Lausberg fue rajada de Canal 10, su sociedad con Seia continúa. ¿En qué nuevo curro lo meterá ahora?

La obsesión por Naum Alperovich y el consuelo “P... Corta”

La ambición de Lausberg no se limitó a lo político. Es vox populi que siempre quiso cogerse a Naum Alperovich, hermano del exgobernador José Alperovich. Pero todos saben que a la Gaturra “no le da el pine”. Naum, como tantos de la socialité tucumana, “tendrá muchas cosas, pero no es boludo”. Jamás estaría con una tilinga de esa calaña. A lo sumo, se consoló con lo que pudo: Felipe “Trapito” Seia.

El pobre Seia, paracaidista cordobés traído por Alperovich para gestionar imagen, comunicación y marketing, fue presa fácil de la trepadora. Se tragó el verso de estar cerca de la Directora de Canal como símbolo de status. Pobre Alperovich: le salió el tiro por la culata.

La triangulación entre AgNaumcorp, Infonegocios y Canal 10 fue básica: desvío de fondos, facturas fantasmas, eventos, acuerdos vacíos, y prensa amiga para posicionar. A esto se suma el prontuario de Lausberg: inoperancias, trepadas, psicopateadas, tilinguiadas… lo que deja a Seia, sin dudas, en un lugar más que sospechoso.

Los primeros encuentros: el gato y el trapito

Entre eventos y reuniones, Lausberg y Seia se conocieron. Ella como “directora” de Canal 10; él como operador del clan Alperovich. Lausberg vio rápidamente en “Trapito” una oportunidad para acercarse a su verdadero objetivo: Naum o su círculo.

Seia, novato y sin olfato, cayó de cabeza. Los vecinos del edificio de la avenida Perón, propiedad de Alperovich, cuentan que la Gaturra entraba por los techos, entre gritos elocuentes y escenas bizarras. ¿Folklore hippie-pachamámico? ¿Sexo desenfrenado? ¿Planes para el próximo “convenio estratégico”? Quién sabe.

Lo cierto es que, entre "cariñitos" en los valles, Lausberg se aseguró su “currito”, mientras Seia, dicen, “se come el verso y la argolla dilatada”.

El final de una era: ni Dios la quiere

La decisión de Jaldo de desplazar a Lausberg marcó el final de un ciclo de ineficacia y escándalo. “Ni Dios la quiere”, dicen. Su vida es un cúmulo de psicopatía y perversidad. Nadie la soporta: ni Jaldo, ni sus ex, ni los del canal, ni sus supuestos amigos, ni siquiera sus propios padres.

A pesar de dos años de exposición, sigue con apenas 3 mil seguidores en redes. Se sacó fotos con famosos, dirigió programas, organizó eventos... y no mueve el amperímetro. Mientras otras conductoras con un poco de carisma llegan a los 150 mil, ella se queda en el llano.

Operativo Lavada de Imagen: “Trapito” se come el buzón

Hoy Ingrid Lausberg es un testimonio del ocaso. Con cuarenta y tantos, traqueteada, con dos hijas, una adolescente que ya lo ve todo y una menor que aún necesita una madre digna, la Gaturra enfrenta el desafío de reconstruirse. Y mientras tanto, usa a Seia.

Seia cayó redondo. Vino solo, novato, sin calle, y se comió el cuento. Lausberg lo manipula, lo maniobra, lo tiene bien agarrado. Su cercanía con el mundo Alperovich lo convierte en presa perfecta para ella: sumiso, ignorante, útil.

El enigma Seia: ¿interés o ceguera total?

Lo de Seia no cierra salvo por una razón: guita. O una ceguera total. Porque para meterse con alguien tan berreta como Lausberg, o sos cómplice, o sos un salame. Tucumán está lleno de mujeres. ¿Y justo te vas a enroscar con esta?

La olla se destapó. La Gaturra empieza a caer. La pregunta es: ¿se investigará a fondo o todo quedará encubierto?

La sucia maternidad: una mancha indignante en su historial

La historia de Sophie y Joaqui: no, no son las hermanas de L-Gante, son las hijas de la “Gaturra” Lausberg.

Lausberg se presentaba en uno de sus tantos perfiles de LinkedIn como "promotora de la dignidad humana y gestora del bien". Sin embargo, esta imagen pública choca frontalmente con lo que en Tucumán se sabe desde hace 20 años.

La concepción de su primera hija fue el resultado de “putanear” (hoy, más delicadamente, se dice chonguear), y la segunda nació fruto de una relación tan complicada que, para no herir a los involucrados, por ahora mantenemos en resguardo. Pero ambas situaciones reflejan la perversidad que la ha impregnado desde siempre.

La carita de Heidi y el estilo Miss Simpatía no esconden más que un ser despreciable por tocar uno de los temas más sagrados de la vida humana: la maternidad y la paternidad. La mayor, Sophie, “nació cuando la Gaturra empezó a putanear ya de pendeja”. Porque ser puta se empieza de joven, ¿vio?

Por respeto al padre y a la criatura, no vamos a profundizar, porque no merecen estar metidos en la inmundicia que es su madre. Sólo revelamos que el padre de Sophie es Diego Rija, abogado y ex compañero de estudios de Lausberg en Tucumán.

Se lo conoce como un tipo normal, que tuvo que “hacer malabares” para evitar que Lausberg abortara, luego lograr el reconocimiento legal de su hija, y hasta pedirle un ADN. De tan “putarraca” que era, Gaturra le hizo la vida imposible. "Pobre la Sophie", lamentan allegados. "Ojalá nunca se entere de todo lo que pasó entonces".

Y sin embargo, esta mujer tiene la osadía de ir a programas a hablar del "rol y la defensa de la mujer". ¿Se puede ser tan, pero tan cínica, perversa y turra?

Joaqui: la tristeza heredada

La segunda hija, Joaqui, lleva en la cara una tristeza que arrastra desde la cuna. Con facciones claras de diaguita, mezcla entre la madre y el padre del momento: Ramiro Taboada, un médico más buenudo e inocentón que Rija, de quien también evitamos entrar en detalles por respeto a su padecimiento.

Esto fue hace unos 8 años, cuando la Gaturra aún no había comenzado a pleno con sus andanzas ni su deseo de protagonismo.

Taboada, aunque kirchnerista y con “toda la agenda 2030 encima”, se hizo cargo con todo el honor de padre. Porque la Turra nunca fue una madre presente, ni tuvo un vínculo materno real con ninguna de sus dos hijas.

A pesar de sus esfuerzos recientes por mostrarse como madre ejemplar, quienes la conocen aseguran que "en el fondo prefiere mil veces su ambición personal y al macho del momento que bancarse a sus hijas". Su comportamiento es el típico de los personajes psicopáticos: detectar la presa y moverse según lo que el otro valore.

Trapito: el próximo engañado

Pobre Trapito. La Gaturra lo va embaucando y él se las va comiendo todas, de a poquito. Y lo peor: ¡le cree! Aunque la tiene corta, que se cuide: el bombazo le puede llegar en cualquier momento. Aunque Felipe Seia sea un pelagato, la Gaturra (ya de vuelta y frustrada en sus chances con alguien de guita) podría tranquilamente encajarle la tercera cría.

El perfil psicópata camaleónico: de "promotora de la dignidad" a la doble moral que indigna

Su militancia por los derechos humanos y los vulnerables no es más que un discurso de cotillón de una verdadera psicópata manipuladora. Pasó de "defensora de los pobres" a hablar del "rol de los medios de comunicación pública" y la “democracia informativa” apenas asumió, dejando en el olvido sus banderas iniciales.

Así, empezó a mostrar que hacía 8 millones de cosas por el canal de los “queridos tucumanos”, cuando en su “puta vida tuvo ni tiene idea de comunicación, ni de medios, ni de administrar algo”, se escuchaba decir dentro del canal tras su salida.

Junto con este viraje discursivo llegó también su transformación estética: del “pelo rosa” y la vestimenta bolche-hippie defensora de trapitos y aborígenes, a las “camisas de seda y pantalón blanco”. Un nuevo acto de su doble moral y oportunismo.

La Gaturra desenmascarada

Todo culminó a fines de marzo de este año con el despido definitivo de Ingrid Lausberg. La “petera” que llegó por “gato” se fue por “inepta”, dejando en evidencia no sólo su total incapacidad para la gestión, sino también un historial que, según las revelaciones, incluye “delitos legales” y, sin duda, graves faltas a la moral.

La “Gaturra” finalmente empezó a pagar el precio que debería haber empezado a pagar hace años.

(Agencia NOVA / Foto: Comunicación Tucumán)


Comentarios